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CLUB DE CINE

'Tres colores: Azul': La libertad de Juliette Binoche

La primera película de la trilogía de lemas y colores de la bandera francesa es una íntima reflexión sobre la pérdida y la necesidad de libertad para seguir adelante.

Por 28 de Agosto 2012 | 09:05

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Hoy en Club de Cine analizamos una película bastante especial en su concepción. 'Tres Colores: Azul' es la primera de una trilogía de films dirigidos consecutivamente por Krzysztof Kieslowski a principio de los años 90, cuyo título alude a cada color de la bandera francesa así como a uno de sus lemas: libertad, igualdad y fraternidad.

'Azul' sería la película que representa la libertad, más como una idea emocional que como un concepto social y político. Su argumento se centra en Julie (Juliette Binoche), una mujer que acaba de perder a su marido y a su hija en un accidente de coche. Tras el shock inicial y sus intentos por quitarse la vida, veremos la forma de esta joven de encajar la nueva situación y decidir si continuar con la obra inacabada de su marido, un famoso compositor al que se le había encargado una pieza para conmemorar la unificación europea.

Tres Colores Azul

Su principal diferencia respecto a otros títulos de temática similar, es su total falta de ataduras para mostrar la evolución del personaje protagonista. No se preocupa por la impresión del público, si vamos a comprender sus actos después de esta tragedia, si su transformación es lógica y consecuente; solo con ser fiel a la verdad de su esencia. Y esa es la impresión, que todo lo que vemos es limpio, no hay intento de manipular a la audiencia creando momentos impactantes. Así, la sencillez es la nota dominante, y elementos tan poco casables como el suicidio, el engaño, un/a amante, una prostituta, una madre, un ratón, una piscina o una melodía cobran importancia en la historia.

Sensorial, no intelectual

El principal lastre de 'Azul', de la trilogía "Tres Colores" en general, es la percepción que tiene desde fuera el público convencional; algo comprensible tal y como se vende. Una película alabada y aupada por la crítica más sesuda, emblema del cine gafapasti y colocada como un título difícilmente abarcable. Sin embargo, es una película que merece una oportunidad y puede resultar accesible para un amplio segmento del público, pues tampoco es necesario un análisis intelectualista e ínfulas artísticas para entenderla y disfrutar con ella. No es un film de ritmo vertiginoso, es más bien lenta cierto, tiene tendencia a aburrir y un despiece de sus virtudes es inevitable que de pie al rechazo. Pero el que sea una película sensorial, que evoca a las emociones y las experiencias de que cada uno, se torna en su principal virtud.

Tres Colores Azul

Porque 'Tres colores: Azul' no es una cinta de efectos especiales, ni de golpes de efecto; tampoco de escenas memorables o diálogos para el recuerdo. Juega mucho con los desenfocados, usa mucho los filtros, con el color azul siempre presente tanto en su atmósfera como para destacar los elementos clave. Y destacando sobremanera, la soberbia interpretación de Juliette Binoche, representativa de una película auténtica, tan real como la vida misma.

Sagas