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RECORDANDO A UNA ESTRELLA

20 aniversario de la muerte de Audrey Hepburn: mezcla irrepetible de talento, inocencia y elegancia

La actriz belga sólo apareció en una treintena de películas, pero pese a ello, consiguió labrarse una carrera repleta de éxitos, entre los que encontramos 'Vacaciones en Roma' o 'Desayuno con diamantes'.

Por Adrián Lavado Moreno 20 de Enero 2013 | 12:45

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Audrey Hepburn es, aún hoy en día, una de las actrices más recordadas y queridas de todos los tiempos. El 20 de enero de 1993 fallecía a los 63 años por un cáncer de colón cuando llevaba ya un tiempo apartada de los flashes de Hollywood y se dedicaba a trabajar en distintas labores humanitarias.

Traumática infancia y primeros trabajos

La infancia de la actriz no fue especialmente fácil, aunque tuvo la suerte de nacer en una familia acomodada. Hija de una baronesa holandesa y un banquero inglés filonazi, tuvo que sufrir desde muy pequeña la separación de sus padres y los estragos de la Segunda Guerra Mundial, hechos que la marcaron de por vida. En un primer momento, pasó la guerra en Holanda junto a su madre sufriendo el fusilamiento de su tío y su primo, el envío de uno de sus hermanos a un campo de concentración y la pérdida de su otro hermano en uno de los continuos ataques. Comenzó a estudiar piano y ballet clásico, haciendo sus primeros pinitos en el mundo de la danza actuando para la Resistencia holandesa.

 Audrey Hepburn

En 1948 se muda a Londres donde sigue con su carrera como bailarina, aunque pronto se da cuenta que lo tiene que dejar por sus problemas respiratorios y de anemia. Con necesidad de encontrar dinero rápido, decide probar a trabajar como actriz. Dadas sus cualidades en para el baile, empieza a actuar en diferentes musicales y papeles secundarios tanto en Francia como en Reino Unido. Su gran oportunidad fue protagonizar el musical de Broadway 'Gigi', que se convertiría en un notable éxito haciendo que se fijara en ella William Wyler para protagonizar su película 'Vacaciones en Roma'.

Exitoso debut y ascenso al estrellato

El papel se lo habían ofrecido antes a otras estrellas, como Jean Simmons y Elizabeth Taylor. Pero tras una perfecta prueba de cámara, comenzó a rodar la película junto al consolidado actor Gregory Peck. Su papel tuvo tal recibimiento de crítica y público que consiguió alzarse con su primer Óscar. La historia de amor entre una princesa y un periodista en las calles de la Ciudad Eterna, dejaba ya constancia del buen hacer de Hepburn; siendo especialmente recordado su paseo en Vespa o su radical corte de pelo.

Al año siguiente estrena 'Sabrina', película de Billy Wilder donde tenía que debatirse entre el amor de un alocado William Holden o un taciturno Humphrey Bogart. Esta película supuso para ella su segunda nominación al Óscar y el primer contacto con su amigo y recurrente diseñador de ropa, Hubert de Givenchy.

 Audrey Hepburn

Durante los próximos años, la actriz fue trabajando en una serie de papeles que hicieron de ella un referente para todas las jóvenes de la época que soñaban con ser como ella. La actriz infundía a sus papeles un toque de elegancia, inocencia, simpatía y sofisticación que los hacían irresistibles para el gran público. Algunos ejemplos son su papel de Natasha en la adaptación de 1956 de 'Guerra y Paz', la increíble historia de amor con Gary Cooper en 'Ariane', la dependienta convertida en modelo en el musical 'Una cara con ángel' o su sorprendente transformación en una novicia destinada en el Congo en 'Historia de una monja', película por la que sería candidata a su tercer Óscar.

En 1961 interpretaría al que puede que sea su papel más recordado, el de Holly Golightly en 'Desayuno con diamantes'. La película partía de una novela de Truman Capote y había rechazado el personaje Marilyn Monroe porque quería dejar de interpretar a "chicas ingenuas". Un escaparate, un traje de Givenchy, una canción y una escena con un gato bajo la lluvia, crearon a uno de los personajes más icónicos de la Historia del cine. Como curiosidad, en el guion definitivo se decidió omitir la bisexualidad de Golightly para que la actriz no se sintiera incómoda con el personaje. No creemos que esto fuera así, ya que ese mismo año estrenaría 'La calumnia', película junto a Shirley MacLaine, donde se les acusa de mantener una relación lésbica.

 Audrey Hepburn

Volvería a trabajar con Stanley Donen en dos de sus próximos trabajos, la comedia de intriga 'Charada' y la road movie romántica 'Dos en la carretera'. Otro de sus grandes éxitos fue el musical de George Cukor 'My Fair Lady' donde interpretada a una asalvajada Elizabeth Doolittle, que gracias a los esfuerzos de un snob lingüista (Rex Harrison), consigue convertirse en toda una dama de la alta sociedad. La película consiguió ocho estatuillas, incluyendo la de mejor película, aunque los académicos se "olvidaron" de nominarla.

Últimos trabajos y retiro cinematográfico

En la década de los setenta comenzó a apartarse del cine apareciendo en tan sólo dos películas: 'Robin y Marian' y la olvidable 'Lazos de sangre'. Su último trabajo sería en 1989 en un papel secundario en 'Para siempre', película fantástica de Steven Spielberg.

A partir de ese momento y hasta su muerte, decidió alejarse de los medios y dedicarse a ayudar a los más desfavorecidos realizando una serie de viajes por África como embajadora de buena voluntad de UNICEF. La actriz siempre había intentando apoyar todo tipo de causas solidarias para devolver la ayuda que le dieron al acabar la guerra.

Audrey Hepburn estuvo casada en dos ocasiones. La primera con el actor Mel Ferrer y la segunda con un médico italiano llamado Andrea Dotti, del que se divorció en 1982 por sus continuas infidelidades. De estas relaciones y tras sufrir cinco abortos tuvo dos hijos, Luca y Sean. En los últimos años mantuvo un romance con Robert Wolders, un holandés con quién compartió sus últimos viajes. Durante su carrera, se le atribuyeron aventuras con alguno de sus compañeros de reparto como William Holden, Gregory Peck, Ben Gazzara o Albert Finney.

 Audrey Hepburn

En definitiva, una actriz que demostró un inigualable talento sobre el escenario pero también una enorme humanidad. Los que la conocieron afirman que nunca fue del todo feliz hasta sus últimos años de vida. Por lo que, contradiciendo a los personajes de Cenicienta que interpretó durante toda su vida, acabó demostrando que la felicidad no viene unida a la fama y se puede llegar a descubrir con el tiempo en un recóndito lugar de África.

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