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FESTIVAL DE VENECIA

El regreso de Katherine Heigl y una rareza sueca que huele a León de Oro

El renacimiento profesional de Katherine Heigl con su última película 'Jackie & Ryan' y la rareza sueca del cineasta Roy Andersson que huele a León de Oro.

Por Adrián Peña 2 de Septiembre 2014 | 18:00

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Después de alcanzar la fama con la serie de televisión 'Anatomía de Grey', la actriz norteamericana Katherine Heigl se encasilló como perfecta chica de la que enamorarse en cualquier comedia romántica convencional. Después de ese periplo por la rom-com similar al de Matthew McConaughey, este mismo año tiene previsto protagonizar una serie de televisión dirigida por Joe Carnahan y estrenar tres películas. Una de ellas se presentó ayer en la Mostra de Venecia y me atrevería a decir que con ella ha dado el primer paso hacia su renacimiento profesional. El filme lleva por título 'Jackie & Ryan' está dirigido por la hija de Michael Mann, Ami Canaan Mann, y narra una sencilla historia de amor a ritmo de canciones country entre un músico ambulante y una ex cantante que está en pleno proceso de divorcio con su marido.

'A Pigeon Sat on a Branch Reflecting on Existence'

El filme es dulce y suave como la seda aunque también muy típica, pero Canaan Mann sabe como tocar las teclas adecuadas para emocionar. En ocasiones se le notan las costuras pero la directora rápidamente sabe encauzar bien una historia que no se regodea en el sentimentalismo facilón y trata a sus personajes con moderación y prudencia, anteponiendo sus intereses personales al romance azucarado típico de filmes sobre 'chico conoce a chica'. La guinda al pastel la pone la excelente banda sonora y una Katherine Heigl convincente que sabe transmitir dulzura en las escenas más sensibles y fuerza interpretativa en los momentos más dramáticos.

La rareza que vino del norte

El sueco Roy Andersson es uno de los autores más peculiares de la cinematografía europea. Con una obsesión enfermiza por las composiciones de plano pictóricas, el cinismo exacerbado y la creencia de que el existencialismo debe reflexionarse mediante gags absurdos de dudosa hilaridad, sus películas son piezas de museo a las que uno debe acercarse con cierta prudencia cognitiva. La última, 'A Pigeon Sat on a Branch Reflecting on Existence', cierra una trilogía en la que explora la miseria y la condición humana desde su singular perspectiva.

En concreto, 'A Pigeon Sat on a Branch Reflecting on Existence' tiene como protagonistas a dos vendedores ambulantes que tendrán distintos encuentros con la muerte (a cada cual más extraño) que pretende ser una parábola sobre el sentido de la vida y la humanidad, algo que lleva haciendo de la misma manera desde la primera película de la trilogía ('Canciones del segundo piso') y, por otra parte, algo que ya hicieron los Monty Python 30 años atrás con 'El sentido de la vida' pero mucho mejor. Varias voces que se escuchan en los pasillos del festival aseguran que huele a León de Oro y es que ya se sabe que, a veces, lo más marciano es lo que triunfa.