å

CRÍTICA

'La muerte de Luis XIV': La agonía de un monarca

Albert Serra dirige 'La muerte de Luis XIV', protagonizada por la leyenda viva del cine Jean-Pierre Léaud. Exhibida en el Festival de Cine Europeo de Sevilla.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 25 de Noviembre 2016 | 16:17
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

Comparte:

¡Comenta!

El dramaturgo griego Esquilo dijo: "La lengua es un acusador verídico contra los hombres llenos de vana soberbia". El director Albert Serra es uno de los cineastas más complicados dentro del cine español, sobre todo por su clara distancia entre el público y su arte. Tras 'Honor de caballería', 'El canto de los pájaros', 'El señor ha hecho en mí maravillas' e 'Historia de mi muerte', el cineasta se atreve con el Rey Sol con 'La muerte de Luis XIV', protagonizada por una leyenda viva del cine francés: Jean-Pierre Léaud.

La muerte de Luis XIV

Año 1715, el rey Luis XIV vuelve a palacio, durante su regreso nota un extraño dolor en la pierna. Pese a que les advierten a sus médicos de que se trata de gangrena, éstos no desean creer ese diagnóstico y tratan de investigar qué le ocurre al monarca de toda Francia. 15 días después de que llegase ese dolor, Luis XIV se encuentra postrado en una cama, incapaz de moverse, la enfermedad se ha ido extendido debido a la inacción de los médicos, provocando una lenta y dolorosa agonía en el rey más poderoso de la época, aquél que representó al mismísimo Sol.

La interpretación de Jean-Pierre Léaud

Sin duda se trata de la cinta más accesible de Serra, amado por la crítica más experta pero que vive en una clara desconexión con el público, al tener cintas que están más enfocadas al ensayo artístico que al de una película de ficción. Es más, las recreaciones de las películas creadas por el director hasta el momento son tan atrayentes estéticamente que sus filmes han sido más veces vistas en salas de exposiciones que en salas de cine.

La muerte de Luis XIV

En el caso de 'La muerte de Luis XIV', el cineasta hace hincapié en algo en lo que en sus anteriores trabajos no había trabajado tanto, a excepción de 'Historia de mi muerte', la interpretación. En este caso, todo se centra en el lenguaje no verbal que transmite Jean-Pierre Léaud. El actor es la leyenda más viva de la nouvelle vague, con permiso de Jean-Luc Godard. Su mirada, pese al paso de los años, es inconfundible. El intérprete logra transmitir la misma emoción y distancia que ya hizo como Antoine Doinel en 'Los 400 golpes'. De hecho, su actuación en la cinta tiene ciertos ecos de canto del cisne.

Distancia con el público

No obstante, 'La muerte de Luis XIV', pese a gozar de un actor que va más allá de lo magistral, lo cierto es que la narración de la cinta sigue siendo propia de Serra, o sea, prácticamente nula. El sentido de la cinta es, literalmente, su título, no se aprecia un descenso a los infiernos pese a que Léaud da a entender que ese monarca que se creyó el mismísimo astro rey era tan humano como el resto, básicamente porque no hay diálogos prácticamente, no hay sentido más allá de lo visual, la recreación de la habitación es digna de admiración. Esto hace que la cinta, y eso que es la más accesible de su director, se vea con cierta frialdad por parte del público.

La muerte de Luis XIV

Pese a ser uno de los niños mimados de Locarno, Albert Serra sigue demostrando su completa desgana de querer cautivar al público y demuestra que su cine pretende ser arte en el estado más puro. Con 'La muerte de Luis XIV' lo logra más que con sus anteriores propuestas, un objetivo que, ya cumplido, hace que sea muy complicado de reprochar, especialmente cuando no tiene interés en gustar al espectador.

Nota: 6

Lo mejor: Jean-Pierre Léaud, que vuelve a demostrar su magnífica capacidad interpretativa, pese a que casi no tiene diálogos.

Lo peor: No hay intención de querer llamar al público, ni siquiera a aquél que aprecia al cine de autor. Está hecho para un reducido grupo, lo que la hace claramente elitista.