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CRÍTICA

'Fin', ambicioso pero descafeinado nuevo orden mundial

El primer largometraje de Jorge Torregrossa se apoya demasiado en la atmósfera y los actores para crear la tensión, pero un apocalipsis siempre necesita un poco más de acción.

Jesús Agudo
Por Jesús Agudo Más 23 de Noviembre 2012 | 09:05
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Cuando el cine español se desvía de sus senderos más habituales, mal no le ha ido. El cine de género ha conseguido crear una marca propia llena de talentos en nuestro país, que han superado todas las fronteras. El fin del mundo era de las pocas cosas que nos quedaba por conquistar. Jorge Torregrossa nos trae el apocalipsis.

Fin

El argumento de la novela de David Monteagudo nos traslada a un escenario que juega perfectamente con algo que a nuestros directores se les da realmente bien: transmitir sin excesiva decoración. 'Fin' es una película de ciencia ficción en la que los efectos especiales casi no hacen acto de presencia, la angustia viene dada por la propia situación a la que se enfrentan los protagonistas.

Nos encontramos en las montañas, en una pintoresca casa rural en la que un grupo de amigos decide reencontrarse tras años alejados. Una noche, todos presencian un destello misterioso en el cielo, que derivará en la desaparición de la humanidad, menos ellos. ¿Y si son los siguientes en desaparecer? Quizás todo es un plan de un amigo suyo del pasado, llamado "el profeta", que fue el que quiso que estuvieran todos juntos.

Ni fuego, ni terremotos, ni olas gigantes, 'Fin' se sirve de la nada para introducirnos en una situación llena de incertidumbre, que consigue mantener nuestra curiosidad bastante despierta a lo largo de la película. Los efectos digitales son muy pocos, y eso hace posible el haber podido invertir en unos escenarios espectaculares pero igualmente desoladores, uno de los grandes puntos de la película. Todo el peso de la acción recae, pues, en los actores.

Fin
Por el lado femenino no hay nada que objetar. Maribel Verdú lleva la voz cantante a pesar de ser más secundaria. Ella sola se come en talento a los demás, a excepción de la siempre fantástica Clara Lago, que mantiene con soltura su papel de "extranjera" en el grupo. Carmen Ruiz también salva bien su lado más desgarrador. Sin embargo, la mesa cojea por el lado masculino. Daniel Grao no es capaz de llenar ese papel de líder en una catástrofe, un personaje lleno de sombras como el suyo parece venirle grande. Y hay que elogiar que Andrés Velencoso lo haya intentando en su primer trabajo como actor, pero no deja de notarse su inexperiencia.

A pesar de ello, la correcta sucesión de acontecimientos de peligro o suspense es capaz de, en general, crear una atmósfera en la que el espectador podrá verse partícipe, aunque siga resultando igualmente plana para ser una cinta con un tema tan inquietante como el fin del mundo. Le ocurre como a 'Perdidos', referencia omnipresente en todo el metraje, no consigue que toda la trama mantenga el nivel, quizás es demasiado ambiciosa en confiar solamente en una situación y unas interpretaciones, además de mucho "carpe diem".

Sin efectos especiales, sin respuestas

El espectador que vaya buscando una película mascadita, puede irse olvidando, ya que en la ignorancia de los personajes, y del público, se basa el interés de 'Fin', y se convierte en su mayor virtud. Todos los personajes presentan un pasado miserable, están podridos, y el final les ha pillado por sorpresa. Querremos saber más, tanto de ellos como de lo que ocurre a su alrededor. Si el ritmo se consiguiera mantener a lo largo de la película, nos esperarían unas buenas conversaciones post-visionado, pero la monotonía no conseguirá captar nuestra atención más allá de los primeros minutos.

Técnicamente, 'Fin' goza de una interesante fotografía, gracias sobre todo a los ya elogiados escenarios. El importante papel de los animales, y una correcta banda sonora otorgan puntos a este ambicioso intento de mostrar el apocalipsis sin alardes o fuegos artificiales. El trabajo de Torregrossa marca un buen punto de partida para su carrera en el largo, pero la sensación final podría haber sido mucho mejor. Quizás algún que otro elemento "Emmerich" sí termina siendo necesario para destruir a la humanidad.

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