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CRÍTICA

'Kiki, el amor se hace': Sexo con denominación de origen

Tras 'Carmina o revienta' y 'Carmina y amén', Paco León profundiza en las filias sexuales del ser humano en 'Kiki, el amor se hace'.

Por Héctor Alabadí Toledo 30 de Marzo 2016 | 11:12

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Tras debutar como director con 'Carmina o revienta' y 'Carmina y amén', Paco León se atreve a profundizar en las morbosas filias sexuales del ser humano en 'Kiki, el amor se hace'. El polifacético actor, que se enfrenta a su primer largometraje de encargo, vuelve a demostrar que es mucho más que el Luisma de 'Aída'. Este sevillano deja claro que su suerte no acaba con 'Carmina', sigue caminando con paso firme y con su característico sello marcado por la realidad y el costumbrismos.

'Kiki, el amor se hace'

El film, remake de la cinta australiana 'The Little Death', presenta cinco historias de amor marcadas por sus variopintas parafilias: dacrifilia, somnofilia, harpaxofilia o elifilia. Los protagonistas deberán aprender a romper tabúes para conciliar sus deseos sexuales más ocultos con su vida en pareja. Estas filias son utilizadas como excusa para abordar la falta de comunicación de las parejas y la incapacidad de abrirnos en cuerpo y alma.

Pero 'Kiki' no es un remake al uso, el director se ha sumergido en la historia para hacerla suya, llevándola a su terreno y dejando su marca personal en cada una de las secuencias. A pesar de contar con la misma estructura argumental y secuencias prácticamente idénticas, ha sabido acercar al público español esta cinta australiana. La homogeneidad social de 'The Little Death' es sustituida por las variopintas posibilidades que ofrece una ciudad como Madrid llena de contrastes y matices. El realizador decide prescindir de cualquier nexo de unión entre las diferentes historias, como sí ocurre en el film australiano, para simplemente hacer que todas desemboquen en la verbena de La Paloma. La sutileza de la comedia original se vuelve más gamberra, desenfadada y cañí gracias a la mirada de Paco León que tiene esa habilidad especial para narrar historias cotidianas sin artificios.

Desde su secuencia de créditos iniciales, el director se desmarca de los visto en 'The Little Death' con una auténtica declaración de intenciones. Una salvaje escena sexual se entremezcla con imágenes de animales al ritmo de la pegajosa canción "Foto pa ti" de la cantautora chilena Mariel Mariel. Sus atractivas y coloridas imágenes te hipnotizan desde el primer segundo sumergiéndote rápidamente en la complejidad de la sexualidad humana que presenta este proyecto.

A pesar de su trepidante inicio donde es inevitable ir enlazando carcajadas, la capacidad de sorpresa se diluye un poco cuando ya hemos conocido las particulares características de cada una de las parejas. Una vez descubiertas sus filias y cómo afectan a sus vidas, resulta complejo mantener las altas dosis de comedia. Aún así, el largometraje es divertido y fresco hace disfrutar al espectador con una historia sin complejos ni tabúes que no cae en la vulgaridad.

El poder de la improvisación

El realizador sigue obsesionado con plasmar la realidad más cotidiana. Tal y como ocurría con ambas entregas de 'Carmina' donde la línea entre ficción y realidad era confusa y explotaba la improvisación como arma para capturar esa verdad, vuelve a repetir su técnica. "La improvisación no es que digan lo que les dé la gana, sino lo que yo quiero", afirmaba León a eCartelera.com. De nuevo, el guion es inexistente para los actores que son guiados por el director para conseguir que digan lo que él tiene escrito para ellos. Porque sí, hay guion, aunque los actores no lo tengan en su poder. Incluso, decide llamar por su propio nombre a los intérpretes en un intento más por trasmitir esa verdad que tanto ansía.

'Kiki, el amor se hace'

El resultado es impecable. La técnica de la improvisación funciona a la perfección con un elenco sobresaliente que sustenta la película. Candela Peña deslumbra con su vis cómica en una de las tramas más rocambolescas del film. Alexandra Jiménez, Luis Callejo, Natalia de Molina y el propio Paco León están fantásticos en su papeles pero, sin duda, la gran revelación vuelve a ser Belén Cuesta. Desde que la descubriésemos como la adorable Milagros del musical 'La llamada', no ha dejado de sorprendernos con sus pequeñas participaciones en la gran pantalla. Su carisma y frescura siguen pidiendo a gritos un mayor protagonismo y peso en sus próximos proyectos. La malagueña tiene la capacidad innata de generar la carcajada con cada una de sus intervenciones. Su increíble monólogo inicial sentada en la mesa de la cocina, que recuerda irremediablemente a las largas conversaciones de Carmina Barrios, es uno de los grandes momentos que nos regala la película.

La escasez de desnudos

Aunque no es obligatorio que un film como 'Kiki, el amor se hace' aborde la sexualidad de forma explícita, llama la atención que un largometraje que pretende hablar abiertamente sobre las pasiones más ocultas no desnude a sus personajes en cuerpo y alma. La cinta no termina de dar un paso adelante en este tema, mostrando únicamente los pechos de sus actrices más jóvenes. Ni uno solo de sus actores masculinos muestran absolutamente nada, más allá de su torso. No es necesario ir tan lejos como 'Shortbus' o 'Shame', pero una cinta que tiene al sexo como tema principal debería romper sin miedo con los tabúes que rodean a los desnudos masculinos. El director ha optado por utilizar el sexo como contexto para centrarse en la parte más emocional y afectiva de las relaciones de pareja.

Paco León vuelve a demostrar que no es solo un actor que ha probado suerte en el campo de la dirección, sino que tiene una prometedora carrera como narrador de historias por delante. El realizador sigue cuidando minuciosamente la estética de un film que continúa manteniendo la frescura y la esencia de 'Carmina', pero sabiendo acercar ese nicho a un público más generalista, con un resultado más comercial. Esta comedia erótico-festiva nos regala una auténtica terapia de pareja que nos hará reír sin parar. 'Kiki, el amor se hace' se estrena en cines el 1 de abril.

Nota: 7

Lo mejor: Que sepa explotar tan bien el carisma de su reparto.

Lo peor: Que la sorpresa inicial se diluye al conocer sus filias.