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CRÍTICA

'El año más violento': Los problemas crecen

La tercera película como director de J. C. Chandor nos traslada al Nueva York de 1981, estadísticamente el año más violento de la ciudad. Protagonizada por Oscar Isaac y Jessica Chastain.

Por Guillermo Álvarez 20 de Marzo 2015 | 17:00

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Aquel dicho de 'cualquier tiempo pasado fue mejor' suele ser nombrado o bien por personas de edad avanzada que recuerda con nostalgia sus años mozos, o por aquellos que viendo ante sí un panorama adverso, rememoran tiempos en los que parecía que tocaban la felicidad con los dedos. Todo ello no quiere decir que fueran más felices entonces, sino que a toro pasado se ven las cosas diluidas, habitualmente más cuando se trata de experiencias negativas.

'El año más violento'

Aquellos maravillosos años ochenta de los que algunos hablan fueron buenos y malos, pero desde luego la década no empezó nada bien en Nueva York. Estadísticamente, 1981 fue el año con más criminalidad registrado en esta ciudad estadounidense, y hasta esa fecha nos lleva J.C. Chandor en 'El año más violento', su tercera película como director tras 'Margin Call' y 'Cuando todo está perdido'.

La trama nos cuenta la historia de Abel Morales (Oscar Isaac), un hispano que ha hecho suyo el sueño americano y ha construido un imperio basado en la distribución de combustible. Pese a que le rodea una atmósfera criminal, él siempre aboga por buscar una salida legal y legítima aunque sea más complicada. El empresario quiere expandirse, y para ello negocia la compra de unos terrenos muy valiosos para su compañía. Tiene un mes para conseguir el dinero y cumplir sus sueños, pero en 30 días pueden pasar muchas cosas. La peor de todas es que los camiones en los que traslada su combustible están siendo robados, y sus conductores, apaleados, creando una atmósfera de miedo y confusión. Por si fuera poco, una investigación judicial comandada por el Fiscal Lawrence (David Oyelowo) pone en jaque la empresa de Morales, un hombre que aunque podía haberlo hecho, nunca ha escogido el camino de la ilegalidad. Todo ello genera tensión tanto a él como a su familia.

'El año más violento'

Esa familia está compuesta por tres preciosas niñas y una mujer que también lleva las riendas de esa empresa y que está dispuesta a todo por conseguir lo que quiere. Ella es Anna (Jessica Chastain), la hija de un mafioso que ha sabido reconvertirse y adoptar las buenas prácticas de su marido, o al menos eso parece. Mientras Abel Morales tiene claro lo que puede y debe hacer, y lo que no, su esposa Anna sabe lo que no piensa perder y lo que quiere ganar, y hará lo que sea para mantener lo que es suyo.

Perfección técnica y artística

Oscar Isaac fue el segundo plato de la película, pues su papel iba a ser para Javier Bardem. Este salió del proyecto y dejó sitio al guatemalteco, a quien en los últimos años hemos visto como el estupendo protagonista de 'A propósito de Llewyn Davis'. Nunca sabremos cómo lo habría hecho el español, pero viendo el trabajo de Isaac, hay que dar gracias a Bardem por su marcha y dejar hueco al protagonista de 'El año más violento', que te hace creer en todo momento que estamos ante un empresario con alma, sincero y con valores morales con los que hace honor a su apellido en la ficción. ¿Será su nombre, Abel, también un guiño al buen hijo de Adán y Eva?

Su compañera de reparto no le anda a la zaga. Hace mucho tiempo que es habitual ver a Jessica Chastain en varias películas al año, y al contrario que otras sobrevaloradas actrices, ella muestra todo su carácter en la gran pantalla, y en 'El año más violento', todo el que tiene que poner a Anna Morales, una mujer que es cualquier cosa menos un florero para hacer bonito cuando tiene que ir con su marido. La cabra tira al monte, y la hija de un mafioso no se va a convertir en una hermanita de la caridad de la noche a la mañana, pero lo cierto es que el influjo de un buen hombre como su Abel Morales, hacen de ella una personas más noble. Todo ello un trabajo impecable de Jessica Chastain.

'El año más violento'

No hay duda de que JC Chandor tenía claro lo que quería como guionista y como director, y por ello Bradford Young se encargó de la fotografía, y Ron Patane del montaje. La técnica de 'El año más violento' lleva al espectador a 1981 o donde ellos quisieran que fuera. La luz, o mejor dicho, la falta de ella, nos trasladan a ese año más violento y ya lejano y crean una sensación de estar en medio de un thriller cargado de corrupción, mafia y también de honestidad, que la hay. Un drama de silencios, de oscuridad, de personajes que hacen más que cuentan, de moralidad e inmoralidad que atrapa y suelta a partes iguales en la mitad de la trama, como ocurre en muchas películas, pero que consigue que el espectador no se marche del cine igual que llegó, lo cual no pasa con todo lo que se estrena. ¿Es posible triunfar en un mundo hostil haciendo bien las cosas? La respuesta nos la da 'El año más violento'.