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CRÍTICA

'Fuerza mayor': Intenso slalom emocional

El sueco Ruben Östlund disecciona con habilidad los frágiles cimientos de la institución familiar en el entorno de una estación de esquí alpina.

Por Jorge R. Tadeo 1 de Marzo 2015 | 12:00

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En su incendiaria 'Play', premio al mejor director en el Festival de Gijón 2011, Ruben Östlund nos acercaba a una desagradable realidad de ciertas urbes suecas en las que adolescentes negros roban a otros blancos, utilizando en su manipuladora defensa el racismo y los prejuicios hacia los inmigrantes. Con mirada quirúrjica y sin subrayados moralistas, Östlund mostraba todos los puntos de vista posibles del conflicto: la víctima, el opresor, el entorno escolar, los padres... como si convocara en pantalla a todos los testigos del suceso para realizar un juicio en el que la única sentencia quedaba en manos del espectador.

Tan hábil recurso, acompañado consecuentemente de una filmación voyeurista, con largos planos secuencia que espían a los personajes hasta prácticamente extraerles la conciencia de cada uno de sus gestos, puede recordar en cierto modo a Michael Haneke. Más aún en su nuevo film 'Fuerza Mayor', en el que su bisturí disecciona con similar pulso un asunto que provoca muchas más tensiones que la cuestión migratoria: nada menos que las relaciones de pareja y la institución familiar, cuyos frágiles cimientos tanto gusta de rasgar el mentado Haneke.

'Fuerza mayor': Intenso slalom emocional

En efecto, 'Fuerza mayor' nos lleva a los impolutos Alpes franceses, concretamente a un espacio tan extravagante como una estación de esquí. Y quizá uno no cae en su extravagancia hasta que lo filma Östlund como un símbolo claro de desafío humano a lo inevitable, a la naturaleza que, claro está, se rebela en forma de avalanchas que reestablecen el orden natural... o mejor dicho, el caos contra el que nos empeñamos en combatir como humanos civilizados que no siempre somos aunque siempre queramos aparentar ser. La artificiosa estabilidad y la falsa calma del entorno, riman aquí con el estado emocional de unos protagonistas que vivirán su propio alud emocional.

Las vacaciones idílicas de la familia protagonista en el entorno nevado se convierten pronto en una pesadilla cuando, en un momento de confusión, el padre de familia huye instintivamente ante la amenaza de una avalancha en la estación que parece venírseles encima, mientras su esposa se encarga de proteger a los hijos. Una avalancha sin consecuencias físicas pero de terribles efectos emocionales en un matrimonio en el que se disparan las dudas, la falta de confianza y, en definitiva, sale a la superficie lo artificioso de las relaciones interpersonales: una lucha estoica contra los elementos que invitan, como decíamos, al caos.

'Fuerza mayor': Intenso slalom emocional

Bergman revisitado

Los personajes de Östlund hablan, se enfrentan y se excusan como criaturas bergmanianas filtradas por un enfoque 2.0. Sus dramas son psicológicos pero en modo alguno filosófico. Su existencialismo es más banal, pues no apunta a la trascendencia sino a la conveniencia. A la fidelidad no como un símbolo casi místico sino como una norma rota. No hablamos tanto de cuestiones morales como de cuestiones casi legales, como si el matrimonio fuese un contrato -al fin y al cabo lo es- que incluyese como cláusula explícita que un padre deba proteger a la familia en caso de avalancha. Algo que, de paso, pone en solfa el concepto actual de la masculinidad, pues ¿no es acaso machista también exigir que el padre sea la figura protectora de la familia?

Por si fuese poco, flota en el aire otra duda: ¿de qué huye el padre? ¿Quizá de la carga familiar, del compromiso, de una figura de liderazgo que no puede o no sabe asumir? Sobre todo esto reflexionan en voz alta -por suerte con afilada ironía en los continuos diálogos- las criaturas tristemente humanas que hacen desfilar sus miedos y fragilidades por pantalla. Parece complejo y efectivamente lo es. 'Fuerza mayor' es una película difícil por lo que tiene de incómoda, pues parte de un juicio aparentemente claro hacia un personaje cuyo instinto evidencia su debilidad, para cuestionar la condena en un juego de espejos con otros personajes (la pareja a la que conocen en el hotel) y con el propio espectador, obligado a empatizar con la acción del padre y hábilmente asaltado por la sagaz pregunta ¿acaso no harías tú lo mismo? Sin duda una propuesta tan compleja como interesante.

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