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EL ZOO DE TERRY

Repasamos las dos décadas de 'Doce monos' en 12 curiosidades

Terry Gilliam firmó hace 20 años uno de los títulos más reconocidos de la ciencia ficción, presentamos un homenaje a sus dos décadas con 12 datos que no conocías.

Por Alejandro Mateos Ramírez 5 de Enero 2016 | 14:58

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El 5 de enero de 1996, mientras en nuestro país desfilaban un probable Baltasar con la cara pintada y muchos camellos de cartón, en USA los cines estrenaban 'Doce monos', una de las piedras angulares de la ciencia ficción de los 90. Aunque aquí tuvimos que esperar otros tres meses, la repercusión fue la misma: Terry Gilliam volvía a sorprender con una distopía oscura y retorcida 10 años después de su 'Brazil'.

'Doce monos'

Y si en esta el ex Monty Python llevaba hasta el absurdo satírico el imaginario de George Orwell, con 'Doce monos' insiste sobre cuestiones como el control gubernamental o la libertad del individuo y su alienación; solo que de una manera mucho más oscura, con su grotesco sentido del humor ensombrecido por la carga violenta de la historia a la que añade grupos terroristas, reflexiones medioambientales y viajes en el tiempo.

Bruce Willis es James Cole, proscrito en un futuro postapocalíptico, con la población arrasada por un virus y obligada a sobrevivir bajo tierra. Para lograr el indulto, viajará al pasado en una búsqueda frenética del origen del agente patógeno, supuestamente liberado por el grupo terrorista "Ejército de los Doce Monos". Gilliam usará esta premisa como excusa para volver a adentrarse en el laberinto de la mente humana, logrando que más allá del plano temporal y las referencias concretas a la época, la reflexión sea universal y hoy, dos décadas después, siga vigente.

 Willis y Pitt en 'Doce monos'

Quizás el mundo no haya cambiado tanto en lo esencial -en lo terriblemente esencial- durante estos 20 años, pero han servido para que las estrellas de la película crezcan hasta situarse sin duda en lo más alto del panorama hollywoodiense: aunque Willis ya había obtenido el reconocimiento del público tanto en su faceta como protagonista de acción con las dos primeras partes de 'Jungla de cristal' como en su lado cómico ('Mira quién habla', 'La muerte os sienta tan bien'), quizás este título, junto a 'Pulp Fiction', lo elevarían hasta ser considerado un intérprete de verdadera calidad.

 Willis y Stowe en 'Doce monos'

De Brad Pitt podemos decir que 1996 fue su año: encumbrado inmediatamente tras participar en 'Se7en' con Fincher y ser elegido por Gilliam para su desquiciado Goines, consolida la fama obtenida por 'Leyendas de pasión'. Por otro lado, aunque para una gran mayoría Madeleine Stowe ('El último mohicano') solo sea la magnífica villana de 'Revenge', durante los 90 la actriz sirvió de comodín para cualquier director que quisiese convertir una película dramática en un éxito en taquilla.

Sin embargo esta no fue la primera elección de reparto: Gilliam tenía muy claro quién debía ser el protagonista de la cinta, y tenía serias dudas sobre los fichajes secundarios. Descubramos esta historia, y otras 11 más que se ocultan tras el rodaje de 'Doce monos'. Un sencillo homenaje a una película compleja, un buen plan cinematográfico para la noche de reyes.

12 curiosidades de '12 monos'

A vueltas con el reparto

A vueltas con el reparto

Terry Gilliam propuso en primer lugar a Dustin Hoffman para el papel de Cole, pensando en darle un planteamiento distinto al personaje. Tras la negativa de la productora y descartar a Nick Nolte como segunda opción, finalmente recaería sobre Bruce Willis. Aunque después admitió que lo había convencido con su interpretación de héroe fuerte pero vulnerable en 'Jungla de Cristal', Gilliam no dudó en vetar los "clichés de Willis", incluyendo su famosa "mirada de acero" en películas de acción.

Madeleine Stowe sí que fue la apuesta inicial del director, de la que dijo que poseía "una belleza increíblemente etérea y una gran inteligencia". El director de casting sugirió a Brad Pitt frente a la propuesta original de que Jeff Bridges interpretara a Jeffrey Goines. El actor copaba titulares por su fichaje en la discutida adaptación al cine del best seller 'Entrevista con el vampiro' y definitivamente, Gilliam no las tenía todas consigo.

