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CRÍTICA

'La noche que mi madre mató a mi padre': Locura entre realidad y ficción sostenida por seis brillantes interpretaciones

El 29 de abril se estrena 'La noche que mi madre mató a mi padre', una comedia con unos magníficos actores con la que no podrás parar de reír.

Por Paula Martínez Sanz 29 de Abril 2016 | 12:35

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Compite en la Sección Oficial del Festival de Málaga 2016, y no es para menos. El cine español ha hecho muchas comedias a lo largo de los últimos años, algunas de ellas muy aplaudidas y galardonadas, pero el reinado de este 2016 parece que va a ser para 'La noche que mi madre mató a mi padre', película que tiene todos los elementos para conquistar tanto a la crítica como a los espectadores: una divertida historia, unos grandes actores, unos gags que no chirrían y un descontrol que, aunque impresiona, es impulsor de sonoras carcajadas.

Algo que todos nos preguntábamos después de ver películas como 'Mar adentro', 'Los ojos de Julia' o 'Ismael' era cómo funcionaría la gran actriz Belén Rueda en una comedia, y ahora la respuesta ya está servida: funciona perfectamente. Rueda ha tenido la suerte de que una creativa guionista y directora como Inés París haya escrito una película para ella, y ha sabido estar a la altura. La actriz refleja perfectamente las dudas, nervios e histeria de una actriz en la cuarentena a la que no se le ofrece ningún papel, y que haría cualquier cosa por conseguirlo. Y qué divertida está. Esos gestos y expresiones tan naturales y descacharrantes con los que compone su desesperación, su ansiedad, su coquetería o sus inseguridades, hacen olvidar que estemos hablando de una actriz experta en dramas.

 Belén Rueda, inestable en 'La noche que mi madre mató a mi padre'

Pero es que el resto del reparto no se queda atrás. Sabíamos que Eduard Fernández es un gran actor, pero este personaje que compone, tan inseguro y celoso y que se revela como un desequilibrado investigador de crímenes, es de otro nivel. Contrasta mucho con Fele Martínez, que se muestra jeta y sinvergüenza pero sin que esta chulería canse, sino que, acabe ofreciendo algunos de los mejores momentos de la película. María Pujalte, viajando desde la rígida solidez hasta el auténtico desparrame a través de todos los estados intermedios, y Diego Peretti, genuino argentino ofreciendo una deliciosa mezcla entre dulzura, educación, desconcierto y conmoción, también están maravillosos. Mención aparte merece Patricia Montero, la actriz más novata y que más pereza daba ver, y a la que ahora debo dar la enhorabuena. No es nada fácil interpretar a la chica joven, hiperactiva y ligera de cascos que molesta e incomoda a todos porque no tiene vergüenza de nada sin que esta resulte algo cargante o no creíble para el público, y ella lo ha hecho. Sin duda el guion de esta película es muy bueno, pero Montero ha demostrado que ella también lo es. De aquí solo van a poder salirle cosas buenas.

'La noche que mi madre mató a mi padre' explora diferentes terrenos como el de la industria del cine y lo peliagudo que es sacar adelante una película, algo que es mucho más complicado de lo que aún se piensa, y más hoy en día. Un guion puede ser cambiado por los menesteres de cualquier contribuyente, una actriz puede ser elegida por razones muy diferentes al casting que haga, y se necesita dinero, mucho dinero. Luego está el terreno de las relaciones con los ex, algo que empieza de forma muy moderna y enrollada hasta el punto de que uno casi se cree que puede funcionar (¿podría funcionar alguna vez?), pero que acaba cayendo en bucle entre celos, mentiras y significativas revelaciones. Las discusiones en la mesa, a veces sobre temas tan importantes y otras veces tan banales, pero que van in crescendo, recuerdan a la ocurrente 'Un dios salvaje' y a su decadencia e intolerancia. También se introduce en el mundo del thriller policíaco, un reflejo de los gustos de Inés París, y antes de darte cuenta estás inmerso en una investigación policial a dos bandas, un auténtico berenjenal.

Una comedia para el público

 La cena de 'La noche que mi madre mató a mi padre'

Esta película es un ejemplo más de cómo en el cine español, y especialmente en la comedia, todo es posible y todo vale para hacer reír al público y para transgredir, como la propia Inés París nos contaba. Pero, ¿hasta qué punto es esto lícito? ¿Ya nos hemos acostumbrados a ver muertos y asesinatos y que no importen? ¿Todos los porrazos son divertidos? Parece que los sentimientos e interrogantes de los personajes quedan escondidos al servicio del guion, que se va un poco de las manos en su final, ya que todo parece salirse de su sitio y esto produce una confusión y un desajuste que el espectador puede encontrar difícil de seguir, pero que también es un arma de doble filo, ya que la locura llega a su estado máximo, y con ella también las risas.

A partir su segundo punto de giro, 'La noche que mi madre mató a mi padre' da un vuelco y la divagación entre realidad y ficción se hace más presente que nunca en un hilarante surrealismo. Se crean alrededor de tres equipos diferentes entre los personajes, nadie sabe a ciencia cierta lo que sabe el resto... Esa escena en la cocina en la que María Pujalte, Diego Peretti y Eduard Fernández observan los movimientos de Belén Rueda, no tiene precio, y tampoco lo tiene el anticlímax, impactante y que colma los colmos, explosión y secuestro de autobús incluido, y tras al que a Diego Peretti se le queda una expresión en la cara que no le abandona hasta el final de la película y que hace que a nosotros no nos pueda abandonar la carcajada. Sí que es una pena el clímax, un poco más flojo y ligeramente predecible, pero después de 90 minutos de divertidas sorpresas poco hay que reprochar.

Sea como sea, 'La noche que mi madre mató a mi padre' es una comedia brillante, muy bien hecha y con una elección de reparto maravillosa. Se nota que la historia fluye, que los personajes conectan y que la locura está bien construida. La película se estrena mañana en los cines, ya está publicitada por todo el país y tiene pinta de encontrarse entre el palmarés del Festival de Málaga de este año.

Nota: 8/10

Lo mejor: El maravilloso reparto que tiene.

Lo peor: El final se va un poco de las manos.

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