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CRÍTICA

'Las amigas de Àgata': Oda a la metamorfosis de la juventud

Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius y Marta Verheyen dirigen esta película independiente que hace un repaso de la dificultad de afrontar los cambios en la juventud y en la amistad. En cines el 10 de junio.

Por Diego Alfonso Pizarro Da Costa 10 de Junio 2016 | 18:10

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El paso del tiempo es uno de los temas más recurrentes en el mundo del cine, sobre todo cuando hablamos de las transiciones entre las diferentes etapas que tenemos en la vida. El paso de la adolescencia a la juventud con la llegada de la universidad es uno de los momentos más extraños para una persona, dado que su madurez empieza a darle una nueva perspectiva que antes no había probado. 'Las amigas de Àgata' es un reflejo de cómo se producen estos cambios sin que haya un acontecimiento importante que lo marque.

 'Las amigas de Àgata'

Ganadora de premios en festivales como REC 2015 y Abycine Indie, 'Las amigas de Àgata' nos lleva al universo de Ari, Mar, Carla y la que da nombre al título. El grupo de amigas se conoce desde el colegio, siendo inseparables desde hace muchos años. Sus caminos empezarán a distanciarse cuando Àgata entre a la universidad y vea de otra manera a sus amigas. Un viaje a la Costa Brava cambiará la percepción que tienen todas del grupo, descubriendo que ya no son las niñas de antes.

Puede decirse tranquilamente que las directoras, Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius y Marta Verheyen, han hecho una apuesta sincera que habla desde la nostalgia e incluso da ese toque de naturalidad y experiencias humanas que muchos han podido pasar. A diferencia de otros filmes de mayor presupuesto, el largometraje ha apostado por buscar una mirada cercana, quitándose de cualquier artilugio complejo que pueda empañar la narración de la historia. Sorprendentemente, la historia de Àgata hace que nos adentremos de lleno en su vida y en el conflicto que surgirá con sus amigas, permitiendo que puedas sentirte identificado en la mayor parte de las situaciones que vive la protagonista. Una película sobre la juventud sin buscar temas más delicados como las drogas o los problemas psicológicos durante esta etapa, centrándose en campos más reflexivos en relación a la propia naturaleza humana y de los propios grupos como seres sociales.

 'Las amigas de Àgata'

Las interpretaciones de las cuatro actrices principales son fundamentales para que la película haya sido creíble. Elena Martín, Marta Cañas, Carla Linares y Victòria Serra en ningún momento fuerzan la personalidad de sus personajes, sino al contrario, presentan a cuatro chicas que perfectamente podrías encontrarte en cualquier momento en la calle. La personalidad callada de Àgata permite que pese a que el título pueda despistarnos, las verdaderas protagonistas sean "las amigas". Es de destacar la interpretación de Cañas, quien trae el personaje que otorga esos momentos de humor necesarios en este film con una Ari desenfadada y una especie de femme fatale del siglo XXI. Por otro lado, la protagonista, Elena Martín se luce en su esplendor con el monólogo final en el que no solamente las palabras son las que importan, sino también lo que quieres transmitir con el lenguaje no verbal. Las cuatro sorprenden en su debut cinematográfico, aunque no terminan de lucirse totalmente Linares y Serra.

En el plano técnico nos encontramos, en efecto, una película de bajo presupuesto pero eso es algo que se sabe de primera mano. 'Las amigas de Àgata' cabe recordar que nació de un proyecto universitario, por lo tanto se sabía que no sería una película llena de decorados y escenarios. Aun así, los lugares que se muestran en el film encajan a la perfección y las directoras han sabido utilizar aquellos elementos en los que flaqueaban para dar una visión más intimista con la cámara. Realmente hay ocasiones donde el espectador parece un participante más en la escena. Los encuadres y movimientos nos dan una sensación de semi-documental, que da ese toque indie necesario a la película para terminar de convencer al público. A primera vista 'Las amigas de Àgata' puede ser un film que no llame la atención, pero sin duda, tras romper esta barrera, es una cinta humana y con la que el público puede empatizar. ¿Quién no ha tenido una riña con algún amigo de toda la vida? ¿Quién no ha sentido que no es la misma persona que hace unos años? Nunca está de más dar oportunidades a apuestas de jóvenes realizadores. No es una idea compleja ni una historia complicada, pero merece la pena verla.

 'Las amigas de Àgata'

No todo es de color de rosa

Pese a la buena actitud que tiene 'Las amigas de Àgata' y un resultado más que notable, el film de Alabart, Cros, Rius y Verheyen tiene algunas fallas que no terminan de dar un producto perfecto. La falta de sustancia en algunas escenas del personaje de Àgata pueden llegar a confundir al espectador en alguna secuencia, algo que únicamente se termina de entender gracias a la contraposición de los personajes que adornan el paisaje. Podría decirse que pese al protagonismo de las amigas, debería haberse cuidado más el contexto y el trasfondo de Àgata y no esperar a un monólogo final para terminar de entender todo.

Mientras que la película se presenta en dos espacios muy claros, Barcelona y el posterior viaje a la Costa Brava, la acción transcurre sobre todo en la ciudad catalana. Aunque nos presenta situaciones de lo más naturales como salidas de fiesta, pequeños problemas con el día a día y cacaos mentales típicos del primer año de universidad, falta un mayor dinamismo en la acción. El viaje de las jóvenes está claro que es el clímax del film, pero aun así, se presenta de una forma abrupta que luego se ve compensado por la gran carga emocional de esta parte del film. No quita que a los espectadores no nos parezca que realmente hayan pasado semanas, lo que hace que tenga que recolocarse temporalmente en algunas ocasiones, quitando la atención de la historia.

'Las amigas de Àgata' es una historia valiente, habiendo luchado contra algunos prejuicios como son el rodar en catalán, jugar con un presupuesto bajo y sobre todo, hacer un análisis de una etapa de la que se ha hablado mucho: la adolescencia. Por suerte para Alabart, Cros, Rius y Verheyen han conseguido una apuesta bastante interesante y que escenifica totalmente la frase de: "a veces menos es más".

Nota: 7

Lo mejor: La humanidad y la carga emocional de la historia.

Lo peor: La falta de dinamismo en algunas partes y la poca profundidad en ocasiones del personaje de Àgata.

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