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CRÍTICA

'La Ciudad de las Estrellas - La La Land': Los locos que sueñan

Damien Chazelle devuelve al musical al Olimpo del Séptimo Arte acompañado por unos inmensos Emma Stone y Ryan Gosling en una de esas películas que deberían marcar una época. En cines el 13 de enero.

Jesús Agudo
Por Jesús Agudo Más 4 de Enero 2017 | 14:23
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Damien Chazelle está loco. Este director de Rhode Island presentó en 2014 'Whiplash', basada en su propio cortometraje. Miles Teller, J.K. Simmons y una batería. Tres elementos que forjaron una de las películas más fuertes de los últimos años. Damien Chazelle supo sacar todo el poder de la música y nos dio una película en la que sentíamos cada redoble en todas las fibras de nuestro cuerpo. La locura le salió muy, muy bien. Tiempo después empezó a gestar su próximo largometraje, uno en el que llevaría la unión de música y cine un paso más allá. Un homenaje al musical clásico, en un momento en el que los musicales no son ni por asomo los reyes del celuloide. Completamente loco.

La ciudad de las estrellas - La La Land

'La ciudad de las estrellas: La La Land' empezó a ganar adeptos en el circuito de festivales, y de pronto nos encontramos con la favorita para los Oscar de 2017. Algo que deberíamos haber visto venir porque, como ya demostró con 'Whiplash', Damien Chazelle es capaz de conseguir que la música y el cine se conviertan, de nuevo, en la pareja perfecta. Y hablando de parejas perfectas, ha confiado los papeles principales de su historia a dos actores que ya han hecho saltar chispas en la gran pantalla como son Emma Stone y Ryan Gosling. Dos jóvenes que son la imagen del Sueño Americano, que han demostrado talento y ambición, y eso se ha traducido en el éxito que ahora representan. Eran perfectos para esta historia en la que los sueños son los auténticos protagonistas.

'La La Land' se centra en una chica y un chico. Ella es aspirante a actriz, él quiere abrir un local de jazz. Dos cosas bastantes complicadas en un Los Angeles actual que tiene mucho aire del Los Angeles del Hollywood dorado. La casualidad hace que, en una ciudad tan grande, acaben coincidiendo en varias ocasiones y acaben por iniciar una relación. Aunque no parecen tener mucho en común, empieza a aflorar en ellos un amor de los que solo ocurría en las películas.

La ciudad de las estrellas - La La Land

Pero ese amor de ensoñación tiene que competir con los propios sueños profesionales de la pareja, y este triángulo amoroso entre Mia, Seb y sus ambiciones son el hilo de este musical en el que Chazelle pretende mezclar muchísimas cosas, como buen loco que es, pero como un alquimista experto, todo le casa de una forma magnífica. 'La La Land' es todo un homenaje a 'Un americano en París', 'Cantando bajo la lluvia' y un sinfín de películas que demostraron el poder que tenía el cine de convertir los sueños en realidad, utilizando el lenguaje musical y del celuloide. Toda la película tiene un aire teatral hipnótico, con escenarios actuales que parecen clásicos, a veces con un toque falso buscado convenientemente. Los Angeles se convierte de nuevo en esa ciudad en la que podías ser todo lo que te propusieras - lo que nos vendía el Hollywood clásico - y, sin embargo, pronto cae ese pesar tan actual de que el mundo no podía ser más complicado y hacerse un hueco, por mucho que uno valga, suena como algo sumamente inalcanzable.

No solo los escenarios o el vestuario están utilizados de forma sublime. La propia dirección de Damien Chazelle es un baile en el que cada paso evoca grandeza. Con unos primeros planos hace que nos enamoremos de Emma Stone y Ryan Gosling, y les permite demostrar todo el talento que tienen. Con unos planos secuencia increíbles nos saca a bailar y prueba la fuerza que tienen estas escenas cuando están bien utilizadas. Y gracias a la fotografía de Linus Sandgren la delgada línea entre lo onírico y lo real se diluyen y crean un relato absolutamente bello.

