å

PRECRITICA

'Gomorra', los nuevos Corleone

Distanciándose de la solemnidad de 'El Padrino' y tantos otros títulos, 'Gomorra' es un retrato mundano e hiperrealista, casi documental, de la camorra napolitana.

Por Óscar Martínez 13 de Noviembre 2008 | 11:29

Comparte:

Ver comentarios (4)

Dirigida por Mateo Garrone, basada en la novela de Roberto Saviano, y protagonizada por Salvatore Cantalupo, Gianfelice Imparato, Maria Nazionale y Toni Servill entre otros, 'Gomorra' obtuvo el Gran Premio del Jurado en esta última edición del Festival de Cannes.

Poder, dinero y sangre: estos son los valores a los que los residentes de la provincia de Nápoles y Caserta tienen que enfrentarse cada día. Casi nunca tienen la posibilidad de elegir, y casi siempre están obligados a obedecer las reglas del sistema de la Camorra. Sólo un pocos afortunados pueden llegar a pensar en llevar una vida normal.

Desmarcándose del prototípico film coral en la línea de los trabajos de Iñarritu (o Arriaga, según se mire) y compañía, en el que diversos personajes aparentemente desconectados terminan confluyendo en un clímax final, el italiano Mateo Garrone nos brinda una película sobria, casi documental como consecuencia de su desgarrador sentido naturalista, en la que las cinco historias protagonizadas por Don Ciro, Totò, Marco y Ciro, Roberto y Pasquale se van alternando a lo largo de más de dos horas de metraje en una película mucho más contundente y desgarradora de lo que su primera impresión aparenta.

Flirteando con el documental

Gomorra pasa por ser un retrato casi costumbrista con claras raíces de denuncia social en torno a la camorra napolitana, en el que el entramado brilla por su ausencia en favor del seguimiento cotidiano de cinco personajes que representan el amplio abanico de individuos que viven (y conviven) con dicha organización, víctimas y verdugos, opresores y oprimidos, nuevas generaciones y la vieja escuela, ofreciéndonos una brillante visión general a través de un enfoque individual. La camára de Garrone se convierte en un espectador más, situando al público en el propio entorno en el que se sucenden los diversos acontecimientos, acrecentando todavía más, si cabe, un sobrio hiperrealismo cuyo impacto visual procede directamente de su abierta renuncia al espectáculo visual de corte efectista.

'Gomorra' es, por tanto, tan fría como distante, tan cruel como indiferente, humanizando una lacra social que, a su manera, el cine contemporáneo ha mitificado a través de la figura de los Corleone o de Toni Montana, personaje que, curiosamente, tiene cabida en la propia película de Mateo Garrone como utópico referente hollywoodiense del ascenso al poder para los jóvenes Marco y Ciro, dos jóvenes maleantes que creen encontrarse por encima de los clanes con su consecuente final.

Con una faida latente en su trasfondo, los diferentes personajes que deambulan por 'Gomorra' deberán tomar, cada cual a su manera, una decisión final que los hundirá todavía más en ese pozo sin fondo que es la camorra napolitana o, por contra, cortará sus vínculos con ésta de un modo u otro, vivirán su particular rito iniciático o la desafiarán, en una película que hasta su media hora final nos muestra las verdaderas ramificaciones, fuera del tráfico de drogas y armas, de una entidad que controla desde la producción textil al tráfico de residuos tóxicos, la influencia mundanal, por así decirlo, de un poder en la sombra que abarca desde las más altas esferas políticas a los sustratos sociales más decadentes .

Una contundente y desgarradora delicia.

Películas
Gomorra 6,4 Gomorra