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CRÍTICA

'El destino de Júpiter': A años luz de lo que pudo ser

Los Hermanos Wachowski vuelven a la dirección con su propio imaginario del espacio exterior con Mila Kunis y Channing Tatum como pareja protagonista.

Por Carlos Manuel Hernández Fernández 6 de Febrero 2015 | 10:00

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Tras marcar época en la ciencia ficción con 'Matrix', los Hermanos Wachowski se han visto bajo lupa tras el éxito de su obra culmen. Por ello, uno entra a la sala de cine para ver 'El destino de Júpiter' con algo de ilusión y cierto escepticismo, con el querer volver a ver la magia que un día mostraron, con la magia que se espera que puedan recuperar. Y quizás algún día lo consigan, pero no es ahora con su última película, que pese a un gran imaginario en cuanto a estética y artilugios, se encuentra vacía en su conjunto por un argumento demasiado complaciente con el espectador, y una pareja protagonista que pretende mostrar química donde vemos la física de dos cuerpos con poco que contar.

'El destino de Júpiter': A años luz de lo que pudo ser

El argumento del filme nos lleva a la vida de Jupiter Jones, nacida bajo el cielo de la noche, y las señales apuntaban a que estaba llamada a grandes cosas. Ya siendo mayor, Jupiter sueña con las estrellas, pero se topa con la fría realidad de su trabajo como limpiadora de casas y vida monótona sin emociones. No empieza a ser consciente del destino que le estaba aguardando hasta que Caine, un cazador exmilitar genéticamente modificado llega a la Tierra para perseguirla; y es que su firma genética la señala como la continuación en la cadena de una herencia extraordinaria que podría alterar el equilibrio de todo el universo.

Sigue siendo un lujo el ver el enorme detallismo del atrezo y vestuario de los personajes. Los detalles estéticos están sumamente cuidados y son un alarde de imaginación, desde la variedad de criaturas que pueblan el filme hasta las armas, edificaciones, peinados y maquinaria, algo que hace creer que aún hay donde sacar de su pareja directora. Sin duda, uno de los puntos fuertes del filme es todo este alarde de pirotecnia y envoltorio, pero que al fin y al cabo no deja de ser maquillaje de sus limitaciones.

Como cualquier largometraje que planea un mundo distópico y con su propio universo de conceptos y razas, en el argumento se tiende a puntualizar en demasía todo lo que rodea a su mitología, como queriendo ser una clase rápida de cómo ha de entenderse la historia. Esto provoca que no se de mucha rienda suelta a la imaginación del espectador, y más bien pretende hacer entendible algo que realmente daría más de sí ser racionalizado fuera de las salas, incluso plantear temas de conversación. El largometraje pierde esa virtud en su ansia de ser rápidamente entendible por el mayor número de espectadores posible y así no hacer pensar mucho más de lo necesario, sino simplemente, navega entre dos aguas: el intelectualismo conceptual y el entendimiento popular.

Se tiende en gran parte de su metraje a suavizar todas las acciones para hacerlo más digerible, más adolescente. Por momentos veo el ansia de querer crear un universo rico para sentar la base de una posible saga, cómo ofreciendo todo su potencial a las primeras de cambio para que el espectador se emociones con la pirotecnia y quiera ver más su evolución, pero lo hace a costa de recursos de cine para adolescentes que no funcionan ni para un público joven que ya ha superado el boom de 'Crepúsculo' ni para un público adulto que no tolera este juego comercial. No ayuda tampoco la propuesta y resolución rápida y trillada de situaciones de suspense o tensión, que pese a parecer interesantes en un principio, sus realizadores optan siempre por la vía fácil y poco imaginativa para seguir a delante.

'El destino de Júpiter': A años luz de lo que pudo ser

Receta de acción

Los temas tratados tienen más o menos interés, sobre todo el concepto de universo como una gran empresas, donde los planetas son simples caldos de cultivo. Eso sí, no faltan ingredientes básicos como pasados traumáticos, traiciones y redenciones, giros previsibles que pretenden ser inesperados y una historia de amor. En cuanto a este punto, en mi caso particular no he encontrado química entre sus actores principales, Mila Kunis y Channing Tatum, dos intérpretes que dan el perfil de estrellas mediáticas pero que en pantalla no terminan de encajar. Por eso, en cierto punto de la película cuando en su afán de explicación llega el punto de sinceridad amorosa, no llegue a creerme una sola línea de texto sobre ese supuesto romance que no he visto reflejado en pantalla una hora antes.

Eso sí, como entretenimiento sin aspiraciones en su historia, es un producto bastante resuelto, con escenas de acción bien coreografiadas y variadas: desde espacios cerrados hasta el propio espacio exterior. El gran despliegue visual del que hace gala el filme ayuda mucho a ello, que consigue a su vez un ritmo bastante nivelado en la mayoría del metraje, lo cual es de agradecer antes momentos de historia pura donde no hay mucho que contar, y lo contado no está bien llevado. Solo me creo por momentos el personaje antagonista encarnado por Eddie Redmayne, sobre todo por su compostura y contención, que por momentos se ve emborronada por sus subidas de tono algo desmedidas ante tanta contención. En definitiva, resulta un entretenimiento de fuegos de artificio donde las explosiones y el volar de sus naves es interesante, pero que tras la explosión, no deja mucho rastro en su estela como para que realmente merezca ser recordada.