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CRÓNICA

'Vivir es fácil con los ojos cerrados' y 'Las brujas de Zugarramurdi' se reparten el pastel de los Goya 2014

David Trueba y Javier Cámara se estrenan con sus primeros Goyas, mientras que 'Las brujas de Zugarramurdi' triunfa por número de estatuillas con ocho. Manel Fuentes decepciona.

Jesús Agudo
Por Jesús Agudo Más 10 de Febrero 2014 | 00:57
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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La gala de los Goya 2014 prometía mucho, y nos ha dado más bien poco. Sorpresas no han faltado, las vencedoras han sido bastante inesperadas, dentro de lo que cabe. Pero ni eso ha sido capaz de salvar una ceremonia que ha logrado ser incluso más tediosa que la del año pasado.

Terele Pávez

El Hotel Auditorium no parecía indicar los síntomas de dejadez que han acabado siendo la tónica habitual de toda la ceremonia. Para empezar, el propio maestro de ceremonias, Manel Fuentes, ha sido más un espectro que un presentador, apareciendo en cuatro contadas ocasiones (sin contar con los manidos vídeos en los que se metía en las películas candidatas) y dejando el listón casi por los suelos. Además de estar acelerado, el presentador de 'Tu cara me suena' no supo cumplir con las expectativas, jugando demasiado sobre seguro y dejando que muchos otros le robaran el protagonismo.

Entre ellos encontramos a Alberto Chicote, cuyo cameo fue uno de los "picos" de la gala, ejerciendo de jurado culinario de 'Caníbal'. También ganó puntos la ceremonia con Antonia San Juan, que formaba parte de una serie de sketches en los que ex maestros de ceremonia de los Goya ponían a parir a Manel Fuentes. De ellos, la única en dar la talla fue San Juan. Pero los grandes triunfadores de la noche fueron, de nuevo, los "Chanantes" de Ernesto Sevilla y compañía, que se marcaron una categoría nueva de películas no estrenadas, en los que consiguieron sacarnos las pocas carcajadas que hemos soltado esta noche. Y el biopic de Jordi Hurtado con Raúl Arévalo suena francamente bien. Terminar con Joaquín Reyes en plan FEMEN pidiendo otra subida del IVA, de lo mejorcito de la noche.

Lo político estuvo muy presente, como era de esperar, pero tampoco fue utilizado con mucha inteligencia. El ministro Wert y su ausencia fueron mencionados en más de una ocasión, con mayor o menor acierto, pero parece que esta vez quisieron hacer al revés que la gala anterior, en la que la reivindicación llegó por exceso. El resultado, por desgracia, fue bastante descafeinado, pasando bastante desapercibidas casi todas las quejas vertidas. Javier Bardem, por ejemplo, estuvo a punto de romper el gran momento de Terele Pávez, equivocándose en espacio y tiempo a la hora de quejarse. Tuvo que llegar David Trueba para realizar los discursos más pausados, más mordaces y más directos a donde tenían que ir. Cosa que no logró Enrique González Macho, que siguió erre que erre con las mismas palabras, los problemas de siempre, y un nuevo ataque a la piratería e Internet, dejando claro que sigue ciego ante las posibilidades que tiene la Red. Así la Academia no va a avanzar, y por tanto el sector se sigue poniendo más obstáculos, que no todos los problemas son de los políticos.

Aunque la gala fue menos lastimera de lo esperado, ha sido tan poco arriesgada, tan lenta, tan irregular, con el típico momento musical bochornoso y ese presentador soso a más no poder, lo que parecía iniciarse con fuerza, gracias a un vídeo muy bien preparado, se convirtió en un festival del sopor, con una realización bien floja y pocos recuerdos que llevarnos para la historia. Por suerte, los premios, que son lo importante, si lograron brillar como se merecían.

David Trueba
'Vivir es fácil con los ojos cerrados' acabó llevándose premios tan importantes como el de mejor película, mejor director o mejor actor protagonista. No sólo nos ofreció unos buenísimos discursos por parte de David Trueba o Javier Cámara, que por fin recibían sus goyas tras unos cuantos intentos previos, sino que le dieron el justo hueco a la comedia en la historia de los premios. Seis galardones se llevó esta preciosa oda a un profesor, Juan Carrión, que no dudó en luchar para cumplir su sueño. También se llevó el Goya a la mejor actriz revelación para Natalia de Molina, cuyo emotivo discurso llegó a conmovernos a todos.

'Las brujas de Zugarramurdi' suman y siguen

Si 'Vivir es fácil...' ha sido la vencedora por la importancia de sus galardones, 'Las brujas de Zugarramurdi' despuntó por cantidad. Ocho goyas se llevó la película de Álex de la Iglesia, que se encontraba en Argentina rodando y no pudo disfrutar de su noche. El galardón más importante fue para Terele Pávez, mejor actriz de reparto. Un merecidísimo primer Goya para la veterana actriz, que también dio, entre lágrimas, uno de los discursos más emotivos. Casi todos los premios técnicos fueron para 'Las brujas'.

'La gran familia española', que partía como favorita con once nominaciones, acabó llevándose solamente dos, una para Roberto Álamo como mejor actor de reparto y otra para Josh Rouse por la mejor canción. Fue la tercera más galardonada de la noche junto con 'La herida', que se llevó los premios a la mejor actriz para Marian Álvarez y el mejor director novel para Fernando Franco. 'Stockholm', 'Caníbal' y 'Todas las mujeres' se llevaron uno. Las grandes perdedoras fueron '3 bodas de más', '15 años y un día' y 'Todos queremos lo mejor para ella', que se han ido de vacío.

Lo que han dejado claro los Goya 2014, y todas sus antesalas, es que amor por el cine español sí que hay. Casi todas las películas nominadas han tenido su momento de gloria, ya sea en taquilla, en festivales, en los Feroz, los Forqué, las medallas del CEC o los propios Goya. Hay amor por las pequeñas historias, y por las películas más grandes. Por las historias corales y los recitales con pocos actores. Para el drama, pero también para la comedia. Pero esta gala no hace ninguna justicia a ese amor que querían profesar. Tan "low cost" les ha salido, que lo que podría haber sido toda una reivindicación a nuestras películas ha terminado siendo un recuerdo de que el ministro de cultura no estaba sentado en la gala. Y al final, casi parecía que había ganado Wert, sentado en su sofá, ahorrándose los largos discursos y la falta de chispa. Tenemos grandes historias, sabemos contarlas muy bien y es ahora el momento de reivindicarlas. Pero seguimos sin saber cómo festejarlas como se merecen en la llamada "gran noche del cine español", que esta vez ha parecido excesivamente pequeña, salvo en duración.