Premios para Brad

Premios para Brad

Pese a las dudas del director, que incluso llegó a enviarlo a un entrenador de voz para que lograra pulir el estilo rápido y nervioso del personaje, Brad se tomó muy en serio el papel visitando numerosos centros psiquiátricos para redondear su interpretación. Todo el esfuerzo le valió el aplauso de la crítica, materializado en un Globo de Oro al mejor Actor de reparto -el primero de su carrera- y una nominación para los premios de la Academia en la misma categoría, Oscar que finalmente recayó en Kevin Spacey por 'Sospechosos habituales'.

La Jetée - 1962

La Jetée - 1962

El film tiene un claro antecedente, 'El muelle (La Jetée)', un cortometraje de 1962 rodado bajo las órdenes del francés Chris Marker. Una vez comprados los derechos de la historia, el guión de 'Doce monos' adapta su línea argumental fundamental: la única manera de recuperar la maltrecha sociedad postapocalíptica será el viaje en el tiempo de un prisionero. El universo particular del británico, su complejidad visual e inimitable surealismo referencial sustituyó la sobriedad dramática de un magnífico blanco y negro sobre fotos fijas que Marker había preferido para centrarse en los aspectos más oscuros de la memoria.

Hitchcock, referente universal

Hitchcock, referente universal

No hay director que no confiese que Alfred Hitchcock, de una manera u otra, ha influido en su carrera y en este caso queda patente en la propia película, con un homenaje directo al orondo cineasta. No solo porque en el cine donde los protagonistas se esconden, proyecten un ciclo con 'Psicosis', 'Con la muerte en los talones' y 'Vértigo'.

Es que de esta última son las imágenes de fondo de esa escena, en la que Madeleine Stowe cambia su apariencia con una peluca rubia (como hace Kim Novak al teñirse del mismo color). Además, es iluminada por una luz roja (verde en la de 1958) y hasta suena parte de la banda sonora compuesta por Bernard Herrmann. Notas que se dejan oír durante una conversación muy similar a la reflexión sobre el paso del tiempo de Novak al contemplar los anillos del tronco de un árbol.

Banda sonora

Banda sonora

Y si Bernard Herrmann fue el magistral artífice de la música de 'Vértigo', para este título, Gilliam contó con el experimentado Paul Buckmaster, arreglista de David Bowie, Miles Davis o Elton John. Buckmaster elige un tema clásico de Astor Piazzolla -con una presencia continua en el cine con sus temas 'Volver' o Libertango'- como línea melódica principal para la cinta, una variación de 'Suite Punta del Este' que discurre entre composiciones clásicas de Louis Armstrong o Fats Domino. Tres pistas con la inconfundible voz de Tom Waits completan la amalgama de notas de tango, jazz y rock and roll que subrayan la idea del pasado como referente.

12 Simpsons

12 Simpsons

¿'Los Simpson' no te han hecho una referencia? Entonces no existes. Terry Gilliam y los Monty Python ya habían sido directamente homenajeados en varias de las clásicas escenas de apertura con la familia y el sofá, pero en el capítulo 'Cuerdas gañanes' hay un guiño directo a 'Doce Monos'. Y viene incluido mediante la banda sonora: el tema principal de la película se pueden escuchar en las escenas en las que precisamente aparecen los dos psiquiatras de la trama. Además, en el capítulo 'El padre que sabía demasiado poco' Lisa y su grupo ecologista denunciará la experimentación con animales; igual que hará la organización medioambientalista del personaje de Brad Pitt.

Monos televisivos

Monos televisivos

Los guiños en la familia amarilla no son los únicos que le ha dedicado la pequeña pantalla a la aventura temporal de Willis y Pitt. En 'Castle', concretamente durante el capítulo 'El tiempo dirá', el personaje de Jon Huertas menciona directamente el título de la película, igual que hará Jensen Ackles en otro episodio de 'Sobrenatural'.

Como parecía obvio que la cinta se considera un referente en ciencia ficción, el canal ScyFy estrenó el año pasado la primera adaptación televisiva de la misma historia, que aunque con pequeñas diferencias (por ejemplo Goines en esta '12 monos' es una mujer), traslada de manera bastante fiel las líneas generales de la trama al presente. Recién anunciada la segunda temporada, se seguirá contando con Aaron Stanford y Amanda Schull como protagonistas, aunque la recepción ha sido tibia.

