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CRÍTICA

'Emperador': Investigación en los escombros de Japón

Matthew Fox y Tommy Lee Jones protagonizan una historia poco conocida en una película que no acaba de encontrar el potencial que tiene su contexto.

Por Carlos Manuel Hernández Fernández 5 de Marzo 2014 | 10:00

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La Segunda Guerra Mundial fue un hecho histórico terrible, una auténtica barbarie que demostró que el ser humano puede ser el bicho andante más despiadado de la faz de la Tierra. Eso sí, tal locura bélica ha dado al cine muchas historia que contar, y muchas de ellas muy parecidas. Es por ello que el contexto escogido para 'Emperador' resulte más atractivo, ya que en lugar de mostrarnos masacres y nazis o japoneses kamikaze, lo que hace es trasladarnos a la derrotada Japón para ofrecernos una historia que tiene más de investigación que de drama, y nos deja ver un escenario al que yo no he visto mucho: los escombros de Japón tras las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Eso sí, el atractivo que ofrece su contexto choca con la historia narrada, que pese a ser interesante, peca de no contar con un buen ritmo en su puesta en escena, y por momentos, notamos que la película no acaba de encontrar el potencial que tiene.

'Emperador': Investigación en los escombros de Japón

La sinopsis de la cinta nos presenta que tras la rendición japonesa en la II Guerra Mundial, el general MacArthur envía al general Bonner Fellers al país para estudiar el papel del emperador Hirohito y decidir si debe ser considerado un criminal de guerra, y por tanto sentenciarlo a muerte. Esta parte de la historia ha sido poco tratada, y es por ello que cuenta con el mayor atractivo de la historia, ya que podemos volver a pisar las ruinas de una Japón muy bien lograda en todo lo que tiene que ver con la destrucción, lo cual es un auténtico disfrute al ver que todo ha sido muy bien implementado en cuando a este aspecto de la producción, lástima que más a delante de la cinta, no sea tan bien tratado el entorno nipón, y se desaprovechen muchos de los valores visuales de sus escenarios.

Al tratarse de un cinta que se basa en un hecho en el que no hay batalla en si, no veremos pues una cinta de guerra al uso, sino más bien, nos centraremos en una historia de descubrimiento e investigación, que no cuenta con unas líneas argumentales secundarias muy sólidas, pero que sí consigue por momentos el transmitir un poco del honor, lealtad y patriotismo japonés, algo a lo que no estamos muy acostumbrados visto que todo lo referente con Estados Unidos suele comerse la pantalla, y ellos son lo héroes, los salvadores o lo verdaderos protagonistas. En esta película el factor estadounidense está muy latente, claro, pero se ha dejado pie a ver mejor la mentalidad japonesa, y con ello podemos observar algunos matices muy interesantes de lo que tuvo que ser aquella etapa tan traumática que vivió el pueblo nipón, cuando su emperador, tratado como una deidad por el pueblo, puede verse condenado a muerte por incitar a su país a entrar en guerra, y como todo hecho histórico interesante, nada es ni blanco ni negro, y son los matices entre los diferentes valores morales lo que nos dará la salsa de esta producción.

El mayor protagonista ha sido Matthew Fox, un actor por el que apostaba mucho, pero que en esta ocasión, tendré que volver a esperar para verle en su salsa. Fox ha hecho un trabajo bastante correcto en todo el metraje, pero que tiene unos puntos flacos que me hacen pensar que o si bien no ha sido correctamente dirigido (que puede ser el caso), o que a el intérprete se le atragantan los papeles con mucho peso. Algunos de sus puntos flacos van dirigidos a su trabajo en la creación del amor que siente por cierta muchacha en el filme, un amor que en el guión le mueve por todo, pero que en el actor no llego a ver reflejado, lo cual hace que me importe menos la chica, ya que ni el protagonista parece que la quiera tanto. A ello sumamos alguna escena que parece que ha sido grabada a la primera, sin llegar a estar Fox realmente creyéndose su papel, y en algunos momentos le veremos perder el hilo de sus sentimientos.

Eso sí, el intérprete tiene aún su empatía en cámara, y con ello habrá momentos en los que sí estemos con él y nos preocupe su papel, además de algún detalle más trabajado, como su trato con los orientales, que demuestra un buen trabajo desde el respeto y la humildad, y le vemos muy bien integrado con todo lo referente a ello, lo cual crea ubn lazo más próximo a su rol, y es más creíble el viaje que tiene el personaje en el filme, ya que yo también invitaría a Matthew Fox a entrar en casa, me cae bien.

