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CLUB DE CINE

'Training Day (Día de entrenamiento)', el resbaladizo filo de la ley

Vigoroso thriller que pone al espectador en la piel de un novato que debe lidiar con las discutibles prácticas de un condecorado agente de narcóticos interpretado por Denzel Washington.

Por Hugo Rosales 6 de Diciembre 2012 | 13:00

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Dirigida por Antoine Fuqua, realizador experto en el cine de acción y criminal, 'Training Day (Día de entrenamiento)' es generalmente recordada por haber supuesto el segundo Oscar en la carrera de Denzel Washington, pero poco reivindicada como un enérgico thriller sobre los bajos fondos de la ciudad de Los Ángeles, unos territorios donde el mercado de la droga mueve mucho dinero e influencias, con guión del prometedor David Ayer, cineasta que ayer miércoles estrenó en nuestro país su nueva película como director, 'Sin tregua (End of Watch)'.

La ley de la calle

Su argumento sigue a Jake Hoyt (Ethan Hawke), un novato agente al que le asignan como compañero a un experimentado detective de narcóticos, Alonzo Harris(Denzel Washington), que ve la situación como una oportunidad de instruir a un joven con potencial dentro de su complicado escenario de trabajo. Rápidamente quedarán al descubierto las prácticas de Alonzo, un hombre que se considera todo un defensor de la calle que puede operar por encima de la ley para limpiar lo que él considera como escoria, y que además pretende aprovecharse de la ingenuidad de su nuevo compañero para solucionar sus problemas financieros.

Training Day

Si bien las películas de agente veterano-policía novato son muy recurrentes dentro del cine comercial estadounidense, no es habitual un tratamiento tan serio que escapa de la típica comedia de las buddy movies, y menos de forma tan directa, con un instructor que no sólo se muestra desencantado con el sistema sino que pronto expone la cruda realidad a la que se enfrenta y el poco respeto que siente por las reglas. La cinta sigue 24 horas al límite de un experimentado agente durante el primer día junto a su nuevo compañero, condición de novato que aprovecha para apretarle las tuercas y ver si puede confiar en él para conseguir dinero de una forma poco lícita. Es un día de entrenamiento, de tanteo de un joven agente para comprobar sus límites, también para eliminarlo del mapa una vez que ya no le sirva en sus própositos. Eso es lo que vemos, y el espectador se pone del lado de Jake en una situación comprometida, lidiar con un instructor que se comporta fuera de lo considerado correcto, pero que le hace ver el lado frágil y corrupto del sistema. Alonzo se ha ganado el respeto de sus superiores actuando al borde de la ley, una quebradiza línea que queda difusa cuando le llegan las deudas y se ve amenazado por la mafia rusa, por lo que necesitará el apoyo de los conocidos como los Tres Hombres Sabios, un concilio de jefazos que actúa/destruye conforme a sus intereses.

"Lo mejor" de cada casa

La acción ofrece enérgicas escenas de asalto y trato con traficantes de la más variada de condición, como la intervención del conocido rapero Snoop Dogg en la piel de un camello en silla de ruedas al que consiguen interrogar para averiguar la identidad de su suministrador. Así, de la mano de Alonzo somos testigos de allanamientos de morada, hasta el punto de emplear un menú de restaurante como efectivo cebo que puede pasar como orden de registro, detenciones y toda una serie de amenazas que le llevan a traicionar a un antiguo confidente a cambio de dinero, para poner a Jake en la tesitura de elegir de qué lado está y dónde quiere acabar al final del día: cómodamente en su casa o en el fondo de una maloriente celda. Lealtad o traición, el desarrollo de la película va planteando una serie de decisiones a Jake cuyo mejor resultado no siempre lo proporciona la opción más ética, para llegar a un brutal desenlace en el que somos testigos del asalto a la vivienda de Alonzo junto a su atractiva amante (una sensual Eva Mendes) y su hijo. En definitiva, 24 horas de puro nervio en el camino de un recién llegado al que su experimentado compañero le hace ver la oscura cara en la defensa de la ley, un debate interno con el que probablemente él mismo tuvo que lidiar en el pasado.