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CLUB DE CINE

'Elephant': El germen de la masacre de Columbine

La reciente matanza de Aurora y el 60 cumpleaños de Gus Van Sant nos llevan a revisar la controvertida 'Elephant', ganadora de la Palma de Oro en 2003.

Por Jorge R. Tadeo 24 de Julio 2012 | 11:00

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La desgraciada matanza de Aurora durante el estreno de 'El caballero oscuro: La leyenda renace', nos hace echar la vista atrás para recordar 'Elephant' de Gus Van Sant, director que además hoy mismo cumple 60 años y que retrató en este film los acontecimientos que sucedieron en 1999 en el instituto de Columbine, a solo 35 kilómetros de Aurora y en el mismo estado de Colorado, con similares y lamentables consecuencias: 13 personas muertas, 24 heridos y el suicidio de los jóvenes ejecutores de la carnicería.

El espinoso tema ya había dado pie a un certero análisis de la violencia en Norteamérica en el excelente y aclamado documental 'Bowling for Columbine' del célebre Michael Moore, aunque en aquella ocasion la masacre se trataba de un mero pretexto para denunciar la cultura de las armas en Estados Unidos.

 Imagen del rodaje de Elephant

El objetivo de Van Sant es bien distinto. El cineasta escoge el camino del experimentalismo para dibujar por medio de largos planos secuencia un caleidoscópico retrato introspectivo de varios personajes implicados en el suceso (victimas, asesinos, testigos directos, familiares), intentando recrear el contexto de la masacre, de modo que a través de la visión objetiva y distanciada del mismo, el espectador pueda juzgar y buscar sus propias respuestas ante la evidente pregunta que surge ante estos estallidos de violencia: ¿por qué?

Tan fuerte, tan cerca

Hay un llamativo y continuo contraste de objetividad / subjetividad en el planteamiento de la obra. Van Sant mantiene una evidente distancia con sus personajes y hechos, con pretendida frialdad y apartando cualquier atisbo emocional o melodramático, optando por un acercamiento casi documental a los hechos que narra. No toma partido, no privilegia un punto de vista frente al resto. Solo muestra.

 Los protagonistas de Elephant

Sin embargo, cada personaje tiene su propio episodio en el que seguimos muy de cerca (esos largos travellings que enfocan la realidad desde sus nucas) su particular visión de la realidad y a través de un virtuoso juego narrativo, sus historias se entrelazan para lanzar un elocuente mensaje metacinematográfico al espectador, consistente en que un hecho no puede ser explicado de manera completa si no se observa desde un punto de vista múltiple (de igual modo que un análisis de la violencia no es válido si no atiende a los diferentes factores del entorno en el que se produce).

Esa aseveración bastante extendida de que uno de los grandes logros de 'Elephant' es que su director no pretende en ningún momento buscar una razón para los hechos, resulta muy discutible. Van Sant refleja episodios de acoso escolar, bulimia, homosexualidad reprimida, videojuegos violentos, frustración escolar, padres indolentes... que lo haga de manera más o menos sutil, sin subrayados, es un mérito. Pero de ahí a que el director no se pregunte por el germen de la violencia, dista un abismo (de hecho, hubiese sido de una frivolidad alarmante abordar este tema sin indagar minimamente en qué caldo de cultivo puede llevar a este tipo de desgracias).

 Escena de Elephant

Pero el mayor problema del film (además de un ritmo contemplativo que a veces funciona como transmisor de la rutinaria existencia de sus protagonistas, como reflejo de la calma antes del caos y otras simplemente llega a agotar a pesar de sus escuetos 80 minutos de metraje) es cuando Van Sant se pone lírico, con Beethoven sonando de manera más que gratuita en medio de pretenciosos travellings tan virtuosos técnicamente como vacíos de significado o de utilidad narrativa. Por otro lado, resulta discutible ese acercamiento sexual entre los protagonistas previo al violento asalto al instituto, que por un instante parece querer convertirlos en unos modernos 'Bonnie and Clyde' o esa imagen de Hitler en el televisor... Demasiado obvio para un film que casi siempre apuesta por lo sutil.

De todas formas merece verse 'Elephant' porque resulta impagable como ejercicio de estilo, porque inquieta y porque, en efecto, por momentos convence en su fabulación sobre el contexto en el que sucede la matanza. Y porque logra mantener la suficiente distancia para que el espectador juzgue por sí mismo y reflexione sobre las razones (o la mera sinrazón) que generan este tipo de estallidos violentos. Una obra arriesgada, discutible, pero muy interesante, que se llevó en 2003 la Palma de Oro y el premio al mejor director en el Festival de Cannes.

Películas
Elephant 7,5 Elephant
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