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CRÍTICA

'Mi otro yo': Doble identidad de saldo

Isabel Coixet intenta dar el salto a un cine más comercial con esta obra de género anodina y pretenciosa protagonizada por Sophie Turner ('Juego de tronos'). Ya en cines.

Por Adrián Lavado Moreno 27 de Junio 2014 | 10:00

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Isabel Coixet tiene que estar pasando por un mal momento y no debe de encontrar financiación para sus juguetes de autor. Sino no se entiende que una persona con su carrera, que pese a sus luces y sus sombras, está marcada por una serie de títulos de sobrada relevancia y alabados por una gran parte de la crítica, ahora intente ofrecer un producto de género de estas características que más bien podría haber surgido de la mente de un debutante con escasas ideas y muchas ganas de llegar lejos con la mayor diligencia.

'Mi otro yo'

'Mi otro yo' intenta seguir la estela de otras obras de similar argumento, como puede ser las aclamadas 'Repulsión' de Roman Polanski o 'Cisne negro' de Darren Aronofsky, y ahondar en la dualidad psicológica que se establece en el comportamiento de una joven, en apariencia indefensa, cuando está a punto de dar el salto al mundo de los adultos. Para ello Coixet, en vez de centrarse en crear una atmósfera malsana y dar profundidad al personaje de la atormentada Fay, se limita a ofrecer una puesta en escena más propia de una TV Movie de esas que campan a sus anchas los fines de semana por las cadenas generalistas.

Las tramas que envuelven a la protagonista oscilan entre el tópico y el folletín, pudiendo ver a la protagonista huir despavorida por un pasillo mientras se apagan las luces o teniendo un pequeño contratiempo en un ascensor. El guion, firmado por la propia directora, introduce también una serie de tramas secundarias que poco aportan a la acción principal y que más bien parecen estar cumpliendo el cometido de alargar el metraje hasta los ansiados (y hoy en día necesarios) 90 minutos.

Un argumento de tal envergadura hubiera sido mejor abordarlo con un poco más de humor y un toque de divertimento pulp. Sin embargo, el tono de 'Mi otro yo' es en todo momento solemne e impostado, como si fuera el más complejo de los análisis psicológicos visto hasta la fecha, haciendo aguas por ello y llegando a sacar de quicio al respetable. Por si fuera poco, una voz en off nos ayudará a entender mejor la visión del otro yo al que hace referencia el título.

Cuando parecía que no podía ir a peor, todo se complica con un final previsible y deslavazado, más propio de una película de serie B que de un producto de calidad. Una lástima, ya que 'Mi otro yo' podría haber supuesto una gran oportunidad para la directora catalana y su acercamiento a un tipo de cine mucho más popular. Es justo señalar que se nota que Coixet lo intenta y pone empeño por sacar algo del material inicial, pero muchas veces las ideas parecen mejor en el papel que en movimiento.

'Mi otro yo'

Sansa Stark, da el salto al cine

Sobre el reparto cabe destacar la entrega de una desaprovechada y bellísima Claire Forlani, quien interpreta a la madre de la protagonista. Sophie Turner, conocida gracias a su papel de Sansa Stark en la catódica 'Juego de tronos', da el salto a la gran pantalla con este fallido proyecto, y es una auténtica pena, pues se notan los esfuerzos pero no los resultados, mostrándose bastante artificiosa. Por su parte, el resto de papeles secundarios están tan mal dibujados como la protagonista, pudiendo ver pasar sin pena ni gloria a actores de la talla de Jonathan Rhys Meyers, Rhys Ifans o Geraldine Chaplin.