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CRÍTICA

'Grace de Mónaco': Un bonito envoltorio

Olivier Dahan lleva al cine un episodio de la vida de Grace Kelly que le cambió para siempre. Nicole Kidman interpreta a la Princesa Grace de Mónaco en esta película que se estrena el 21 de mayo.

Por Guillermo Álvarez 20 de Mayo 2014 | 10:00

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Hay personajes que fascinaron en su tiempo y lo siguen haciendo aunque hayan pasado décadas desde su muerte. Un claro ejemplo de ello es Grace Kelly, la estadounidense que triunfó en el cine y dejó Hollywood para ser Princesa de Mónaco. Casi 32 años después de su trágica muerte en un accidente de tráfico llega 'Grace de Mónaco' película de Olivier Dahan que no ha querido ser mostrada como un biopic de Grace Kelly, sino como una cinta en la que se cuenta el papel que la Princesa tuvo en la crisis entre Francia y Mónaco ocurrida en 1962, cuando el presidente De Gaulle pretendía anexionarse el Principado si Rainiero III no accedía a sus peticiones y modificaba las leyes fiscales que provocaban la fuga de empresas a Mónaco.

'Grace de Mónaco'

La cinta comienza recordando que Grace Kelly contrajo matrimonio en 1956 con el Príncipe Soberano de un pequeño Estado europeo. Dejaba así una carrera en Hollywood con la que muchas soñaron y sueñan para convertirse en Princesa de Mónaco, dar un Heredero y dedicarse a otras ocupaciones muy diferentes a las de una actriz.

Los primeros años fueron difíciles pero apacibles, y dio no solo uno sino dos herederos, la Princesa Carolina (1957) y el Príncipe Alberto (1958). Su vida transcurría entre los cuidados de sus hijos, sus actividades oficiales y su labor benéfica, que como se ve en la película no podía ser mayor por falta de fondos. Un día de 1961 aparece por Palacio uno de los hombres que aupó a lo más alto a Grace Kelly, Alfred Hitchcock, que le ofrece el papel protagonista de 'Marnie, la ladrona'. El director quería a su musa de vuelta y estaba dispuesto a convencerla.

Su Alteza Serenísima quería hacerlo, consultó a Rainiero y este accedió, pero tuvo que dejar pasar la propuesta si quería salvar lo que había construido en esos años. Su vida ya no era igual y Grace tenía que entenderlo. De esta forma y con muchos sinsabores y problemas, Grace Kelly intenta conseguir ser lo que se espera de ella como Princesa de Mónaco, que su familia sea feliz y que Francia no logre anexionarse el país del que es Primera Dama. En definitiva, 'Grace de Mónaco' pretendía contar la elección que en su día hizo una mujer, que dejó su vida anterior por ser Princesa en un tiempo en el que la realeza se casaba entre sí. Pronto descubrió que no era oro todo lo que relucía, pero tuvo que sobreponerse para volver a triunfar e interpretar el gran papel de su vida.

'Grace de Mónaco'

Una historia edulcorada

Con toda esta historia y mucho glamour, Olivier Dahan ha creado una película para la que se necesitaba una estrella, y esa es Nicole Kidman, una actriz que sabe perfectamente lo que es alcanzar la gloria y darse contra el suelo en función de los dispares proyectos que escoge. En esta ocasión ha conseguido ambas cosas. Por un lado puede presumir de haber brillado con esta interpretación de Grace Kelly, pero por otro, la película no es la mejor que tiene en su haber, aunque tampoco la peor. Nicole Kidman es buena actriz, y por ello interpreta bien el personaje a pesar de que la cinta en general no ayuda mucho. Sus gestos, su voz y sus movimientos son los de una princesa y hace creíble el personaje, pero lamentablemente en algunos planos parece una muñeca de cera, algo que no queda muy bien en pantalla.

El resto del reparto está correcto. Tim Roth da vida a Rainiero III, un hombre al que se retrata como poco atento con su mujer y más pendiente de su papel de Jefe del Estado, pero aún así con buen corazón, amor por sus hijos y comprensión hacia su mujer en la medida de lo posible. Frank Langella es el Padre Francis Tucker, confesor y confidente de Grace, y el mejor amigo que podía tener. Su personaje es necesario y su interpretación interesante. Mención especial merece Paz Vega, que cumplió un sueño al interpretar a Maria Callas, quien durante años estuvo cerca de la Princesa por la relación comercial entre el Príncipe Rainiero y el armador griego Aristóteles Onassis, con el que la soprano mantuvo una larga y tormentosa historia de amor. La española no lo hace mal del todo, pero cuando se expresa en inglés pierde toda la credibilidad que le otorgan sus gestos.

Paz Vega es Maria Callas en 'Grace de Mónaco'

A todo esto hay que sumarle la belleza de la fotografía, de los planos, de los paisajes, la cuidada iluminación, la música y todos los aderezos de una película creada más bien para agradar visualmente que para contar una buena historia. Mención especial merece el vestuario, una obra de arte para los amantes de la moda, que van a tener en 'Grace de Mónaco' un espectáculo para la vista.

Así que con una Nicole Kidman aceptable, un personaje jugoso y una técnica perfecta, 'Grace de Mónaco' podía haber sido mucho, pero lamentablemente brilla más por el continente que por el contenido. Al principio se avisa de que se trata de una ficción basada en hechos reales, lo cual es muy cierto y ha enfadado a la Familia Real de Mónaco, pero lo malo es que la historia está demasiado edulcorada y en ocasiones dan ganas de reírse, solo que lo que ocurre no es para nada gracioso.

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