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CRÍTICA

'La vida de Anna': Promesa por una vida digna

La directora georgiana Nino Basilia dirige 'La vida de Anna', premio a la mejor película en el Festival Cinema-Jove de Valencia. Protagonizada por Ekaterine Demetradze.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 16 de Junio 2017 | 09:22
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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El buen cine social europeo tiene la virtud de ser atemporal. Su temática, sus héroes del día a día, sus desgarradores relatos, todos pueden extrapolarse a situaciones actuales. El cine social en Europa tiene su propia escuela, siendo los Hermanos Dardenne sus principales maestros, mucho más que británicos como Ken Loach o Mike Leigh cuyos códigos cinematográficos se alejan del estilo de los belgas. Desde Georgia llega una pupila de los directores de 'Dos días, una noche', Nino Basilia dirige 'La vida de Anna', ganadora del premio a la mejor película en el Festival Cinema-Jove de Valencia.

La vida de Anna

Anna tiene 32 años, vive en una ciudad de extrarradio, cerca de Tiflis. Madre de un niño autista, la mujer se gana la vida con dos trabajos, mientras pagar los gastos de casa, el tratamiento de su hijo y los cuidados de su abuela. Anna está cansada, siente que no puede más, se ahoga con la situación en su país. Es por esto, que la mujer desea emigrar a Estados Unidos. No es fácil lograr un visado. Por ello, recurre a un conocido que se encarga de visados tramitados de manera ilícita desde la embajada estadounidense. Sin embargo, los planes no saldrán como estaban previstos.

Heredera del cine de los Hermanos Dardenne y Cristian Mungiu

Nino Basilia, que escribe el guion y también se encarga de la fotografía, realiza un sólido debut con una película que recuerda a las primeras películas de los Dardenne o al cine del rumano Cristian Mungiu. De hecho, la desesperación de Anna, interpretada estupendamente por Ekaterine Demetradze, recuerda a la de Émilie Dequenne en 'Rosetta' o Déborah François en 'El niño'. La directora hace un desgarrador relato de una situación que no es ajena, una mujer trabajadora que debe sacar sola a su hijo adelante, con el nulo apoyo económico de su exmarido y con la sensación constante de estar al borde del abismo.

La vida de Anna

Pero lejos de ponerse tremendista, Basilia crea una cinta en la que su protagonista se debate entre caer en la corrupción y cometer actos ilegales o, por el contrario, mantener una moral que le ofrece esperanza pese a vivir una situación extrema. Como ocurría en la cinta búlgara 'La lección', de Kristina Grozeva y Petar Valchanov, Anna acaba teniendo varias dudas morales que están relacionadas con el propio legado que le quiere dejar a su hijo.

Desgarradora denuncia social que da una luz de esperanza

Aunque la cineasta se aleje de excesivos dramatismos y ponga algún toque de humor que aligera la película, eso no quita de estar ante una película asfixiante y con elementos propios del cine social, protagonista femenina al borde del extremo, niños en riesgo de exclusión social, largos planos secuencias, enfoques desde primera persona, en eso es imposible no acordarse de 'Rosetta', y un naturalismo desolador que muestra los duros reveses a los que se enfrenta constantemente la clase media trabajadora.

La vida de Anna

Todo ello conforma una magnífica ópera prima, en la que Basilia sabe crear un relato que se convierte en una denuncia social, pero también un alegato de esperanza y a favor de una infancia digna y con valores. Dura, real, necesaria y con sabor a buen cine, aquél que se queda guardado en la retina.

Nota: 8

Lo mejor: El agobio y la ansiedad que provoca en la conciencia.

Lo peor: Su trama tarde en arrancar

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