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CRÍTICA

'Al encuentro de Mr. Banks': Una carta de amor al Cine y a los engranajes de Hollywood

John Lee Hancock dirige a Emma Thompson y Tom Hanks en un sentido homenaje al Cine como mágico mecanismo de ilusiones y a los engranajes de Hollywood.

Por 31 de Enero 2014 | 10:27

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'Al encuentro de Mr. Banks' son dos películas en una, o mejor dicho, hay una interesante película oculta debajo de otra que puede ser pasada por alto si se hace un juicio rápido sobre el filme. No, no me refiero a 'Mary Poppins', la icónica película de 1964 producida por Walt Disney que el filme de John Lee Hancock se dedica a desmenuzar, sino al dibujo que traza de los mecanismos creativos del cine de Hollywood de antaño y la relación de dependencia entre éste y el espectador.

Al encuentro de Mr. Banks

Pongámonos en situación. Alrededor de 1950, Walt Disney leyó a sus hijas la serie de libros 'Mary Poppins' firmados por la escritora inglesa P.L. Travers y les hizo la promesa de que llevaría a la gran pantalla esa historia que tanto les había conmovido. Durante más de quince años intentó, sin fortuna, convencer a la escritora para que le cediera los derechos de las novelas para adaptarlas al cine lo que, como todo el mundo sabe, acabó ocurriendo en 1964. Con esta premisa, John Lee Hancock (director de 'The Blind Side') plantea el filme de manera muy astuta y, junto a las guionistas Sue Smith y Kelly Marcel, abordan la historia de tal manera que, a medida que avanza, va mudando sus capas para descubrir su auténtico corazón.

Me explico. El primer acto del filme se nos presenta como un pícaro escenario meta-cinematográfico donde explotar el gracioso arquetipo de la "extraña pareja" que forman Walt Disney (un solvente Tom Hanks) y P.L. Travers (espléndida Emma Thompson). Travers, después de años rechazando a Disney, acepta entrar como asesora en la producción de 'Mary Poppins' a cambio de poder introducir todos los cambios que ella precise en el guión. Ese tramo del filme, así como la estructura de toda la película, es de manual del Hollywood más clásico. Se juntan a dos personajes completamente antagónicos y se recalcan sus diferentes personalidades en busca de la sonrisa cómplice de la audiencia y, cuando el espectador se ha encariñado de ambos personajes, se introduce el melodrama en el relato. Esta maniobra tan hollywoodiense podría caer en la convención más irritante si no fuera porque el duelo actoral entre Tom Hanks y Emma Thompson quita el hipo, y porque la historia está narrada con tanto cariño y delicadeza que resulta imposible no simpatizar con los personajes y disfrutar de ese anverso que se nos muestra de 'Mary Poppins'.

Al encuentro de Mr. Banks
Pasado ese primer acto, la película se zambulle de lleno en el drama que el personaje que Thompson carga en sus espaldas. Ese trauma de su infancia que le impide desprenderse de su creación más preciada y, a la vez, más personal. Quizás, esta parte del filme sea la más floja de toda la cinta pero, cuando el espectador cree que es hora de que las lecciones morales lleguen para los personajes (que llegan), 'Al encuentro de Mr. Banks' se revela como una emocionante carta de amor al Cine.

Una carta de amor al Cine

En el fondo, 'Al encuentro de Mr. Banks' es un sentido homenaje a esa magia que posee el Cine para hablar de nosotros mismos, al Cine como mágico mecanismo que exorciza el alma y nos reconcilia con la vida. Al fin y al cabo, el Cine, como Arte, necesita del espectador para ejercer su función principal, que no es otra que producir una reacción emocional/sensorial en el sujeto al cual se expone y, 'Al encuentro de Mr. Banks', apela con mucho amor a esa perpetua búsqueda de la creación cinematográfica para llegar al espectador mientras celebra los engranajes del Hollywood más idealista para conseguirlo.

De esta manera, 'Al encuentro de Mr. Banks' (desafortunada traducción del inglés) no sólo se trata de un divertido acercamiento al proceso de gestación del clásico de Robert Stevenson, sino que también se trata de una conmovedora reivindicación de los cuenta-historias que, en palabras de Disney, "restauran el orden con la imaginación incitando a la esperanza una y otra vez".