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CRÍTICA

'La señal': La curiosidad mató al gato

Un joven William Eubank se pone detrás de las cámaras para dirigir a Brenton Thwaites y a Laurence Fishburne en 'La Señal'. La película fue estrenada en la pasada edición del festival de Sundance.

Por Marina Díaz López 10 de Febrero 2015 | 10:20

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No es fácil hacer un película, pero cuando tienes poco presupuesto y eres un director semidesconocido, la cosa se complica algo más, y salen "cosas" como 'La Señal', el largometraje que oficialmente se ha convertido en el segundo trabajo de William Eubank y que podremos disfrutar (o no) a partir del próximo 13 de febrero. Brenton Thwaites y Laurence Fishburne son la pareja protagonista de un cinta que se estrenaba en la pasada edición del festival de Sundance, en la categoría de ciencia ficicón independiente, creo que con estas referencias sobran las palabras, no obstante no todo es negativo en esta producción.

 La señal

Los fans de 'Matrix' y de 'A.I. Inteligencia Artifical' están de enhorabuena, y no solo por el hecho de volver a ver en su salsa a Fishburne, sino porque 'La señal' podría ser algo así como el hijo adoptivo de estas dos películas, ese que nunca llegaron a tener los hermanos Wachowski. La historia se centra en tes estudiantes universitarios que en pleno road trip adolescente,y con la curiosidad como bandera, deciden hacer un alto en el camino para seguirle el rastro a un genio informático que ha hackeado varios de sus dispositivos personales. Pero pronto esta peligrosa hazaña se convertirá en la peor de sus pesadillas y desearán no haber dado nunca con este "individuo" dispuesto a arruinarles al existencia.

Hora y media de película para desarrollar esta trama a la que hay que reconocerle el mérito de ser poco predecible, y lograr mantener la atención de todo aquel valiente que haya logrado aguantar la primera e insulsa media hora de un filme, en la que la única cara conocida es un Brenton Thwaites en la piel de Nic, un joven cuya historia de vida debemos intuir, otro gran punto de la película, la libertad de interpretación en lo que a ciertos aspectos de la historia respecta. No obstante, y para la alegría de los espectadores Fishburne no tardará poco en aparecer y darle un poco de gracia al asunto.

 La señal

Olivia Cooke y Beau Knapp son las otras dos caras que se dejan ver por una cinta en la que no abunda ni la variedad en el vestuario ni el reparto conocido. Aunque si bien es cierto, hay otra cosa que cabe destacar de 'La señal', y eso son los efectos especiales, esos que se premiaron en la última edición del festival de Sitges y que probablemente sea lo único premiable en esta película de bajo presupuesto y etiqueta de independiente.

Mejorando lo presente

Todo el mérito de esta obra maestra se lo debemos agradecer a Eubank, el joven director americano que con tan solo un título a sus espaldas ha decidido embarcarse en la gran aventura de la ciencia ficción, que visto lo visto, parece no habérsele dado demasiado bien. Sin embargo, el realizador no cesa en su intento de hacerse con la fama y la fortuna detrás de las cámaras y ya piensa en nuevo proyecto. Desde aquí solo podemos desearle mucha mierda.

La pena de todo esto es Thwaites, una joven promesa del cine que parece no tener demasiada mano escogiendo proyectos, algo que no beneficia demasiado la carrera de este joven que ni siquiera puede presumir de química con su compañera de reparto y aventura, Olivia Cooke. He aquí, otro gran punto de la cinta, el prácticamente inapreciable toque de amor que Eubank pretende darle a su trabjo, sin éxito alguno. Knap por su parte ya tiene suficiente con ser el tercero en discordia en el curioso triángulo de jóvenes que, de la noche a la mañana verá como su vida da un vuelco, y todo por meter las narices donde no les llaman...La moraleja de todo esto es como la película, de libre interpretación.