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CRÍTICA

'Ruby Sparks': la consagración de Dayton y Faris

Los realizadores de 'Pequeña Miss Sunshine' estrenan el próximo viernes su segundo film, una inteligente comedia romántica que no ha tenido la relevancia que merece en Norteamérica.

Por Jorge R. Tadeo 21 de Octubre 2012 | 11:00

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Seis años han pasado ya desde que aquella estupenda 'Pequeña Miss Sunshine' inundara las salas de innegable gracia y una tan envenenada como pertinente crítica al sueño americano en clave de peculiar comedia familiar. El film se convirtió, con merecimiento, en un auténtico "sleeper" y uno de los mayores éxitos recientes del cine indie norteamericano, acaparando premios y alabanzas de crítica y público.

Supuso el debut en el largometraje de ficción para el matrimonio formado por Jonathan Dayton y Valerie Faris, cuyo regreso a la gran pantalla se ha hecho esperar, pero al fin llega a España el próximo viernes. Y a pesar de haber tenido un estreno bastante discreto hace unos meses en Norteamérica, conviene marcarla en rojo en el calendario de estrenos, pues 'Ruby Sparks' es una obra que les permite evolucionar hacia una comedia más sofisticada, entre lo romántico y lo conceptual, quizá no tan divertida como su anterior película, pero quizás sí más sugerente.

'Ruby Sparks': la consagración de Dayton y Faris

Faris y Dayton encuentran esta vez una mayor complejidad en un estupendo guion escrito por Zoe Kazan, joven actriz vista hasta ahora en pequeños roles secundarios, que sorprende muy gratamente con su debut en la escritura cinematográfica (previamente había escrito teatro), además de encarnar con gran acierto a la Ruby del título, idílica creación literaria de un joven escritor psicológicamente frágil, al que interpreta Paul Dano, que cobrará vida en un giro que puede recordar a 'La rosa púrpura del Cairo'.

Es cierto que la premisa no es exactamente nueva, y que el juego entre ficción y realidad como herramienta para reflexionar sobre el bloqueo creativo-existencial, lo hemos visto en 'Más extraño que la ficción', 'Adaptation' o 'Midnight in Paris' por citar algunos ejemplos recientes. Pero lo interesante de 'Ruby Sparks', es que funciona a múltiples niveles y bajo un barniz de comedia bufa resultona y aparentemente menor, tiene un sorprendente alcance como herramienta de reflexión, no solo sobre el proceso creativo, sino principalmente acerca de la pareja y sobre cómo los estereotipos ficticios que nos invaden sutilmente, afectan (negativamente) a las relaciones interpersonales.

'Ruby Sparks': la consagración de Dayton y Faris

Es, por tanto, 'Ruby Sparks' una encantadora fábula, que resulta graciosa cuando se mueve en el terreno de la comedia de equívocos, pero trasciende la mera sonrisa cuando nos muestra las dificultades de un joven de precoz éxito profesional para asumir el fracaso emocional, indaga sobre la importancia de la herencia familiar en la manera de afrontar los conflictos o propone una insólita descripción del enamoramiento como un proceso entre la ficción, la farsa y la magia.

Mezcla acertada

Todo funciona satisfactoriamente en esta difícil mezcla de elementos, aparentemente heterogéneos, que el guion va hilando con gran habilidad para componer un atinado discurso tragicómico. El ritmo es fantástico y fluído, con agradables remansos como esa reunión familiar en la que Annette Bening y Antonio Banderas entran brevemente en escena interpretando a un matrimonio un tanto peculiar, la banda sonora es estupenda y los actores están perfectos; tanto Dano en la piel de un desquiciado creador enamorado de un ideal, como Kazan sorteando la sobreactuación interpretando a una polivalente marioneta al servicio de su inventor, dejando hueco a un par de secundarios con chispa como Elliot Gould y Chris Messina.

'Ruby Sparks': la consagración de Dayton y Faris

Resumiendo, 'Ruby Sparks' es una película inteligente, divertida y rebosante de encanto. Una pequeña joya del cine independiente norteamericano que no debería pasar desapercibida entre los grandilocuentes títulos que colapsan la cartelera española y a la que conviene acercarse si uno gusta de reflexionar con una sonrisa en la cara.