'Emperador': Investigación en los escombros de Japón

Tommy Lee Jones es el otro peso pesado de esta producción, en la que encarna al General McCarthy, toda una insignia en la cultura norteamericana, que en esta cinta ha sido reflejado un poco como un oportunista, algo estrafalario, y siempre con dos caras. Esto esta bien trabajado por el actor, que además ha apostado por la cojera del General de manera bastante convincente, sabiendo que todo lo que tiene que ver con alguna debilidad física siempre es una prueba para el intérprete de hacer o un buen papel, o caer en el tópico y hacer una cojera irreal. En esta ocasión sale bien parado, y junto a su actitud y presencia en pantalla, hacen que el papel para el actor sea pan comido, y no veamos tampoco una gran evolución en él, aunque eso sí, tiene alguna salida bastante aguda y acaba convirtiendo su personaje en un hombre que incluso, tiene principios.

La dirección de Peter Webber no ha sido todo lo ambiciosa que pudiera desear, y tampoco ofrecerá unos recursos estilísticos muy brillantes, siendo bastante sencilla en muchos casos, sin muchos quebraderos de cabeza para grabar. Es por ello que no nos encontramos con una cinta que cuente con una fotografía especialmente trabajada, lo que es una pena viendo el gran poderío visual que tiene Japón, y su arquitectura y folklore no quedan tan bien reflejados como deberían. A ello tenemos que sumarse que hay algunas escenas que pueden llegar a ser imperdonables para todo amante de cine, haciendo mención a una en particular en la que un personaje se encuentra hablando y si nos fijamos, no está bien enfocado. Con este ejemplo quiero puntualizar que la dirección no ha sido todo lo ambiciosa que debería, lo cual es una pena para un filme que ofrece una visión distinta del conflicto, y que tanto podía dar de si.

El argumento girará en torno a la investigación, y es en estos puntos dónde más gana la película, ya que nos hace pasar de un pista a otra, de un personaje a otro bien distinto, lo cual es atractivo hasta cierto punto, pese a que por momentos todo sea bastante simple y encontrar al acusado número tres no sea tampoco un quebradero de cabeza, igual que al segundo y al cuarto. A ello hay que sumarle una historia secundaria de amor entre el protagonista y una chica japonesa, que no deja de estar metido un poco con calzador, y al que se le da más importancia del que en realidad tiene, ya que parece que podría haberse resuelto en el primer cuarto de hora y aquí no ha pasado nada.

'Emperador': Investigación en los escombros de Japón

Un Japón en ruinas

Uno de los atractivos de la película es ver todas las tradiciones y la mentalidad japonesa, algo que sí está bien conseguido, ofreciendo momentos bastante interesantes sobre las maneras orientales y su forma de llevar la derrota. También cobra especial importancia la figura de el Emperador, ya que gracias a todos los detalles que surgen a su alrededor, se convierte en un murmullo en pantalla que consigue que el espectador empiece a tenerle un respeto sin siquiera haberle visto en pantalla. Esto es uno de los aciertos más importantes del largometraje, que consigue llenar de carisma la figura del auténtico valor del filme, y habrá alguna escena en la que queramos levantarnos de nuestro asiento y mostrar nuestros respetos por el dirigente.

Como conclusión, nos encontramos con un filme que ha sabido encontrar una puerta abierta en la larga filmografía de películas basadas en la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias, que por momentos es un buen largometraje de investigación con una figura carismática como gran logro. Aún con estas virtudes, cuenta con una dirección que no ha sabido aprovechar lo que tiene, que ha ido a lo fácil y por momentos se muestra despistada, lo cual es una lástima para una propuesta que prometía más en el papel, pero que termina siendo casi un producto a medio hacer, que eso sí, va ganando en fuerza en sus últimos minutos, ofreciendo un final muy emblemático que da sentido a muchas de las cosas que muestra la cinta. Si sabemos estar atentos y perdonar algunos de sus errores, puede resultar un buen entretenimiento sin complicaciones, ya que si bien es una cinta que se puede ver, en mi caso, no sé si le daría una segunda oportunidad.