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CRÍTICA

'Mi gran noche': El guateque

Alex de la Iglesia regresa con 'Mi gran noche', una alocada comedia de ritmo endiablado que te descubrirá las dotes interpretativas de Raphael.

Por Pedro Gómez Alberdi 23 de Octubre 2015 | 13:50

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La campaña de Navidad está a la vuelta de la esquina. Luces de colores cegándonos por todas partes, bombardeo publicitario de alcance genocida, empalagosas melodías sobre turrones y cavas, colas interminables de histeria consumista y el anuncio de la lotería. Asumo que todavía no has podido olvidar el infame caso de 2013, que reclutó a nuestro laureado director Pablo Berger, motivo de orgullo y vanagloria españoles, autor de esa joyita engarzada en diez premios Goya llamada 'Blancanieves', y que terminó regalándonos un moco de anuncio. De todas formas no se que estabamos esperando... Quizás algo menos tronchante. Si hay algo que 'Mi gran noche' consigue es devolverle a Raphael la dignidad vejada en aquel anuncio. Para un servidor, neófito en la carrera musical -y ya no digamos cinematográfica- del cantante, la actuación es asombrosamente buena.

Pero en ensalzar la figura de Raphael no es lo único en lo que la película de Álex de la Iglesia se entretiene. También en organizar la fiesta más salvaje para despedir este 2015. Una fiesta en la que, atención, lo mejor es la lista de invitados. Goged aire: Mario Casas, Pepón Nieto, Blanca Suárez, Carlos Areces, Luis Callejo, Carmen Machi, Jaime Ordóñez, Santiago Segura, Enrique Villén, Hugo Silva, Carolina Bang, Terele Pávez y más. El director congrega el que hasta la fecha puede ser su reparto más multitudinario y heterogéneo.

Marca de la casa

rodaje 'Mi gran noche'

Como toda película de Alex de la Iglesia que se precie, la narración comienza de forma explosiva. A un ritmo endiablado el director consigue arrastranos dentro de la trama e hipnotizarnos con sus imágenes. En un plató de televisón cerrado a cal y canto, dónde se lleva a cabo el rodaje de un especial de nochevieja a mediados de octubre, la grua de una camara se precipita sobre la cabeza de uno de los extras, con el consiguiente envio de éste al hospital. En el exterior, trabajadores iracundos victimas de un ERE asedian las instalaciones demandando la cabeza del jefe, interpretado por Santiago Segura. Y aquí es dónde entra en escena el personaje de Pepón Nieto, que inscrito en una ETT recibe la oportunidad de ocupar la silla vacia dejada por el accidentado. El pobre inocente se suma a la fiesta desconocedor del calvario que le espera.

Y a partir de aquí se desarrolla una historia típicamente coral, en la que se nos van presentando los distintos personajes y sus tramas, que si bien confluyen en un mismo espacio lo hacen de forma independiente. En este sentido la estructura recuerda en cierto modo al de un capitulo de una serie de televisión, dónde distintos personajes que tiene algo en común (un espacio, un lazo familiar, un grupo de amigos) resuelven sus tramas de forma individual. De este modo el montaje de la película va saltando de la historia protagonizada por Rapahael y Caros Areces, a otra protagonizada por Mario Casas, a otra centrada en el personaje de Carmen Machi, y así sucesivamente.

Para esta ocasión Alex de la Iglesia vuelve a contar con su habitual colaborador en el guión Jorge Guerricaechevarría, del cual se aprecia la maestría y profesionalidad de uno de los mejores guionistas de nuestros país, pero no la genialidad de sus trabajos anteriores.

En lineas generales 'Mi gran noche' es un gran divertimento que consigue justo lo que se propone. Lástima que el dírector no haya querido volar un poco más alto. Con sus grandes dosis de humor irreverente, el nervio en la dirección, el montaje al más puro estilo Scorsese, la película es un producto muy efectivo a la hora de hacerte pasar un buen rato. Y si bien la película será recordada como un excelente compendio del estilo de su autor, no lo será como uno de sus mejores trabajos.

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