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FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

Donosti cae en el embrujo de Álex de la Iglesia y se rinde ante Carmen Maura

La tercera jornada de la 61 edición del festival ha estado protagonizada por 'Las brujas de Zugarramurdi', pero también ha habido hueco para cintas como 'Le week-end' y 'Fruitvale Station'.

Por Adrián Peña 23 de Septiembre 2013 | 09:25

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Carmen Maura recibe el Premio Donostia 2013
La jornada de ayer tuvo nombre propio: Carmen Maura. La actriz, una de nuestras actrices más importantes a nivel europeo y toda una institución en España, recibió ayer el premio Donostia reconociendo que estaba nerviosa y muy emocionada. Confesó que su secreto es que siempre se ha tomado la profesión de una manera muy relajada y que por muchos premios que le den, no se le sube a la cabeza, se lo toma con humor. Es la primera vez que este premio cae en las manos de una actriz española. Acostumbrados a ver desfilar a celebridades del mundo de Hollywood, este año el festival ha decidió otorgarle este galardón a una Carmen Maura que, a su edad (68 años), declaró que no piensa luchar contra las arrugas ya que, en sus propias palabras, "se dice que ser joven es una virtud, pero es una circunstancia".

Su presencia en el festival no sólo se circunscribió al premio Donostia, sino que también acudió para presentar la última película de Álex de la Iglesia, 'Las brujas de Zugarramurdi'. El filme es 100% De la Iglesia. Vemos una trama completamente disparatada, un tono cínico cargado de mucho humor negro y una relectura del género lleno de referencias a otros filmes. Quizás no sea la mejor película del director bilbaíno, pero no se le puede negar el arrollador uso del lenguaje cinematográfico del que hace gala y, sobre todo, su excelente dirección de actores. Mario Casas y Hugo Silva, a los que él mismo define como sus Roger Moore y Tony Curtis, crean unos personajes completamente hilarantes completamente alejados de los roles a los que nos tienen habituados. En eso De la Iglesia siempre ha sido un genio, siempre ha sabido tergiversar los códigos, tanto cinematográficos como morales, pero, mientras en sus inicios lo hacía de una manera más gamberra, en 'Las brujas de Zugarramurdi' lo hace con más madurez, fruto de la experiencia adquirida con el paso de los años tras la cámara.

En una jornada marcada por la presentación de 'Las brujas de Zugarramurdi' y el premio Donosti de Carmen Maura, también se proyectó una película de Sección Oficial que tiene bastantes posibilidades de arañar algún premio, al menos en la categoría de mejor actor por la notable interpretación de su actor principal, Jim Broadbent. Estoy hablando de 'Le week-end' de Roger Michell, una agradable sorpresa que tranquilamente podría ser la cuarta parte de la trilogía 'Antes del...' de Richard Linklater centrifugada por un humor british. Una pareja de sexagenarios viajan a París para celebrar su 30 aniversario de casados. Michell acierta en no acudir a la exageración de las diferencias culturales existentes entre franceses y británicos para construir el humor, sino que vuelca toda la acción en la palabra (como Linklater) y confía en el savoir-faire de sus intérpretes para que conviertan en magia ese excelente guión escrito por Hanif Kureishi. Todo un acierto. Jim Broadbent y Lindsay Duncan dialogan mientras andan y comen por París como Jesse y Celine lo hacían por Viena. Hablan sobre su relación y cómo el amor que sienten el uno por el otro ha ido resquebrajándose por el paso del tiempo. El filme es una comedia que esconde un crudo drama bajo su superficie y, aunque su tono pueda parecer inocente y superficial, Michel aborda temas tan complicados como el sexo, la infidelidad y la crisis sentimental en los inicios de la tercera edad. Para los más cinéfilos, es curioso ver el guiño explícito al baile de 'Bande à part' de Jean-Luc Godard que fue el que inspiró a Quentin Tarantino para el baile entre John Travolta y Uma Thurman en 'Pulp Fiction'.

Hugo Silva y Mario Casas en el Festival de San Sebastián 2013

La denuncia social de 'Fruitvale Station'

Por la tarde fue el turno 'Fruitvale Station' que, junto a 'El mayordomo', son los dos títulos del año destinados a cubrir el cupo de películas de denuncia social pro-afroamericanos que otro año cubrió 'Precious'. El filme fue comprado por los Weinstein en el pasado Festival de Sundance y está producido por Forest Whitaker y Octavia Spencer que, además interpreta la película. Aunque Oprah Winfrey no aparezca en los títulos de crédito, es inevitable estar viendo la película y no pensar en ella porque la historia tiene todos los elementos característicos de uno de sus shows. 'Fruitvale Station' relata un trágico y desafortunado caso real de asesinato que tuvo lugar en Los Ángeles. La noche de fin de año de 2007, unos policías retuvieron a unos ciudadanos de raza negra en la estación de tren Fruitvale obligándoles a permanecer retenidos. En un forcejeo con uno de los detenidos, un policía saca su arma y dispara a uno de ellos en la espalda provocándole la muerte. Por si alguien no conociera ya el suceso que sacudió la opinión pública de Estados Unidos, la cinta abre con las imágenes reales que un testigo grabó con su móvil desde el tren, y es que el objetivo del filme no es explicar que ocurrió con el desdichado Oscar Grant (así se llamaba el chaval de 22 años), sino relatar su caso con el sensacionalismo idiosincrásico del ADN estadounidense. Durante todo el metraje se nos subrayan las bondades del protagonista, se nos remarca las condiciones adversas (desempleo y problemas de fidelidad con su pareja) a las que tiene que hacer frente, se engrandece la relación afectiva con su entrañable hija de cuatro años de edad y, por si no fuera poco, se nos muestra su intento de redención con respecto a las drogas. Cierto es que no es demasiado descarado pero ello no esconde que, al fin y al cabo, le fallen las formas.