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CRÍTICA

'Blancanieves y la leyenda del cazador', imaginación visual sin poder narrativo

La adaptación más libre y oscura de la princesa y la manzana presenta un gran poderío visual. Sin embargo, en el plano narrativo Rupert Sanders no consigue mantener el tipo.

Jesús Agudo
Por Jesús Agudo Más 1 de Junio 2012 | 09:07
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Los cuentos vuelven a estar de moda en el mundo del cine. Prácticamente todos conocemos esas historias sencillas, con moraleja, que hemos podido oír miles de veces en nuestra infancia. Los cuentos nos ayudaban a entrenar nuestra imaginación. Algo que los cineastas tienen que tener muy a tono. Algunos directores, sin embargo, tienen una gran imaginación estética, pero no narrativa.

Blancanieves y la leyenda del cazador

'Blancanieves y la leyenda del cazador' llega para recuperar el prestigio de la joven princesa con la piel blanca. Rupert Sanders se alía con los productores de 'Alicia en el País de las Maravillas' para contarnos un cuento que conseguirá entrar por los ojos. No veremos exactamente la historia que conocíamos, pero esta adaptación libre consigue aumentar bastante el universo de los hermanos Grimm.

Sin embargo, este universo se le va por las ramas, perdiendo el hilo argumental y llenándolo de distracciones que aumentan el metraje, pero no el interés. La historia de Blancanieves pasa a ser una épica travesía para el personaje de Kristen Stewart, pero excesivamente largo para el espectador.

En esta versión del cuento, conocemos a Ravenna, una mujer despechada que pretende vivir eternamente vengándose de los hombres que rompen el corazón y haciéndose con más poder. Sólo hay alguien que pueda romper su magia: la mujer más pura y bella del reino, su hijastra. Tenerla años encerrada no evitará que escape al bosque oscuro, donde enviará a un cazador a buscarla. Con lo que no contaba era con la posibilidad de que el cazador simpatizara más con Blancanieves y le enseñara a valerse por sí misma y reclamar lo que es suyo.

Sin duda la premisa de la película de Sanders parece más interesante para un público adulto que el cuento original, pero nos encontramos con un mundo lleno de seres extraños, batallas monótonas y planos tremendamente artísticos que entran por los ojos pero distraen a la mente de la acción. Al largometraje le cuesta arrancar, llegando a una mitad más interesante con la aparición de los enanos. Si hemos podido aguantar caballos regalados que aparecen de la nada o aldeas de paso que no aportan mucho al argumento, quizás lleguemos al final de la película con el interés intacto. Pero es difícil, sobre todo porque todavía es más complicado ponernos del lado de Blancanieves.

Un espejo mentiroso

La elección de Kristen Stewart como protagonista es clara y no creo que deba explicarla, pero la actriz no tiene madera de superproducción. El papel le viene grande, y su inexpresividad para ser canon de belleza es absolutamente imposible de creer. Su sonrisa forzada rompe todo el encanto, a pesar de que en esta película han conseguido sacarle todo el partido a sus rasgos. Pero tiene un gran problema de base: Charlize Theron. Nadie en su sano juicio creería que Stewart es más bella que la sudafricana. El espejo mágico miente, y ese es un error de cásting insalvable. Que Ravenna utilice la magia para mantenerse joven no importa. Como era de esperar, Theron acapara toda la presencia de la película. Es la reina, la protagonista, el personaje más impactante y rico en matices. Una villana de las que podrían pasar a la historia, si Stewart no se lo hubiera puesto tan fácil. Y eso que la reina aparece menos de lo que debería.

Blancanieves y la leyenda del cazador
Chris Hemsworth interpreta al cazador que ahoga la pérdida de su esposa en el alcohol, casi parece el personaje de Woody Harrelson en 'Los Juegos del Hambre'. El actor cumple su cometido, manteniéndose como Sam Claflin en un segundo plano, sabiendo que 'Blancanieves y la leyenda del cazador' es una pelea entre las dos mujeres. Pero su personaje es muy plano, por lo que las acciones de las últimas partes de la cinta serán recibidas con estupefacción y no consiguen de nuevo credibilidad. El personaje de Claflin, para ser el príncipe del cuento, no puede ni considerarse secundario. El actor seguirá esperando su oportunidad. Los enanos, muchos de ellos conocidos y con asombrosas caracterizaciones, sí consiguen cuadrar dentro de la narración, aunque sin sus canciones irían mejor.

Abre los ojos

Visto que en argumento el cuento hace aguas, tenemos que conformarnos con un maravilloso apartado técnico. Tanto los escenarios como el vestuario o los efectos especiales merecen mucho la pena. Rupert Sanders crea todo un mundo mágico alrededor de la princesa de la manzana, y no resulta para nada extraño. El personaje de Ravenna vuelve a destacar en este aspecto, ella y sus guerreros de piedra. El bosque oscuro y las alucinaciones o el claro de las hadas también nos dejará boquiabiertos, aunque este segundo se trate de nuevo de una de las innecesarias pausas en la historia. Sumado a la banda sonora de James Newton Howard, el resultado sensitivo es sobresaliente.

El único pero que se le puede sacar a la forma de rodar de Sanders es la intensidad excesiva que tiene todo ante su objetivo. Aunque visualmente sea muy llamativo, el director peca de demasiados primeros planos y tiempo ralentizado que vuelven a distraer y alargar excesivamente ciertas partes que no deberían durar tanto, por el bien de nuestra paciencia.

Lejos queda la princesa Disney que cantaba a los pájaros. La oscuridad está de moda, hasta en los cuentos, y 'Blancanieves y la leyenda del cazador' nos sumergirá en un mundo lleno de misterio con una villana que realmente consigue dar miedo. Si no fuera por un guión muy flojo, facilón y lleno de agujeros y por una protagonista poco creíble, con la que llegan a dar ganas de morder la manzana.