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CRÍTICA

'Parque Jurásico 3D': La verdadera razón de existir de una sala de cine

Universal Pictures no ha reparado en gastos para celebrar por todo lo alto los veinte años de una de las mejores aventuras que nos ha ofrecido Steven Spielberg.

Jesús Agudo
Por Jesús Agudo Más 11 de Agosto 2013 | 10:00
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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No será la primera vez que alguien diga "ya no se hacen películas como 'Parque Jurásico'". Pero no deja de ser una verdad como un templo de grande. Veinte años han pasado ya desde que Steven Spielberg estrenara uno de sus mayores éxitos, un fenómeno popular que esconde una de las aventuras más entretenidas y cautivadoras que han pasado por una sala de cine. Y ahora podemos volver a disfrutar de ella como tiene que hacerse: sentados en una butaca.

Parque Jurásico 3D

Cuando 'Parque Jurásico' llegó a los cines, yo era demasiado pequeño como para que me dejaran ir a verla, pero gracias a esa maravilla ya prehistórica que son los videoclubs y a las reposiciones televisivas, soy uno de esos niños que creció alucinando con el Tiranosaurio Rex o los Velocirraptores. Gracias al reestreno en 3D, he podido sacarme la espinita, y verla en una sala. La sensación es indescriptible, hacía años que no salía del cine con semejante impresión. Y eso que prácticamente todos habremos visitado la isla Nublar en algún momento de nuestras vidas. Pero la tensión se vive como la primera vez, los planos al llegar a la isla junto a la banda sonora dejan a uno clavado en el sitio. Todo gracias a la magia que sólo un cine puede lograr.

La remasterización ha sido realizada, como diría John Hammond, sin reparar en gastos, tanto en la calidad de la imagen como en el sonido. Parece que hubiera sido rodada ayer, y eso permitirá que los niños de hoy no salgan espantados por lo "carca" que es la proyección. Respecto al 3D, se ve un poco lastrado por la cantidad de escenas nocturnas que tiene el metraje, pero lo compensa con otros momentos en los que se deja ver el intenso trabajo que han dedicado a hacer una conversión más que decente. De hecho, parece en ciertas partes que Spielberg hubiera previsto que su película pasaría a las tres dimensiones en algún momento. Sin duda, es bastante más aceptable que muchas películas actuales, supuestamente preparadas para darlo todo con el 3D.

Parque Jurásico 3D

Pero lo más importante sigue siendo que es una oportunidad impagable para ver una película que saca todo el partido a una sala de cine. Spielberg consiguió en 1993 despertar la imaginación de toda una generación, resucitando ese sentimiento de aventura que pocos han podido imitar después. Como el ADN que se esconde en la sangre extraída de un mosquito dentro de un ámbar, el cineasta creó una historia envolvente, terroríficamente entretenida, de un planteamiento digno de un libro de ciencias naturales. No importa que las interpretaciones sean del montón (aunque el Ian Malcolm de Jeff Goldblum siga siendo genial), los únicos que importan en 'Jurassic Park' son los dinosaurios.

El ordenador, apoyo y no base

Unos reptiles que, aun con veinte años de historia, siguen siendo de lo mejorcito en efectos especiales, mucho más realistas que la mayor parte de creaciones que vemos actualmente. Esta película viene a reflejar cómo el ordenador está en el séptimo arte como apoyo, no como base. Spielberg supo utilizar el toque justo de píxeles para crear las pocas cosas que no podía hacer en la realidad. Los escenarios reales, los robots, los efectos de toda la vida son las cosas que hacen especial a este parque temático. Sabemos que están ahí aunque no sean reales, que no son fruto de una pantalla verde. Eso se ha perdido en Hollywood, dejándose llevar por la comodidad de hacerlo todo después en postproducción. Ya no es que tenga más mérito, es que sigue siendo mucho más impactante para nuestros ojos. La escena de la cocina con los Velocirraptores cala mucho más hondo que la destrucción que pueda causar un Transformer.

El sueño de John Hammond convertido en pesadilla es de esas películas que todo el mundo debería ver en una pantalla grande al menos una vez en la vida. Aprovechen para recordar lo que sintieron cuando la vieron por primera vez. Para presentar a las nuevas generaciones lo que era cine palomitero con mayúsculas. La isla Nublar y sus extintos habitantes, sumada a la magnífica composición de John Williams, han sido diseñados para ponernos los pelos de punta, y esta reedición 3D lo consigue a lo grande. Aprovechemos para recordar de lo que es capaz el Séptimo Arte, de lo que es capaz el cine de aventuras, y de por qué Spielberg, en entretenimiento, nunca ha reparado en gastos. Y ojalá siguiera siendo así siempre.