Los 6 mejores personajes interpretados por el legendario Jack Lemmon

En la última etapa de su vida, Lemmon dio vida a este personaje más asustadizo y frágil de lo que estábamos acostumbrados a ver. Su rol secundario en la adaptación cinematográfica de la obra de teatro 'Glengarry Glen Ross', estrenada en 1992, fue uno de sus últimos grandes trabajos. Labor que pudo quedar eclipsada por la coralidad del reparto en el que se encontraba, compuesto además de Lemmon por bestias interpretativas como Alan Arkin, Ed Harris, Al Pacino, Kevin Spacey y Alec Baldwin. Pero la habilidad de Lemmon le permitió destacar en aquellos momentos en los que el amenazado Shelley tenía oportunidad de tomar la escena, aprovechando también el excelente relato de intensa competencia entre comerciales, creado por el dramaturgo David Mamet.

Si en los años finales de su carrera quedó emplazado en un segundo plano -como en su excelente aparición en 'Vidas cruzadas' en 1993-, sus primeros trabajos no distaron demasiado de esa tendencia, hasta que irremediablemente estalló como estrella protagonista. 'Escala en Hawaii' le supuso su merecida primera nominación a los Oscar en 1956, y su primera victoria. Tras cimentar su carrera como actor en televisión, su participación en esta producción co-dirigida por John Ford le brindó la oportunidad de irrumpir definitivamente en el mundo del cine. Reto superado con creces por Lemmon que, en esta comedia con la guerra como telón de fondo y con serios problemas durante su producción, se convirtió en un refuerzo humorístico fantástico de Henry Fonda, que ya había protagonizado la producción teatral homónima.

Otra adaptación de una obra de teatro permitió a Lemmon mostrar de nuevo su talento en 1968. En este caso el dramaturgo de origen fue Neil Simon, responsable también de escribir el guión de la cinta, y el contraparte de Lemmon fue Walter Matthau. Esta es quizá la película más reconocida de la prolífica pareja Lemmon-Matthau, que compartieron pantalla en diez ocasiones. Aquí eran dos improbables compañeros de piso que tenían que solventar sus diferencias para que la convivencia no fuera un infierno mutuo. Ambos volvieron a demostrar por qué componían una de las duplas más afables del cine y la adaptación de la obra ganadora del Tony no fracasó en su trasvase a la gran pantalla.

Pero si hablamos de Jack Lemmon es indispensable mencionar el nombre de Billy Wilder, ya que la simbiosis compuesta por ambos no nos ha dejado solo algunos de los mejores trabajos de sus filmografías, sino de la historia del cine. La comedia más icónica que nos dejó este tándem (y fueron muchas) seguramente sea 'Con faldas y a lo loco'. Travestido junto a Tony Curtis, Lemmon sacó a relucir su vis cómica en una serie de situaciones que como bien indica el título son lo más alocadas posibles. Estos dos músicos que huyen de la mafia y que, mira tú que suerte, conocen al personaje interpretado por Marilyn Monroe, protagonizan con maestría una de las cintas más influyentes en el terreno de la comedia de la historia del cine.

La comedia clásica por excelencia. Wilder, junto a su asiduo colaborador I.A.L. Diamond, firmó el guión de una de las obras magnas del cine. Podemos dejar de lado los términos comedia o drama, ya que se puede decir sin complejos que 'El apartamento' es una de las películas que hay que ver necesariamente para comprender lo lejos que puede llegar una película a impactar en el espectador. Este bonachón personaje interpretado por Lemmon no tenía nada de preconfigurado, sino que era totalmente natural, rasgo de humanidad acrecentado por el buen hacer de un actor en estado de gracia que, con su carisma habitual elevado al cuadrado, se internó en ese apartamento para mostrarnos una fascinante historia de amor junto a Shirley McLaine, sin manipulación ni idealizaciones baratas.

El trabajo más completo de Lemmon. Muchas veces se duda de que los actores cómicos tengan lo que hace falta para meterse en la piel del protagonista de un drama, pero Lemmon demostró que no hay que tener ese tipo de prejuicios con 'Días de vino y rosas'. Junto a Lee Remick protagonizó en 1962 una de las historias de amor más desgarradoras que se pueden encontrar en el cine. El amor, abofeteado por el alcohol y la realidad, es planteado y cuestionado en esta cinta dirigida por Blake Edwards, en la que Jack Lemmon jugó todas sus cartas. Su encanto perenne, con el que logra encandilar a la bella Kirsten, y su melancolía, reflejada a la perfección en la brutal escena del invernadero, con la que toca fondo. Ambos extremos están ligados por la maravillosa labor de Lemmon, que revela una faceta que evidencia su encomiable versatilidad.