Una visión personal

Una visión personal

Y es que es muy difícil emular al gran Terry Gilliam: con solo un puñado de películas el cineasta británico ha logrado dibujar un mapa personal lleno de autorreferencias y un estilo visual inconfundible. Para no perder el control absoluto sobre el resultado final de la obra, exige el derecho de Final Cut, que le concede Universal Studios después que su última colaboración, 'Brazil' (1985), hubiera obtenido una muy buen taquilla.

Precisamente su propia obra es un punto al que mirar durante esta nueva producción: además de volver a utilizar lentes de Fresnel para el rodaje, el equipo de arte se aseguró de repetir elementos que tan bien habían funcionado en su distopía anterior. Científicos obsesionados, temibles laboratorios, tecnología obsoleta, metal, plástico y batas de quirófano.

Nada al azar

Nada al azar

El perfeccionismo del director lo llevó a recorrer toda Filadelfia (el lugar donde sucede la acción también en la ficción) buscando las localizaciones más adecuadas: así, las escenas del manicomio se rodaron en la penitenciaría de la ciudad, según se dice, la primera del mundo construida como tal en 1829, con la intención de tratar de una forma más humana a los presos; y tres centrales eléctricas abandonadas sirvieron de escenario para recrear el retorcido futuro. Para la sala de entrevistas donde los científicos se aseguran de la capacidad del criminal para enfrentarse a la misión se basó en la obra de Lebbeus Woods.

El arquitecto demandaría más tarde a la productora por el uso sin su permiso de la ilustración "Neomechanical Tower (Upper) Chamber", foco de inspiración para el momento de las pruebas mentales: una sala con una silla colgada y una esfera de pequeñas pantallas sobre un armazón metálico. Gilliam diría que "Uno trata de ver los rostros en las pantallas que tiene enfrente, pero las verdaderas caras y voces están allí mismo. Este es el mundo en el que vivimos, la forma en que nos comunicamos actualmente, con dispositivos tecnológicos que pretenden unirnos pero no lo logran". Woods ganó el juicio pero no frenó la distribución de la cinta. Como detalle último, el revolver de Cole en la escena final es un Calvalry Model, el utilizado por los confederados en la Guerra Civil estadounidense.

Problemas con el final

Problemas con el final

[Spoiler]

Hubo largas discusiones sobre cómo debía terminar la película. La principal disputa fue con el productor Charles Roven, que estaba convencido de que la escena final debía ocurrir en el aparcamiento en los exteriores del aeropuerto. Para disuadirlo, el director esbozó un escenario con un mar de coches y una situación de cámara que exigía el uso de dos grúas, con la esperanza de que todo resultara demasiado caro. Roven finalmente dio el visto bueno a rodar la escena del disparo dentro de la terminal, en la que Cole se encuentra consigo mismo de niño. El resultado fue tan bueno que no se llegó a filmar ninguna alternativa. En la imagen, Gilliam da indicaciones a Bruce Willis.

Error de marketing

Error de marketing

"No estoy loco, ahora lo entiendo. Soy mentalmente divergente..."

El slogan inicial propuesto para la película era "The future is in the hands of a man who has none" es decir, "El futuro está en las manos de un hombre que no tiene". No, no es una mala traducción, en el inglés original la frase era igual de confusa, por lo que se retiró de la campaña de marketing. Nadie entendía si se trataba de una película sobre el futuro o la historia de un hombre sin manos.

La taquilla habla

La taquilla habla

Finalmente el presupuesto de la cinta superó casi en cinco veces el estimado, alcanzando los 29.5 millones de dólares; sin embargo, firmó un rotundo éxito en taquilla con una recaudación total de 168,4 millones de dólares. Lo curioso es que Brad Pitt, pese a que al finalizar el rodaje ya se había convertido en una icono con sus otros estrenos, fue tratado al principio como "estrella en ciernes", cobrando un sueldo muy bajo. Bruce Willis por su parte, trabajó durante la filmación casi por amor al arte del director, aunque después del estreno llegó a recibir su sueldo íntegro.