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CRÍTICA

'San Andrés': Carcajadas sísmicas

La Tierra vibra con la nueva película de Dwayne Johnson como protagonista. Terremotos, escotazos y mucha comedia es lo que nos ofrece 'San Andrés'. En cines el 26 de junio.

Por Daniel Lobato Fraile 25 de Junio 2015 | 15:09

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Contra todo pronóstico (o puede que no), 'San Andrés' se ha revelado como una firme candidata, si no a comedia del año, sí a comedia de la semana, disputándole el honor a 'Espías' de Paul Feig. Y es que la nueva película de Brad Peyton (entre cuyos créditos encontramos las secuelas de 'Como perros y gatos' y 'Viaje al centro de la Tierra') entraría de lleno en la categoría de comedias no pretendidas.

San Andrés

Esto no quiere decir que 'San Andrés' sea un despropósito completo. Visualmente la película es lo que uno puede esperar de una cinta de catástrofes: explosiones, edificios derrumbándose, histeria colectiva, olas gigantes... vamos, un tour de force de destrucción. Pero las situaciones planteadas (y su desarrollo) superan por mucho la barrera de lo inverosímil. Ciertamente, esta es una dinámica habitual en el cine de catástrofes, por lo que enfrentarse ante semejante panorama no supone una gran sorpresa. Los convencionalismos del género son los que son y depende de nosotros como espectadores aceptarlos o no.

'San Andrés' ha sido concebida para el lucimiento de su principal estrella: Dwayne Johnson. Si en 'El mensajero' el actor intentaba demostrar sus dotes interpretativas y así ser tenido en cuenta en producciones dramáticas de mayor fuste, en este filme el equipo de Brad Peyton le ha hecho un videobook en el que pueda mostrar todas sus cualidades: salta, corre, pilota aviones, bucea... ¡y llora! En resumen, una película todoterreno para un actor todoterreno.

En la crítica de 'Espías' hablaba del trabajo de Jason Statham parodiando a cierto tipo de héroes capaces de hacer cualquier cosa sin despeinarse. Pues bien, difícilmente vamos a encontrar un ejemplo más ilustrativo que el de Dwayne Johnson en esta película. Es tan bueno en todo lo que hace (hasta sintiéndose culpable por cosas del pasado), que Carla Gugino se excita nada más verlo (y ojo al duelo interpretativo de la actriz con Kylie Minogue... "fabuloso"). Aunque siendo honestos, más que nivel actoral, lo que le falta a 'San Andrés' es una historia y unos personajes mejor construidos, que huyan (solo un poquito, no pedimos más) del tópico. Y un casting más realista por favor, porque ¿quién se cree a Alexandra Daddario como una niña que está en sus primeros años universitarios?

San Andrés

Pero volvamos a los típicos tópicos que abundan en la película. Toda producción con presupuesto más o menos grande pero sin una historia que cautive busca a sus estrellas a golpe de talonario. Y les basta con apariciones de diez minutos. Lo que sea para poner más nombres al cartel. Aquí nos encontramos con Paul Giamatti, todo un nominado al Oscar al servicio de la causa. Como se puede imaginar, su rol es más bien el de agorero, el experto que conoce los males de los que es capaz la naturaleza pero al que nadie hace caso... hasta que es demasiado tarde (relativamente, pues solo es capaz de predecir los terremotos unos minutos antes de que ocurran). Y, como se puede imaginar, lo único que hace es subrayar lo que muestran las imágenes, por si alguien no tiene muy claro qué ocurre entre tanto temblor de tierra.

Aprende, Michael

Para futuras películas Michael Bay tendría que echarle un vistazo a 'San Andrés', a ver si se le pega algo. Porque el film de Brad Peyton y la filmografía reciente del padre de los Transformers cinematográficos se rigen por los mismos esquemas. Abundan las situaciones exageradísimas, hay explosiones a tutiplén, no faltan los personajes mal construidos y cargados de clichés, se hace gala de un patriotismo exacerbado, enormes vistas del paisaje desolado o de exuberantes escotes... y mientras que Peyton lo comprime todo en menos de dos horas, el maestro de los blockbusters anabolizados necesita un mínimo de dos horas y media.

Además del sentido de la comedia (insistimos, no pretendida), lo que hace disfrutable a 'San Andrés', lo que la convierte en un placer culpable, es lo bien condensada que está la narración, el ritmo es muy alto y no hay excesivos bajones en los que los personajes se paren a hablar. El público pide épica y acción, y es lo que se le ofrece.