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CRÍTICA

'Pompeya': La erupción del Vesubio al estilo Hollywood

Paul W.S. Anderson lleva a la gran pantalla este viernes 25 de abril 'Pompeya', una de las catástrofes naturales más conocidas de la historia de la humanidad.

Por Adrián Lavado Moreno 25 de Abril 2014 | 10:00

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En las últimas semanas han llegado al cine un buen número de películas catalogadas como históricas. Este viernes 25 de abril llega a los cines españoles la siguiente. Paul W.S. Anderson lleva a la gran pantalla 'Pompeya', una de las catástrofes naturales más conocidas de la historia de la humanidad. Ya en los comienzos del séptimo arte, en 1908 en concreto, se abordó el tema de la erupción del Monte Vesubio que sepultó la ciudad italiana bajo el título de 'Los últimos días de Pompeya', filme dirigido por Luigi Maggi basado en la novela homónima escrita en 1834 por Edward Bulwer Lytton.

'Pompeya'

Paul W.S. Anderson no es precisamente un director bien valorado por la crítica, pero es justo reconocerle que sabe conectar con un importante sector del público gracias a sus propuestas desenfadadas y de estética videoclipera. 'Pompeya' podría haber sido una oportunidad de ir un paso más allá y adentrarse en otro tipo de cine de entretenimiento, el péplum, con una facturación histórica y un presupuesto más holgado. Sin embargo, se muestra muy desganado a la hora de la puesta en escena, confiándose demasiado en que los efectos especiales del último tercio de la película son más que suficientes para justificar su labor.

Anderson se ha puesto al frente de un largometraje que se incluye dentro de las películas históricas pero que tiene más de ficción que de realidad. Y es que Pompeya era costera pero allí no tuvo lugar más que una erupción volcánica. Pero como Hollywood exige lo que exige, era necesario meter una gran ola que, con el 3D, parece que se viene encima del espectador. La erupción del Vesubio y la destrucción de Pompeya pueden llegar a poner los pelos de punta dentro de una película en la que no podía faltar la historia de amor que sirva de punto de partida y de destino; un noviazgo que se produce entre un esclavo gladiador y la hija del senador de la ciudad.

Una relación sentimental muy poco original que está protagonizada por Kit Harington en el papel de Milo y Emily Browning en el de Cassia, la hija del senador de Pompeya Severus (Jared Harris). Una historia de amor prohibida en el que tampoco podía faltar el 'malo' que quiere 'hacerse sí o sí' con la chica. En este caso ese papel ha sido adjudicado a Kiefer Sutherland, en el papel del senador romano Corvus.

Uno de los grandes problemas de 'Pompeya' es que parece no saber muy bien qué rumbo escoger. El guion es una sucesión de tópicos que mezcla, dándole más o menos el mismo peso, una historia de amor, venganza y catástrofes naturales. Ninguna de ellas se desarrolla lo suficiente como para terminar de conquistar al espectador. Milo y Cassia solamente coinciden en un par de escenas antes del comienzo del desastre, pero aun así, nos tenemos que creer su amor platónico como algo verosímil. Corvo, más que un villano, se erige como una caricatura sin motivaciones reales para llevar a cabo sus actos.

Y para que entre los íntimos asuntos del corazón y la erupción del volcán haya un puente que justifique la inserción de alguna escena de acción, la actividad de nuestro protagonista no es otra que la de gladiador. En la arena demostrará su valentía y sus aires de rebeldía mientras acaba con sus numerosos adversarios, entre ellos, todo un ejército de soldados romanos. Esta escena que no hace más que calentar motores para el momento culmen, peca de pretenciosa y con un montaje demasiado frenético que impide que se pueda disfrutar de la matanza.

'Pompeya'

Unos tanto y otros tan poco

Kit Harington y Emily Browning son demasiado jóvenes como para que haya ciertas expectativas hacia su trabajo, limitándose el actor de 'Juego de Tronos' a poner caras de chico interesante y lucir una envidiable anatomía, mientras que la segunda se esfuerza por ser la mejor del reparto, y lo consigue. Y es que puede llegar a ser frustrante ver que tres actores de demostrada solvencia, como son Jared Harris, Carrie-Anne Moss y Kiefer Sutherland, acaben patinando con personajes que no deberían de suponer ningún reto para ellos. Los dos primeros optan por cumplir sin implicarse demasiado, mientras que el segundo cae en el ridículo con una interpretación sobreactuada y completamente pasada de rosca.

Con estos ingredientes se presenta 'Pompeya', una película que pone todos sus esfuerzos en hacer toda una experiencia de la tragedia para que el espectador vea la destrucción pasto de las llamas. El resto no deja de ser un mero preparativo de relleno para que haya algo de historia y porque nunca puede faltar el amor en los largometrajes.