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FESTIVAL DE VENECIA

El nuevo desvarío de Kim Ki-duk y mucho indie en la Mostra de Venecia

El cineasta coreano Kim Ki-duk naufraga con su último filme, 'One on One' mientras la sección de Giornate degli Autori se llena de cine indie.

Por Adrián Peña 28 de Agosto 2014 | 18:00

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El equipo de 'Before I Disappear' en la Mostra de Venecia
Hace unos años, el nombre de Kim Ki-duk era garantía de calidad. Quizás el cine del prolífico director coreano no es plato de buen gusto para todo estómago cinéfilo pero a principios del 2000 realizó varias películas que lo confirmaron como uno de los grandes autores asiáticos actuales. Ahora, su cine ha ido desvariando poco a poco hasta llegar al paroxismo. Sus imágenes se han vuelto fútiles y carecen de la sutileza necesaria para lanzar sus metáforas sin que sientas como una bofetada de moralismo te impacta en la cara.

Eso es precisamente lo que es 'One on One', su último trabajo presentado hace dos días en la Mostra. Si ya es difícil empezar un festival con Kim Ki-duk (así, sin anestesia) más duro es confirmar que el director coreano se ha convertido una caricatura de sí mismo. Sin matiz alguno, el filme cuenta cómo un misterioso grupo de falsos paramilitares se dedica a secuestrar y torturar a cada uno de los culpables del brutal asesinato de una niña con el que Kim Ki-duk abre la película. Este pintoresco grupo es la fuente de toda la violencia explícita e innecesaria que aparece en el filme. Las grotescas (y cómicas) torturas son el cimiento sobre el que el director construye su discurso. El sinsentido de unos personajes educados en la violencia que sólo merecen ser castigados como redención divina. El problema no es que es un discurso que ya ha repetido mil veces en su filmografía, sino que esta vez te lo espeta en la cara y, por si no lo habías notado, te lo repite con puntos y comas hasta la saciedad.

Cambiando totalmente de tercio, lo más destacado de lo poco que llevamos de la sección 'Giornate degli Autori (Venice Days)' ha sido el cine indie de corte norteamericano. Dos títulos como 'The Goob' del debutante Guy Myhill y 'Before I Disappear' de Shawn Christensen han traído a la Mostra lo más característico del cine independiente norteamericano. Suyas son las mejores playlists/bandas sonoras, las mejores cámaras lentas y los mejores momentos de lirismo formal. Esto puede entrar dentro de los parámetros normales si hablamos de la norteamericana 'Before I Disappear', pero más extraño resulta si hablamos de 'The Goob'.

Cine indie en la Mostra

El debut de Guy Myhill es una película con sangre 100% British corriendo por sus venas pero formalmente filtrada por el tamiz indie USA. No deja de resultar interesante, incluso cautivante, ver como personajes sacados directamente de filmes tan británicos como 'The Selfish Giant' o 'Redención (Tyrannosaur)', son filmados en slow motion a ritmo de música electropop mientras bailan, beben y bromean en un entorno rural que nos remite al reciente filme de Jordan Vogt-Roberts, 'The Kings of Summer'. Lástima que no acabe de sacarle todo el jugo posible a sus bazas más interesantes como son, por ejemplo, la relación del joven protagonista con sus amigos o con su madre y el filme acabe con la sensación de que podría haber dado mucho más. Este pequeño pero no evita que 'The goob' sea la primera pequeña sorpresa del festival.

No se puede decir lo mismo de norteamericana 'Before I Disappear'. La adaptación en forma de largometraje del corto ganador de un Oscar 'Curfew', también dirigida e interpretada por Shawn Christensen, ve como su seductor punto de partida y consiguiente historia son engullidos por sus copiosos arrebatos estilísticos que, por otra parte, son un refrito indie que evoca a numerosos títulos ya vistos. Para hacerse una idea, es como si la idea de 'Un niño grande' de Paul Weitz la contextualizaran en el universo de 'Jo, ¡qué noche!' con una atmósfera similar a la de 'Las ventajas de ser un marginado' e incluyeran a Emmy Rossum pululando por ahí.