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CRÍTICA

'El atlas de las nubes', gotas en el océano

Andy y Lana Wachowski, junto a Tom Tykwer, firman una sucesión de historias conectadas, pero ellos ven más nexos de unión de los que realmente hay.

Jesús Agudo
Por Jesús Agudo Más 22 de Febrero 2013 | 09:16
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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A los Wachowski se les pueden reprochar muchas cosas a estas alturas. Destrozaron una película de la talla de 'Matrix' con dos secuelas, y tampoco convencieron a los fans de 'Speed Racer' con su versión cinematográfica (aunque a mi me resultó curiosa en lo visual y, por lo menos, entretenida). Su nueva película no es un proyecto cualquiera, es un mastodonte. Si ya de por sí sería una tarea difícil para cualquiera el hacer justicia a 'El atlas de las nubes', con Andy y Lana detrás, hay que entrar con la mente abierta.

El atlas de las nubes

Los hermanos se han cubierto las espaldas para que nadie les pueda decir que no lo han intentado. Se alían con un director como Tom Tykwer ('Corre Lola, corre') y se reparten los segmentos en los que se divide la novela de David Mitchell. Contratan a actores de la talla de Tom Hanks, Halle Berry, Hugh Grant, Jim Broadbent, Susan Sarandon, Ben Whishaw, Hugo Weaving, Jim Sturgess o James D'Arcy. Y les ponen a hacer de varios personajes a cada uno. Es fácil que la idea llame ya la atención.

'El atlas de las nubes' está dividido en seis historias situadas en distintas épocas, desde el siglo XIX al futuro. Cada una está relacionada con la anterior y la siguiente, pero cada una tiene su propio tono, incluso género cinematográfico. Su moraleja principal es que el pasado y el presente afectarán al futuro de formas que nunca imaginaríamos.

Hay cosas para las que los Wachowski son de lo mejorcito. Una de ellas es en valentía por echarse a la espalda un proyecto como éste. Otra es darle el poderío visual que vemos en 'El atlas de las nubes'. A este respecto, la factura es impecable, cada fragmento tiene su estética y, sin innovar en los tonos, funciona perfectamente para impactar en una pantalla grande. La banda sonora de la película también resulta cautivadora, quedando claro que, en el lado técnico no hay quejas.

En el interpretativo prácticamente tampoco. Todos los actores han tomado este proyecto con cariño, y eso se nota en que, a pesar de todas las identidades que llegan a tener, la gran mayoría son capaces de abrir el abanico con soltura. El maquillaje ayuda más a unos que a otros, pero tampoco se pueden encontrar muchos "peros" por parte de los actores.

El atlas de las nubes
Y sin embargo, 'El atlas de las nubes' no llega a funcionar. Gran parte de la culpa se debe a las tres horas que dura. Aunque hay cintas de hora y media que aburren más, el esfuerzo mental de intentar unir tantos puntos conseguirá que muchos se apeen a mitad de trayecto. Sobre todo cuando esos puntos son de la típica cosecha Wachowski, y no de la historia original.

Océano embravecido

Mientras que el libro divide cada historia en dos partes y las cuenta primero de forma cronológica y, desde el futuro, va volviendo hacia atrás para cerrarlas, la película opta por un montaje-coctelera en la que vamos saltando de una a otra sin orden ni concierto, con una especie de uniones temáticas del estilo de "guerra", "amor", etcétera, sacadas de la cabeza de los directores. Si bien esa forma de narración es, quizás, más efectiva para un largometraje que la del libro, si no hemos leído la novela, el resultado será de complicado seguimiento. Además, se pierde por el camino la unión entre los personajes. El gran fallo de la película.

Los Wachowski y Tom Tykwer intentan buscar enlaces donde no los hay. Hay siempre un elemento en cada historia que lo une con la siguiente, y no hay mayor pretensión que mostrar cómo nuestros actos afectan al futuro, en mayor o menor medida. Los directores buscan una filosofía mucho más compleja, despista haciéndonos creer que entre los personajes hay una conexión mucho mayor, y no la hay. La cinta se vuelve un laberinto que, realmente, no tiene mucha salida. Muy a cuento viene el símil que utiliza el personaje de Doona Bae, "todos somos gotas de un mismo océano", para explicar que los movimientos de todos hacen que el mundo cambie. Pero también podemos utilizarlo para expresar el resultado de la película: una sucesión de personajes que no llegan a marcar, una serie de historias supuestamente unidas que no llegan a hacerlo, una madeja que no hay forma de desenredar. Un montón de gotas juntas, pero revueltas, mezcladas y agitadas.

Y todo por empeñarse en buscar terceras y cuartas lecturas, por buscarle la complejidad extra a algo difícil ya de por sí. Y es una pena, porque el libro es más que recomendable. Muchas de sus historias son capaces de cautivar, y de conseguir hacernos pensar. 'El atlas de las nubes', versión cine, no llega a ser más que un gran espectáculo visual, y todo un pasatiempo intentando descubrir quién se encuentra detrás de cada prótesis. Todos estamos conectados, sí, pero a los hermanos les cuesta todavía encontrar el nexo con nosotros.