Año 1996 y un joven de 24 años con deseos de convertirse en director conseguía ver cumplido su sueño. Hablamos de Alejandro Amenábar, quien, después de introducirse en el mundo audiovisual por medio de su participación en diferentes cortometrajes, conseguía que 'Tesis', su opera prima, fuera estrenada en los cines de España. Han pasado dos décadas desde aquello y el que fuera el hijo prodigio de nuestra cinematografía ha impartido en el museo Guggenheim de Bilbao una master class ante más de 300 pares de ojos ávidos de aprender de él.Bajo el marco de la clausura de los Sundance TV Shorts Competition 2016, el cineasta puso el broche final mediante una charla, y es que como ya avisaron a su inicio, iba a ser más una conversación entre Amenábar, el moderador David Martos y los asistentes, quienes no dudaron en participar y preguntar todas las dudas tanto sobre la obra del realizador como de su experiencia en esta profesión. El evento comenzó pisando fuerte, dejándose de preámbulos y haciendo público que está finalizando un guion junto a Alejandro Hernández ('Caníbal'), quien ya participara en alguna reescritura de su último proyecto 'Regresión'. "Con suerte estaré rodando en 2017 y estrenando un año más tarde", compartía ante la audiencia. Sin embargo, reconoce que, por mucho que le gustaría que no fuera así, entre sus películas siempre termina por haber una separación de varios años.Amenábar lleva más de 20 años formando parte de esta profesión, en los cuales ha firmado únicamente seis obras, una cifra que muchos consideran insuficiente teniendo en cuenta la fuerza con la que floreció cuando era todavía un estudiante. Le encantaría sacar más películas, pero no lo hace "porque no me da para más". Y es que para él no se trata únicamente de una manera de ganarse la vida, sino que "hacer películas es una manera de expresarme". Asegura que su yo del pasado creía que a estas alturas habría conseguido sacar adelante un mayor número de proyectos, pero la respuesta es tan sencilla como que, a veces, no tiene nada que contar. "No me gusta engañarme contando historias que no me interesan", afirma sobre su proceso de creación. "Sigo haciendo las películas con la misma pasión que hace 20 años". Nada ha cambiado para el director en su manera de abordar cada nueva cinta.Si miramos cualquiera de sus películas, seremos testigos de su gran participación en ellas. No solo es director, sino también guionista y, en varias ocasiones, ha ejercido tareas de producción y ha puesto las notas a la banda sonora. Como señala, cada proyecto tiene una parte de él. Pero sin duda, donde se siente como pez en el agua es en los rodajes. La presión, la acción a contrarreloj y el hecho de sacar "la mayor cantidad en el menor tiempo posible" es algo que le fascina y donde esa timidez característica que resalta en la primera impresión, se pierde por completo en aras de la ilusión y el involucramiento.En la actualidad, son muchos los directores que están dando al salto a la pequeña pantalla para ponerse al frente de proyectos televisivos. Woody Allen y 'Crisis in Six Scenes' o más cerca Alberto Rodríguez con 'La peste' son algunos de los que han pisado esta tierra que cada vez gana más adeptos. Pero Amenábar no parece convencido. "Todos los días me despierto y lo pienso", asegura. Sin embargo, "no soy animal de series. Me cuesta engancharme". Afirma que una de las pocas que ha conseguido dejarle pegado a la pantalla es 'Breaking Bad' porque no se pierde en la idea que quiere contar, no como 'Perdidos', la cual dio por perdida en la segunda temporada. España y sus problemas Una de las principales preocupaciones de cualquiera vinculado a este mundo es la rentabilidad que se le pueda sacar al proyecto. La limitación de presupuesto debilita la posibilidad de llevar a buen puerto muchos de ellos. "Tengo uno en el cajón que no podría levantar porque es muy caro", afirma el realizador. Algo que ya le ocurrió en su aventura con 'Ágora', la cual se lanzó a escribir sin pensar en cuestiones presupuestarias y terminó con un libreto de 80 millones de euros del que se vio obligado a recortar 30 millones. En el caso de 'Tesis', otra de las películas con las que sufrió, asegura que se escondió junto a varios amigos tras la marquesina de una parada de autobús para observar si había cola en el cine para ir a ver su película; sin embargo, no había nadie. Incluso llegó a meterse en la sala para testar las reacciones de este. Confiesa que él no es muy de números, pero que, sin lugar a dudas, si España contara con mejores incentivos fiscales estaríamos ante un gran plató. Pese a todos los problemas que sufre nuestro país, como el alto precio de la entrada de cine debido al IVA cultural o la sencillez que supone hacer click y piratear una película, para Amenábar "hacer la película que quieres hacer es ya un éxito". A modo de ejemplo indica 'Mar adentro', la cual le dio grandes alegrías en su etapa de premios, especialmente con el Oscar, pero cuyo paso por la taquilla estadounidense fue decepcionante. Sin embargo, para él es, junto a 'Los Otros', la película de la que más orgulloso se siente, "al menos no siento vergüenza ajena al verla". "¿Y cuál es la peor?", corría la pregunta por la cabeza de todos los presentes. El director fue sincero y afirmó que 'Abre los ojos' es la que menos le agrada. Se trata de una película creada por adolescentes y es que Mateo Gil, coguionista, y él, eran muy jóvenes. La película marca ciertos aires teenagers muy propios de aquellos años. A los futuros directores Uno de los jóvenes asistentes coge el micrófono y le pregunta sobre el auge del thriller en el cine español desde que él abriera la veda con sus películas. Muchos de los asistentes lo consideran el rey del thriller español, y es que la mayor parte de su filmografía ha girado en torno a este género. "Juego mucho con la idea del engaño y de despertar nuestra conciencia", confiesa Amenábar, a quien le gusta emplear esta tónica en sus producciones. ¿Su próxima película volverá a dejarse guiar por esta línea? El director no da detalles sobre este proyecto, ya que no se lo permiten. Pero sí que menciona que este último año había firmado por dos proyectos ajenos, los cuales terminó desechando en favor de encerrarse en su cueva a sacar adelante la historia por sí mismo. Y es que en el momento en el que se le ocurre la idea perfecta, comienza un duro proceso por sacarla adelante que no finaliza hasta que no tiene los diálogos terminados, precisamente la parte de la escritura que confiesa que le resulta más sencilla. El director prefiere vender el proyecto con el guion finalizado para que se pueda apreciar a pantalla completa cómo ha sido su labor.Hacia el final de la master class, se dirige a todos los jóvenes de la sala que le han pedido consejo sobre qué deben hacer ahora que están terminando la carrera y, al igual que le ocurrió a Amenábar, su plan de estudios deja bastante que desear. La nostalgia empaña la sala y nos lleva a su primer día de clase, cuando era un joven lleno de ambición con ganas de comerse el mundo. "No os obsesionéis con dirigir". Cinco palabras cargadas de significado y que para él supusieron uno de los mejores consejos que pudieron darle en su etapa académica. La estrategia que recomienda es tirar hacia otras vías que también te llamen la atención, ya que desde ahí es más sencillo pegar el salto. Y hacer cortos, muchos cortos. Mediante ellos fue como consiguió su primera oportunidad de la mano de José Luis Cuerda y ahora le tenemos ahí sentado, frente a 300 jóvenes que inspiran cada una de sus palabras para encaminar sus vidas del mismo modo que Alejandro Amenábar lo hizo aquel 1996.