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'Siete mesas de billar francés': Las carambolas de la vida según Gracia Querejeta

Maribel Verdú ganó su primer Goya con este magnífico melodrama en el que Blanca Portillo le da una excelente réplica.

Por Jorge R. Tadeo 7 de Mayo 2013 | 08:00

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Gracia Querejeta forma parte, junto con Icíar Bollaín o Isabel Coixet, del selecto grupo de directoras que asoman con orgullo la cabeza entre las figuras más relevantes de nuestro cine. Acaba de ganar el Festival de Málaga con su nuevo film '15 años y un día', algo que ya había logrado hace casi una década con el estupendo drama familiar y de iniciación 'Héctor', pero quizá su película más redonda hasta la fecha es la espléndida 'Siete mesas de billar francés' que recordaremos hoy.

'Siete mesas de billar francés': Las carambolas de la vida según Gracia Querejeta

Melodrama que arranca con la ruptura de una pareja debido a los secretos de familia del marido. Y sobre los secretos de familia va a girar todo el argumento de un film coral, en el que cada personaje está dotado por el guion de una entidad importante, extraordinariamente bien desarrollados e interrelacionados, la galería de gentes que pueblan el film constituye un grupo humano tan auténtico como interesante.

Maribel Verdú (en uno de los mejores papeles de su carrera, que además le dio su primer Goya), regresa a Madrid con su hijo desde Galicia para el entierro de su padre y descubre que como legado ha dejado deudas y una relación pendiente con una mujer de su misma edad (espléndida Blanca Portillo, que se llevó la Concha de Plata en San Sebastián). Allí se reencontrará con la pandilla de amigos del padre, muchos de ellos compañeros del anitguo equipo de billar en el que la propia protagonista también militaba.

'Siete mesas de billar francés': Las carambolas de la vida según Gracia Querejeta

Secretos y mentiras

Así, con el billar como original "macguffin", se va tejiendo y enredando una telaraña de sentimientos y emociones, tan intrincada como casi siempre luminosa y sincera. Blanca y Maribel comparten varias escenas memorables (la compra del ataud, la escena del restaurante chino...) y Raúl Arévalo y Enrique Villén (el "tuerto") tienes dos agradecidos papeles cómicos que bordan.

Y se van colando en el film historias de superación personal, de superación de traumas pasados, de redención sentimental y familiar... Componiendo finalmente un film interesante, muy agradable de ver con un guion de hierro y un reparto brillante. 'Siete mesas de billar francés' está muy cerca de ser un film redondo y es desde luego una apuesta tremendamente recomendable dentro del cine español reciente.