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CRÍTICA

'Pacific Rim': El sueño de un niño grande

Guillermo del Toro diseña la película que le habría gustado ver de pequeño. Con toda la ilusión de un chaval, el mexicano nos ofrece una acción frenética, palomitera y absolutamente entretenida.

Jesús Agudo
Por Jesús Agudo Más 9 de Agosto 2013 | 10:00
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Jaeger no es el nombre de ningún ser gótico. Kaiju tampoco, aunque sí sean monstruos. Y la oscuridad que puebla lo nuevo de Guillermo del Toro no es por el tono de la historia, sino porque las gigantescas batallas tienen lugar en la noche. El mexicano se pasa al blockbuster por la puerta grande, nunca mejor dicho. Y lo hace arrasando con todo lo que se le pone por delante, algo que nos encanta.

Pacific Rim

'Pacific Rim' nos presenta cómo, en lo más profundo del Océano Pacífico, se ha abierto una especie de portal que está dejando entrar a los Kaiju, una raza de monstruos cuyo objetivo es la extinción de la humanidad. Para combatirlos, los estados se han unido para crear la iniciativa "Jaeger", que se encarga de construir robots pilotados por dos personas, que pueden combatir en tamaño contra los Kaiju.

Guillermo del Toro ha conseguido crear una historia que atrapa muy fácilmente con todos los interrogantes que presentan los Kaiju. Nos picará la curiosidad por saber de dónde vienen, por qué la Tierra y hasta dónde son capaces de llegar en su afán por destruirnos. Son un complemento perfecto a lo "molones" que son los Jaeger, robots que dan ganas de coleccionar, dignos de la mejor de las series de anime de nuestra infancia.

Lo cierto es que se nota mucho que del Toro, al ver algunos de sus proyectos soñados irse por el desagüe ('En las montañas de la locura', por ejemplo), ha optado por pasárselo bien, uniendo el anime a lo 'Mazinger Z' y cintas japonesas como 'Godzilla' y pulsando "start" en la licuadora. El resultado es un batido veraniego poco original pero, admitámoslo, realmente entretenido y espectacular. Nunca ha pretendido esconderlo: tantos elementos orientales, la descarada similitud de Gipsy Danger con los robots de las series de antaño... Que puede ser una consecuencia de no haber tenido mucho tiempo para preparar la cinta, pero no deja de ser lo suficientemente funcional para la trama. Simple, pero perfecto para una tarde con ganas de acción pura y dura.

Pacific Rim
Las peleas entre los Kaiju y los Jaeger son lo más llamativo de la película. Contundentes y bestiales, consiguen superar en muchas ocasiones algunos de los grandes robots del cine reciente. En vez de apostar por la destrucción y punto, en 'Pacific Rim' aprovechan las ventajas del océano como escenario diferenciador, mezclándolas con lluvia y oscuridad, dando momentos muy llamativos. La noche servirá para hacer que los golpes sean un poco más inesperados, aunque muchos lo tacharán de un engorro. Para el 3D lo es, resulta difícil de disfrutarlo con la pantalla tan oscura. Sin embargo, ver a un Jaeger agarrar un barco y usarlo de bate de béisbol no tiene precio. Si a eso le sumamos la composición con toques de guitarra eléctrica que presenta Ramin Djawadi, tendremos como resultado algunas de las escenas más chulas de este verano.

Menos humanos y más robots, por favor

Toda esta acción compensa que el guión sea realmente básico, y los diálogos lleguen a dar en ocasiones bastante vergüenza ajena. Que los humanos aparezcan es más por necesidad de la historia que otra cosa, dejando claro que del Toro tampoco perdió mucho el tiempo perfilándolos. Los pasados de Charlie Hunnam y Rinko Kikuchi, llenos de tristeza, no llegan en ningún momento a calar ni en la trama. Para que dos pilotos manejen a un Jaeger, tienen que ser compatibles en conciencia (un Jaeger es demasiado grande para que se mueva sólo con la mente de uno). Ellos dos lo son por lo traumatizados que están. Y eso, como una ruleta de casino, a veces es bueno y a veces no, marcando lo inestablemente construidas que están sus personalidades. Lo mismo ocurre con Idris Elba. Los únicos que llegan a llamar la atención son las pequeñas apariciones de Ron Perlman y Santiago Segura, un alivio cómico mucho menos cargante que Charlie Day y Burn Gorman, excesivamente histriónicos. Todo es un cúmulo de tópicos que restan minutos a lo que realmente hemos venido a ver, pero por suerte el resto de la cinta es lo suficientemente gigante para perdonárselo.

Guillermo del Toro es todo un niño grande, y por suerte cuenta con el poder de hacer realidad sus sueños de "fanboy", y compartirlos con nosotros. 'Pacific Rim' es, seguramente, la película que a él le hubiera gustado ver de pequeño una tarde de verano, y ofrece justo eso: una entretenidísima tarde estival plagada de mamporros gigantes y diálogos de besugo. Igualmente, consigue presentar ese "algo más" por estar firmada por quien está firmada. El esqueleto de la historia ofrece interés suficiente para que, de haber una secuela, se pueda seguir indagando en el origen de los Kaiju, por ejemplo. No será la cinta de ciencia ficción más compleja o más profunda de este año, pero si conseguimos derivar nuestra mente con los gustos del mexicano, nos lo vamos a pasar bomba con estas batallas de varios pisos de alto.