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CRÍTICA

'Justi&Cia': Héroes de barro

Protagonizada por el nominado al Goya Hovik Keuchkerian, esta tragicomedia sobre la crisis y la corrupción fue la última película rodada por el veterano actor Álex Angulo.

Por Daniel Lobato Fraile 6 de Noviembre 2014 | 11:00

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Érase una vez un extrabajador de una productora audiovisual que, ante la negra perspectiva de un empobrecido mercado laboral en el que las oportunidades escaseaban, decidió capitalizar su paro, así como participar en un concurso televisivo para, con el dinero resultante, sacar adelante una película sobre las injusticias de nuestros días.

Hovik Keuchkerian

En muchas ocasiones la realidad supera a la ficción, y en el caso de 'Justi&Cia' la historia de tesón, sacrificio y sueños cumplidos que hay detrás de la película se presenta mucho más estimulante que la cruzada quijotesca de Justino y Ramón contra la corruptela de nuestro país. Aunque no por ello la ficción carezca de interés. El problema es que esa realidad que se esconde detrás del guion tiene tal potencial que puede ensombrecer el relato que trata de vender.

Harto de ver como políticos y empresarios se pitorrean de la gente corriente, un antiguo minero (Hovik Keuchkerian) decide tomar cartas en el asunto e imponer su propia justicia, iniciando un viaje en furgoneta que le llevará a recorrer una buena parte de la geografía española. Ignacio Estaregui nos ofrece una tragicomedia en clave de road movie sobre una revolución silenciosa que comienza con un único individuo y que tiene el potencial de despertar a todo un país. La película respira de los movimientos indignados, y supone un toque de atención por parte de su director, una llamada a la gente para que se levante contra los abusos de los irresponsables con poder. Por ello, a pesar de sus dificultades para encontrar distribución, su estreno no puede llegar en un momento más propicio, con movimientos tipo Podemos ganando en intención de voto al anquilosado bipartidismo y con el continuo descubrimiento de nuevos casos de corrupción que dejan en evidencia un sistema político y financiero necesitado de una urgente regeneración.

'Justi&Cia'

Justino representa nuestros sueños más húmedos (en términos de justicia) y los hace realidad. El mensaje tiene fuerza y cala en el espectador, que empatiza con la situación del protagonista y le alienta en su particular empresa. Sin embargo, una desafortunada elección para dar ese último giro de guion que propicie un emotivo desenlace se carga por completo el discurso. En un intento por sacar al personaje de su idealizada misión y devolverle a la cruda realidad el director y guionista rompe la conexión que ha ido tejiendo entre el espectador y Justino, revelando las intenciones de este como una gran farsa. Como tantos otros, nuestro héroe demuestra ser barro. Habrá, por el contrario, quienes vean en este movimiento una forma de humanizar al personaje y dejar ver que hasta los héroes son humanos. La elección, como siempre, depende de los ojos del espectador.

El filme también falla en el uso a los medios de comunicación. Plantea la situación de tal forma que estos podrían tener un gran protagonismo ya fuera desde una vertiente crítica como generadores de falsos ídolos o por el sesgo que se les puede dar a según que informaciones, o también desde una vertiente más combativa y comprometida con los protagonistas contra la enfermedad de nuestro país. Pero ni una cosa ni la otra, su cometido es más bien funcional, ayudan a que en determinado punto avance la trama [SPOILER] revelando la identidad de los justicieros a la opinión pública [FIN SPOILER] y desaparecen del mapa.

'Justi&Cia'

Aún y con todo, las intenciones son buenas. Estaregui apuesta por una dirección correcta, sin demasiados alardes técnicos -opción también condicionada por el escueto presupuesto, no olvidemos que prácticamente ha sido un film autoproducido-, con un reparto resultón y un sentido del ritmo narrativo encomiable; apenas 90 minutos que van como un tiro (cuando empieza a mostrar síntomas de estancamiento, Estaregui se saca una secuencia de estética muy videoclipera [evocando su trabajo como director en vídeo musicales] que nos vuelve a poner las pilas), ofreciendo la información necesaria para conocer antecedentes y motivaciones de los personajes, sin detenerse en subtramas que puedan distraer la atención del espectador y diluir su mensaje. Lo importante es la relación que se forja entre Justino y Ramón y sus circunstancia, y a ello se aferra.

En memoria de Álex Angulo

Aunque solo sea por ofrecer un homenaje a uno de los actores más importantes que ha dado nuestro cine en las últimas décadas, 'Justi&Cia' merece una oportunidad en cines. Este cuento de hidalgos proletarios contra molinos banqueros es el último trabajo de Álex Angulo, lo que aporta a la cinta una lectura más emotiva si cabe. Un Angulo entrañable, que sirve de contrapunto perfecto a la presencia de Hovik, tanto física como emocionalmente. La química entre ambos actores es palpable. El cariño que se profesan los personajes traspasa a las personas y, también, al público. Es, pues, un bonito broche a una larga y no siempre merecidamente valorada carrera.

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