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CRÍTICA

'The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro': Energía a raudales

Andrew Garfield repite como el mítico Peter Parker en una aventura que supera lo visto en la primera entrega y que sabe sentar las bases para todo lo que está por venir.

Jesús Agudo
Por Jesús Agudo Más 15 de Abril 2014 | 09:30
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Manhattan se ha convertido en un nido de delincuentes, pero suerte que tienen al Hombre Araña para salvarlos de cada uno de esos problemas. Marc Webb nos trae de vuelta a Peter Parker en la que podemos denominar sin problemas como la película más ambiciosa del personaje de Marvel. Algo que ya se dijo de la tercera entrega de Sam Raimi, y al final terminó abarcando más de lo que pudo. 'The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro' es, sin embargo, la demostración de que sí se puede apuntar más alto y no pegársela en el intento.

The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro

Esta vez nos encontramos a Peter disfrutando de sus poderes por el cielo neoyorquino, pero no se ha olvidado de la promesa que le hizo al padre de Gwen Stacy. Los sacrificios que tiene que hacer en su vida personal por culpa de llevar el traje de superhéroe están haciéndose cada vez más difíciles de cumplir, hasta el punto de no saber qué le compensa más. Pero Nueva York le necesita.

Marc Webb ha querido mantener con esta secuela el tipo de Peter Parker que nos presentó en su primera entrega: guapo, ingenioso, guay. Andrew Garfield vuelve a interpretar al Spider-Man más atractivo para la juventud actual, pero que seguirá siendo demasiado ideal para los puritanos que prefieran al Peter tímido y pringado. Sin embargo, el británico le otorga un carisma que encaja perfectamente con esta versión de sus aventuras. Su sentido del humor recordará al Spidey de la mítica serie animada, manteniendo así un nexo con el personaje de siempre. A un servidor, por lo menos, le sigue convenciendo más este Peter que Tobey Maguire. Garfield hace un trabajo correcto, tanto en los momentos de humor como en los de melancolía.

Sin duda, la mayor virtud de esta secuela sigue siendo la química que despiertan los actores protagonistas. Las chispas entre Andrew Garfield y Emma Stone son totalmente palpables, haciendo muy creíbles los distintos altibajos por los que pasa la relación de Peter y Gwen. Además, Stone ejerce su papel de damisela en apuros como pocas, manteniendo su gran talento a pesar de su papel más secundario, conquistando cada escena en la que aparece, y haciéndole muy difícil a Marc Webb la tarea de buscar una Mary Jane que esté a la altura para superarla. El romance seguirá siendo central en esta película, dejando claro que el director de '500 días juntos' sigue más interesado en los personajes que en la acción, incluso dejándose llevar a veces por su lado más empalagoso, con escenas excesivamente azucaradas. Está claro que quiso aprovechar al máximo la pareja que ha logrado reunir, aunque a veces se pase de cupido. Por suerte, lo suple dando un porcentaje más alto al Peter Parker superhéroe de lo que lo hizo en su primera parte. Prepárense para la tormenta eléctrica.

The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro
Las escenas de batalla y los efectos especiales han sido amplificados y mejorados para darnos auténticas maravillas del género. Mezclando la estética de videojuegos, de planos subjetivos y tiempos bala, con las acrobacias de Spider-Man, tanto la escena que se desarrolla en Times Square como los momentos finales suben el ritmo de la película a niveles frenéticos, aprovechando además todo el potencial de la galería de villanos. El Electro de Jamie Foxx no sólo nos da los mejores momentos visuales de la película, gracias a unos poderes tecnológicamente impresionantes, sino que también presenta a un personaje muy curioso. Su evolución de hombre que quiere dejar de pasar desapercibido a semidiós de la electricidad le convierten en una gran incorporación a la mitología cinematográfica del personaje, pura descarga visual. Dane DeHaan encarna a Harry Osborn, alguien que acaba de entrar en el universo de 'The Amazing Spider-Man' pero que deja con ganas de más. El actor vuelve a demostrar lo bien que se le dan los villanos, haciendo un papel mucho más gratificante que James Franco, a pesar de que su relación previa con Peter no tenga el tiempo que merecería, por lo que no es tan palpable el vínculo entre ellos como la primera vez. Se queda como la semilla de un personaje que puede ser muy grande en entregas venideras. El Rhino de Paul Giamatti es simplemente anecdótico, solvente pero bastante absurdo para haber colocado a un actor de esa categoría. Ahora, que parece que el actor se lo ha pasado en grande en el rodaje.

Misterios sin resolver

Aunque el misterio que rodea a la historia de este capítulo haya sido bastante boicoteado a través de su campaña publicitaria, el largometraje sigue guardando varios ases en la manga. Por ejemplo, profundizaremos mucho más en la posición del padre de Peter en OsCorp y en los secretos de la compañía. En la primera escena, en la que Marc Webb vuelve a dejar patente que se le da mejor construir la historia que rodar las escenas de acción, entraremos de nuevo en el pasado de la historia, y ya desde ahí se comenzará a tejer la compleja telaraña con la que Sony pretende expandir el universo de su personaje estrella. Toda la película tiene esa ambición, y salvo ciertos momentos, en los que pesa el tiempo excesivo de la cinta, logra su objetivo. La inmortalidad, la responsabilidad de una máscara, el precio de la fama, la familia, el amor... Todo cabe en esta secuela que mejora lo visto en la primera parte y que, a pesar de contar con muchos aspectos mejorables, sabe abarcar casi todo lo que quiere de una forma entretenida, y también logra marcar los primeros pasos del resto de la franquicia de tal forma que mantenga nuestra atención, sabremos que no tienen miedo a tomar decisiones difíciles. El mejor momento del metraje es el clímax final, de los más intensos vistos en las últimas películas con superhéroes. La potencia de las batallas es tal que no extraña que los habitantes de Nueva York, en vez de huir, se queden pasmados mirando.

El estudio ha cumplido su principal meta con 'The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro', y es afianzar los cimientos que le ayudarán a abrir distintos frentes de un mismo universo. Lo hace con una pareja protagonista que demuestra la mejor química vista en este tipo de películas, con unos villanos que saben darlo todo y dejar con ganas de más al mismo tiempo, y con unas escenas de acción que alcanzan la espectacularidad necesaria para competir holgadamente en este género tan explotado, aunque deberían ser pulidas un poco más. Peter Parker acaba de empezar a ahondar en los misterios de OsCorp, y nosotros tendremos ganas de descubrirlos con él. Pero antes de hablar del futuro, Marc Webb nos proporciona un capítulo en la vida de Peter Parker que es, convenientemente, eléctrico.