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OPINIÓN: CARTA ABIERTA

Por qué las palabras de Paula Echevarría sobre el feminismo no son el (único) problema

Unas controvertidas declaraciones de la protagonista de 'Velvet' equiparaban el machismo y el feminismo como extremos y señalaban que no hay que ser feminista, hay que ser "persona".

Por Sandra Sánchez Guerra 27 de Mayo 2017 | 18:01

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Paula Echevarría no sabe lo que es el feminismo, ¿o sí? La actriz protagonista de 'Velvet', ahora envuelta en la producción de 'Velvet Colección', ha suscitado tras unas declaraciones eso que se ha venido a denominar ahora el "incendio" en las redes sociales. Nos ha faltado tiempo a los usuarios para tratar de curar la ignorancia de la intérprete, pero lo cierto es que detrás de sus palabras lo que sale a relucir es la desaprobación y la condena pública que suscita un movimiento en busca de la igualdad de género como es el feminismo.

A pesar de que el feminismo es un tema en boca de muchos, no ha dejado de ser un término conflictivo e, incluso, provoca aún más miedo decirlo hoy que décadas atrás, cuando ni se pretendía cultivar una conciencia feminista en la sociedad y ese término de hermanamiento entre las mujeres, la llamada sororidad, también pasaba por alto. Lo que pretende ser una lucha sin tregua para conseguir que ningún hombre tenga la potestad de etiquetar a ninguna mujer, se ha convertido en mujeres peligrosas en guerra sin ninguna justificación, porque ya no hay nada por lo que levantar la voz.

 Paula Echevarría como su personaje en 'Velvet'

Las declaraciones de Echevarría que han causado la polémica destapan el problema de fondo que hay detrás de muchas mujeres que, aún manifestando ciertas ideas que encajan con el feminismo, demuestran tener pavor a la palabra. Durante una entrevista que la actriz ha concedido para Zeleb en un acto publicitario del que es imagen, no dudó en distanciarse del feminismo definiéndose como "persona".

"Yo creo que no hay que ser feminista ni machista, yo creo que los extremos nunca son buenos ni para un lado ni para el otro", explicaba. Según sus palabras, se puede decir que, para la actriz, vincularse al movimiento feminista vendría a ser una forma extremista de defender que una mujer tiene el derecho a elegir y ser quien quiera ser, cuando la sociedad se empeña en decirte lo que eres o dejas de ser. Esto significa inclinarse hacia el extremo, de ahí que después añadiese lo siguiente: "No creo que haya que ir a las barricadas todo el rato".

Ser "persona" desde la barrera

No se trata de que sus declaraciones revelen ignorancia, la cuestión reside en que identificarse como feminista parece significar integrarse en un movimiento que está mal visto y tergiversado por una parte de la sociedad. Hay muchas formas de ser feminista y detrás de Paula Echevarría, detrás de su miedo a ser aislada socialmente y pasar por ser una "feminazi", detrás de esa denominación propia de que ser persona implica ser neutral y predicar que hombres y mujeres somos iguales, también hay un modelo feminista. Oculto tras los prejuicios.

 Paula Echevarría en el acto promocional de la discordia

Ser persona y ser feminista va de estar en las barricadas, de una forma figurada. Va de no ser tolerante con el lenguaje y las expresiones machistas que usamos en nuestro día a día y con las que los demás intentan restarnos nuestra esencia, intentan decirnos quiénes somos. No sirven las medias tintas para combatir el machismo porque entonces caeremos en la permisividad, a la que se llega por medio de la neutralidad, y todo ello no significa que el feminismo se convierta en hembrismo, ni que pretender que no se te juzgue, que te intimiden por la calle o te ninguneen en el terreno laboral por ser mujer, implique oprimir al otro género.

"Llegados a este punto ya no tenemos nada que demostrar", dice la actriz, "ya todo el mundo sabe que nos valemos por nosotras mismas, salvo excepciones". Y las excepciones son las que más abundan. En la teoría todos propugnamos la igualdad, pero en la práctica si podemos juzgar a una mujer por cómo va vestida, lo hacemos; si podemos juzgar la relación sentimental o sexual de una mujer, lo hacemos; si podemos insultar a una mujer por no haber correspondido a nuestro piropo, ese que proviene de un completo desconocido, lo hacemos... Y estas son sólo algunas de las excepciones que forman parte de nuestro discurso diario.

Tú misma has demostrado que no todo el mundo sabe y tiene interiorizado que las mujeres somos iguales que los hombres. Si reivindicas el derecho de la mujer a ser "persona", a tener un trabajo, una posición y una parcela de vida al margen de lo que haga su pareja, acto seguido no reduzcas a una mujer a "un chocho", a un estereotipo de mujer florero, porque tú misma estás defendiendo que ya no hace falta decir que somos algo más que nuestros órganos genitales. Una respuesta que, por otra parte, daba la réplica a otra forma de machismo: la mujer siempre a la sombra del hombre.

 Blanca Suárez en 'Las chicas del cable'

Mientras exista algo llamado brecha salarial, entre otros muchos conflictos que evidencian la desigualdad de género, no es que exista una necesidad por demostrar que somos iguales a los hombres, sino que existe una necesidad de no ser neutral, de no callarse, de denunciarlo de forma activa y contravenir el que te estén diciendo que no vales lo mismo que un hombre y que, además, no vas a demostrarlo. Mientras salten a la palestra actrices como Robin Wright o Diane Kruger, por poner ejemplos recientes de intérpretes que han denunciado que no les pagaban lo mismo que a sus compañeros de reparto teniendo el mismo protagonismo, seguirá habiendo una necesidad de unidad, de sororidad y de feminismo. Porque las excepciones son las que definen la brecha de género y no son precisamente las que rompen las reglas, sino que son las que se encargan cada día de menguar tu capacidad de ser, precisamente, persona.

Contrasta el hecho de que actrices como Blanca Suárez, una de las protagonistas de 'Las chicas del cable' (serie que se ha aprovechado de un cierto tono feminista para promocionar su contenido) o Paula Echevarría promocionen con su actividad en las redes sociales una imagen pública que intenta inspirar en los usuarios el mensaje de que la única definición que debe darse es la propia. Es aún más contradictorio, además, si formas parte de una campaña publicitaria que fomenta una cierta imagen de mujer trabajadora, libre y que puede con todo.

¿Feminismo o igualdad?

Tras las preguntas de Pablo Motos a las actrices de 'Las chicas del cable' en 'El hormiguero', el reparto ha sido carne de cañón en lo que a definiciones de feminismo se refiere y la influencia que tiene dicho movimiento en sus vidas. En la misma sintonía que Paula Echevarría, Suárez evita también apropiarse del término como propio, algo a lo que ha atribuido en algunas entrevistas a que tiene cierto conflicto y confusión con el feminismo. "Tengo un poco de conflicto con ese término porque creo que la definición de feminismo es igualdad", ha manifestado la actriz para Woman. No le falta razón, feminismo es igualdad, pero opta por apartar el concepto y neutralizarlo en un encuentro con Eslang: "El feminismo juega un papel poco importante en mi vida; la igualdad, sí".

No sois distintas a los demás, contradicciones como éstas las tenemos todos en una sociedad machista de nacimiento. Cambiar estas contradicciones y luchar contra las excepciones es la herramienta para que nadie te imprima ese sello de tener que demostrar nada. Somos personas, pero hay que llamarlo por su nombre: feminismo.

Nuevas imágenes de 'Las chicas del cable'

Equipo al completo

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Las protagonistas

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Las chicas del cable

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Blanca Suárez

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Maggie Civantos

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