La ciudad de las estrellas - La La Land

La película comienza con la eléctrica 'Another Day of Sun', un número de canto y baile espectacular que convierte una fea autopista en un derroche de color. Este primer número ya sirve como ejemplo perfecto de lo que vamos a disfrutar el resto del tiempo: una mezcla de ritmos del musical de toda la vida con el jazz aunque con un aire totalmente moderno. ¿El resultado? Es imposible parar los pies en toda la película. Para los que temen encontrarse con mucha canción y poca chicha, decirles que Chazelle ha optado por utilizar canciones solo cuando es necesario, aunque la música no deje de sonar en todo el metraje. Y es que entraremos queriendo enamorarnos de los temas, pero saldremos cautivados por completo con la banda sonora de Justin Hurwitz. Sus melodías son, una vez más, la combinación perfecta de viejo y nuevo, y se nos quedarán pegadas durante días. El piano, la trompeta... Todos los instrumentos acompañan cada momento con maestría, convirtiéndose en un elemento indispensable para que la atmósfera de 'La La Land' sea como es. Optimista, romántica, melancólica. La música es perfecta, simplemente perfecta. Las canciones no desmerecen nada la calidad de las melodías. La burbujeante 'Someone in the Crowd', la hipnótica 'City of Stars', la absolutamente desgarradora 'Audición' de Emma Stone. Todas ellas llegan en el momento justo y dejan claro que no hay fuerza en el Séptimo Arte como la que resulta de la unión del poder del cine con el de la música.

Precisamente con 'A Lovely Night' asistimos al regreso de la que sería la mayor power couple ficticia del Hollywood actual. 'Crazy, Stupid, Love' era una película que pasó bastante desapercibida, pero Ryan Gosling y Emma Stone hicieron que la pantalla ardiera con una química arrolladora. En 'La La Land' la cosa se vuelve incontrolable, hasta el punto de que resulta a veces incómodo verlos juntos, en el mejor sentido, como si fuéramos voyeurs de una pareja real y fuéramos a interrumpirlos en cualquier momento. Es otra de esas cosas que hacen tan especial a esta película. Entramos de lleno en la relación de Mia y Seb y sentimos cada paso de ella. Más allá de su imparable conexión, los dos están estupendos. No solo dejan claro que, además de guapos, bailan y cantan de fábula (sobre todo Emma Stone), también como personajes individuales llevan a la aspirante a actriz y al músico de jazz a lugares increíbles. Sobre todo Stone, que canaliza a las grandes estrellas del Hollywood clásico con su frescura tan característica. Es imposible no enamorarse de ella.

La ciudad de las estrellas - La La Land

Nostalgia en su justa medida

Juntos protagonizan lo que parece un romance al uso que va pasando por las distintas estaciones del año (aunque todas sean soleadas en LA), pero nada más lejos de la realidad. Esta película va de sueños. De sueños profesionales, de sueños personales, de sueños románticos y de sueños artísticos. Los sueños son criaturas poderosas, y a veces vienen con un precio. 'La La Land' nos presenta una historia típica de un musical clásico de los 50, pero actualizada a nuestro tiempo, en el que compaginar la vida personal y la profesional es complicado, en el que probablemente tendremos que hacer sacrificios con el fin de alcanzar lo que creemos que es la felicidad. Y que puede parecer que dos personas hechas la una para la otra pueden superar cualquier obstáculo. Aunque Chazelle ha conseguido rendir homenaje a ese aire optimista de los musicales clásicos, es el punto de melancolía el que hace que 'La La Land' no sea una película más, y que sea un retrato de nuestro tiempo encapsulado con una justa dosis de nostalgia. Es ese punto de realismo el da alma a la película. Y el final de la película es simplemente perfecto, una forma brillante de cerrar la historia dejándonos muy tocados, usando a tope las posibilidades del lenguaje cinematográfico, y dándonos el golpe de gracia. Todo el último segmento requeriría un análisis separado (fijaos bien cuando lo veáis).

'La Ciudad de las Estrellas - La La Land' es una película brillante, absolutamente brillante. Redonda, ambiciosa, compleja, encantadora, romántica, melancólica, onírica, realista. Es el mayor homenaje al poder, y al precio, de los sueños. Es nostalgia bien utilizada. Es una pareja que desde ya forma parte de la historia del cine. Es el musical que vuelve a poner a los musicales en el lugar que nunca debieron dejar: en el Olimpo de Hollywood. Vuelve a hacerlos atractivos a todo tipo de público, no solo a los fans del género. Es una mezcla de lo viejo y lo nuevo que podría haber sido un desastre, y sin embargo es una de las mejores películas de los últimos años (2017, lo tienes muy complicado para superarte). Damien Chazelle está loco, pero como canta Mia en uno de los momentos más emotivos e increíbles de la cinta, "brindo por los que sueñan, por muy locos que parezcan". Gracias a esos locos, nosotros soñamos despiertos cada vez que vemos sus películas.

Nota: 9

Lo mejor: Cómo brilla la dirección y las interpretaciones. Lo bien que se mezclan los lenguajes de la música y el cine. Lo realista y soñadora que es a la vez.

Lo peor: Que no tenga veinte números musicales más.