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CLUB DE CINE

'Alien. El octavo pasajero', la pesadilla espacial de Ridley Scott

El director británico deslumbra con su segundo film, una brillante incursión en la ciencia-ficción que se convirtió en un referente del género.

Por Jorge R. Tadeo 5 de Junio 2012 | 10:15

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Aprovechamos el inminente estreno en Estados Unidos de la esperadísima 'Prometheus' para repasar el primer viaje al espacio de su director, Ridley Scott, con la fundacional 'Alien. El octavo pasajero', que continuó con éxito años más tarde (aunque con un estilo notablemente distinto) James Cameron en 'Aliens: el regreso', a la que dedicaremos el club de cine el próximo jueves.

Ridley Scott era un novato, con solo una película a sus espaldas (la notable 'Los duelistas', film de producción británica que había gustado a la crítica aunque sin haber generado demasiado ruido), cuando cayó en sus manos un guion de Dan O'Bannon que le permitiría rodar en Estados Unidos un film de ciencia-ficción que se iba a convertir en 1979 en todo un clásico de referencia dentro del género, que dispararía su carrera y la de su protagonista, la por aquel entonces desconocida Sigourney Weaver, que pasaría a ser una de las actrices más solicitadas de los años 80.

 Sigourney Weaver en 'Alien'

'Alien. El octavo pasajero' es una aventura espacial que cuenta la historia de los siete tripulantes de la nave comercial Nostromo. Cuando se encuentran de regreso a la Tierra tras cumplir una misión, el programa de navegación les despierta antes de lo previsto debido a que capta unas de señales que podrían tratarse de una llamada de auxilio. Tras aterrizar en un pequeño planeta, los tripulantes descubren los embriones de lo que podría ser un extraño organismo extraterrestre, que ataca a uno de los miembros del equipo, con lo que se ven obligados a introducir el ente en la nave; un grave error que los llevará al desastre y convertirá el viaje en una lucha por la supervivencia frente a un ser desconocido.

La teniente Ripley (Sigourney Weaver), desde el principio voz discordante dentro de la tripulación frente a las decisiones del resto, se convertirá en la heroína inesperada de esta pesadilla espacial que comienza con ritmo audazmente parsimonioso, generando una tensa calma en el espectador, y va introduciéndolo poco a poco en un ambiente claustrofóbico y angustioso (el diseño del Nostromo es majestuoso), jugando con una fotografía grisácea y una inquietante partitura de Jerry Goldsmith.

 Escena clave de 'Alien'

La película tiene un guion resultón pero sencillo, que cuenta con un par de giros muy bien colocados (la identidad real de Ian Holm), del que Ridley Scott saca un excelente partido merced a su gran destreza en la planificación de secuencias (esa indigesta comida que culmina con la famosa escena del Alien saliendo del vientre del personaje de John Hurt) y sobre todo con su magnífica habilidad para crear una atmósfera suntuosa, cualidad que volvería a demostrar muchas veces a lo largo de su irregular filmografía, en la que a menudo lo visual ha destacado sobre lo narrativo.

Cuento gótico espacial

'Alien' es una película que atrapa por el poder de las imágenes que muestra, por lo inquietante de los acontecimientos que se van sucediendo y por el inteligente aprovechamiento del espacio filmado. El Nostromo parece convertirse por momentos en un castillo gótico en el que los horrores acechan en cualquier pasillo o conducto de ventilación (la escena de Harry Dean Stanton persiguiendo al gato por la nave es la más paradigmática en este sentido). El uso del plano subjetivo y del travelling también ayuda a generar tensión perdurable, hasta desembocar en un dilatado clímax no apto para cardiacos en el que Ripley se enfrenta en solitario a la viscosa y repugnante criatura.

 Imagen de Alien

'Alien' es con merecimiento todo un clásico del género de la ciencia ficción. Una película que ha sido referente de estilo desde los 80 para muchos títulos que han querido imitarla (con mayor o menor fortuna) y que para su director supuso el precedente de la imprescindible 'Blade Runner' que se convertiría en su siguiente proyecto tres años más tarde. Y es una pena que, a pesar de rodar algunos títulos notables, Scott nunca haya vuelto a alcanzar los niveles de calidad de este excelente díptico de obras cumbre del género fantástico, a cuyos niveles veremos si al menos se acerca su inminente 'Prometheus'.