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CRÍTICA

'El Hobbit: Un viaje inesperado', buscando aventura en tiempos de paz

Aunque, como imaginábamos, la precuela de 'El Señor de los Anillos' se hace larga, la marca técnica de Peter Jackson vuelve a llevarnos a la magia de la Tierra Media, aunque sea en un tono más jovial.

Jesús Agudo
Por Jesús Agudo Más 11 de Diciembre 2012 | 09:10
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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(El pase de prensa se realizó con una copia en 3D a 24 FPS, por lo que no podemos opinar de los 48 FPS)

Comienzan a sonar unos acordes bien conocidos, es la épica composición de Howard Shore, y sin darnos cuenta volvemos a estar allí, en la Tierra Media. Pensamos que nunca llegaría ese día, perdimos la esperanza muchas veces, pero el mago que consiguió dar vida a una de las historias más épicas de la literatura vino a nuestro rescate. Quién mejor que él para guiarnos hacia Erebor.

El Hobbit: Un viaje inesperado

'El Hobbit: Un viaje inesperado' no viene exento de polémicas, de hecho se han hecho tan grandes como la propia Montaña Solitaria. Muchos tendrán confianza ciega en Peter Jackson, y serán ellos los que disfrutarán de cada uno de los pasos de Bilbo, pero deberán apartar la mirada de 'El Señor de los Anillos', puesto que no estaremos en la misma Tierra Media que conocíamos.

Sesenta años antes, la paz dominaba todo el mapa. Sauron llevaba siglos derrotado y los pueblos vivían tranquilos, ajenos a que, quizás, se encuentren en la calma que precede a la tempestad. Pero unos enanos quieren recuperar su reino de las garras de un dragón, y por consejo de un mago, se llevarán con ellos a un pequeño hobbit, con la excusa de ser más sigiloso y escurridizo. La vida tranquila de Bilbo quedará muy, muy atrás.

Que Peter Jackson tenía complicado alcanzar el nivel de 'El Señor de los Anillos' es innegable, el libro de Tolkien es radicalmente distinto a los tres siguientes. No hay guerras, y por tanto, no podemos esperar ese ajedrez gigante que suponía la batalla entre la Comunidad y el ejército de Sauron. En esta ocasión nos encontramos con la misión de un grupo muy concreto que tiene un sólo enemigo que derrotar, y la magia cobrará mayor protagonismo que la espada. No faltará la acción, pero no será lo mismo.

El Hobbit: Un viaje inesperado
Como 'La comunidad del anillo', 'Un viaje inesperado' tiene los inconvenientes de tener que "perder" tiempo con preámbulos y explicaciones, una losa que va pesando a lo largo de las tres horas de metraje. Los que se echaron las manos a la cabeza con el cambio de planes del director de dos a tres películas, lo hicieron con razón. La novela no es tan compleja como la trilogía posterior, y sacar tres largometrajes de ella y mantener un cierto ritmo era prácticamente imposible. A pesar de las batallas, esta primera entrega no tiene tela que cortar, y es alargada con tramas secundarias poco atractivas que pierden el hilo del espectador.

La película va repitiendo el mismo patrón desde que Martin Freeman y compañía salen de la Comarca: persecución, captura, liberación. La espectacularidad visual consigue suplir un poco la falta de originalidad, y también ayuda mucho el carisma de varios de los miembros del grupo. Ian McKellen sigue siendo el líder en cuanto robar una escena, pero Richard Armitage también funciona como Thorin, a pesar de lo criticado que ha sido su aspecto humano. Freeman es la gran sorpresa, todo un portento como Bilbo Bolsón, con la elocuencia afilada y unas expresiones tan adorables que le ponen a la altura de su sobrino, Elijah Wood.

Canciones, rimas y acertijos

Precisamente el punto tierno, incluso infantil, es lo que mejor describe a 'Un viaje inesperado'. Si el libro estaba ya más dedicado a un público más joven, la Tierra Media que nos enseña Jackson esta vez también tiene ese toque jovial y colorido, muy humorístico, con varias canciones y una magistral escena con Gollum que es el mejor fragmento de la cinta. Sin duda es el personaje más esperado por los fans, y con razón. Su aparición hace que pensemos que ojalá se hubieran eliminado otros más secundarios para poder incluir a Andy Serkis durante más tiempo, pero la obra original es la que es, y el director de momento no ha metido mucho de su cosecha. Si lo hace, es para unir lo máximo posible a la precuela con su historia posterior, con personajes y secuencias que en el libro no aparecen pero que es dudoso que alguien se vaya a quejar por ello.

Técnicamente volvemos a hablar de una película sublime, con una fotografía perfecta, una Nueva Zelanda que vuelve a sacar lo mejor de sí misma y un trabajo de efectos especiales que deja a 'El Señor de los Anillos' a la altura del betún, sobre todo si nos fijamos en la evolución de Gollum. Las criaturas están diseñadas con el mismo cuidado de siempre, ampliando la mitología ya conocida con alucinantes trabajos de ordenador y maquillaje, y alguna que otra inspiración en el trabajo previo de Guillermo del Toro. Las panorámicas seguirán dejándonos maravillados, agradeciendo que, nuevamente, se repitan las escenas de la compañía caminando. Sumada a la banda sonora de Howard Shore, la delicia visual y auditiva que experimentamos justifica estas partes "de relleno".

'El Hobbit: Un viaje inesperado' no llegará a decepcionar a los que disfrutaron con 'El Señor de los Anillos', pero hay que hacerse a la idea de que no estamos en tiempos de guerra, y que nos encontraremos con una acción muy diferente a la de la primera trilogía. El director consigue mantener el tono más desenfadado del libro, sin perder la relación con el universo Tolkien que ya conocíamos. Peter Jackson ha hecho que la espera merezca la pena con un gran trabajo técnico, que suple el hecho de que el guión se haya extendido en exceso. Esperemos que, en los capítulos siguientes, vaya cogiendo agilidad, el gran punto negativo de esta película. Pero el caminar de Bilbo es lo suficientemente firme para que, aun con sus fallos, seamos de nuevo bienvenidos en una tierra que es pura magia.