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CRÍTICA

'El único superviviente': Esos pobres soldados de trapo

La nueva cinta bélica protagonizada por Mark Wahlberg desmitifica a los indestructibles soldados norteamericanos, presentándonos un crudo espectáculo.

Por Carlos Manuel Hernández Fernández 31 de Diciembre 2013 | 10:56

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Es difícil no ver una película bélica norteamericana sin tener la sensación de que nos vamos a encontrar con un panfleto patriótico donde los americanos son los máximos héroes, inquebrantables, intocables, perfectas máquinas de matar. Es por ello que al conocer de 'El único superviviente', un filme bélico protagonizado por Mark Wahlberg y dirigido por Peter Berg, director de 'Hancock', me esperaba un filme poco ambicioso y con todos los tópicos que se pueden imaginar. Tonto de mi, porque 'El único superviviente' logra crear una historia de camarería, acción y heridas reales: aquí los americanos salen perdiendo, y por paliza. Es por ello que veremos el sufrimiento de cuatro soldados a los que una misión, aparentemente simple, acaba complicándose hasta la desesperación y sí, aquí los soldados no son de plomo, y sufren, les llegan las balas y tienen muy pocas oportunidades de salir con vida. Que lástima de título por cierto, ya podían haber buscado otro menos revelador.

'El único superviviente': Esos pobres soldados de trapo

La historia que sigue la cinta está basada en una historia real, y narra la misión de cuatro soldados estadounidenses enviados a eliminar a un líder talibán en la guerra de Afganistán. Pese a que la misión tiene previsto verse completado en un máximo de cuatro horas, todos los planes que tenían los soldados saldrán mal cuando poco a poco comiencen a verse asediados por el ejército del líder talibán. Con esta premisa, simple en su planteamiento, como fue la misión real, veremos cómo los cuatro pobres hombres se ven envueltos en una cruenta batalla por la supervivencia ante un enemigo muy superior en número a lo que se suma que se encuentra en un terreno que tiene poco componente estratégico para lograr escapar de una pieza, y en este filme se demuestra que no todos son héroes en la guerra, y en ocasiones la verdadera heroicidad es intentar salir con vida.

El papel principal ha recaído en Mark Walhberg, un actor que sabe darle su carisma a cualquier héroe que se le plantee, quizás por ese aura de chico de barrio que tiene. Es por ello que no tardaremos mucho en creernos su rol cuando se trata de llevar el arma a cuestas, hablar con sus compañeros y sufrir en la guerra, y pese a que todo ello lo hace de forma correcta, sí es cierto que en momentos con mayor carga emotiva, o cuando tiene que expresar verdadero terror ante el enemigo, o sufrir de verdad una herida de bala, veamos que su trabajo está algo limitado... Aquí no hay matices muy profundos de su personaje, y cuando se plantea una situación en la que tiene que tirar más de emociones que de poner cara de tipo duro, vemos que a Walhberg le cuesta mucho llegar a ello, conseguir que nos creamos que está sufriendo, y en cambio, sí podemos ver que hace algo de teatrillo, una pena porque en las escenas de acción sí que está resuelto. Pese a ello, hace un papel correcto, que logra conectar con el espectador desde muy pronto, y verle frágil físicamente en pantalla y no un héroe indestructible, siempre es bueno.

Taylor Kitsch es uno de los oficiales de la misión, y pese a su porte de tipo duro y cara inmutable, consigue dar a su papel la suficiente carisma como para, por momentos, tener más peso en pantalla que el propio Walhberg. Esto otorga a su personaje una relevancia especial, ya que se convierte por momentos en un verdadero héroe pese a las adversidades, un tipo realista, consciente de la realidad que está viviendo y también realista ante todo ello, lo cual hace que no deje de estar concentrado en su situación durante todo el metraje, y gracias a ello, creamos que realmente está viviendo la situación, mostrándose resuelto con su papel, nada anticipado a la acción y por lo general, correcto.

'El único superviviente': Esos pobres soldados de trapo

El papel de Emile Hirsch es de los más creíbles de toda la producción. En su rol, el actor da vida al encargado de las comunicaciones en la misión, lo cual llega a ser una de los matices claves de todo lo que ocurrirá. Es por ello que tiene una gran importancia en el guión, pero poco a poco, y cuando todo va saliendo a peor, se verá con el peso de cierta responsabilidad, y es más, cuando es alcanzado por las balas enemigas, es el personaje mejor situado en cuanto a dolor, impacto y horror que debe ser el haber recibido un balazo. El actor no se arruga en su manera de acercarse al dolor y el pánico, y su propuesta es la más convincente de todos el reparto: verdaderamente nos creemos que todo lo que le ocurre podría fácilmente encajar con la realidad, pese a que nos parezca algo ilógico en algunas situaciones, pero realmente, verse tiroteado no es algo que nos pase a diario, por lo cual, Hirsch consigue dar a su personaje de unos matices muy convincentes y realistas, algo que agradecer cuando nos acostumbramos a actores que se muestran siempre favorecidos a cámara incluso cuando les falta un brazo.

Llegamos a el personaje, que a mi parecer, es el más atractivo del reparto, y a su vez, el mejor interpretado. El encargado de dar vida al soldado Matt 'Axe' Axelson es Ben Foster, un actor que se nota que se toma en serio su trabajo, que está siempre bien situado en su papel, sin salirse lo más mínimo, y que nos muestra al personaje con más matices de toda la cinta. Su rol de luchador, pese a lo que pese, sumado a su ambigua moralidad, hace que sea el más carismático de todo el reparto, a lo que se suma su manera de sufrir, de asumir la muerte y a su vez, de mostrarse realmente desconcertado ante todo lo que está ocurriendo le supera, así mismo, es quién más demuestra el aire de la guerra, la muerte y la fortaleza. Sin duda, Ben Foster apunta maneras, y sí ya tenía fé en él cuando le vi en 'A dos metros bajo tierra', ahora empiezo a creer en que para el intérprete no hay papel pequeño, y espero que mantenga este modo de trabajo, porque podría sorprender a más de uno.

'El único superviviente': Esos pobres soldados de trapo

Munición real

El filme puede parecer en un principio más light de lo que en realidad es, y según va avanzando su metraje, nos damos cuenta de que todo ha sido tratado de un modo bastante sideral y realista, y aquí es donde entra uno de los grandes aciertos de la película: su uso de especialistas. Hay algunos momentos en el largometraje donde los cuatro protagonistas tengan que hacer de tripas corazón, y literalmente, rodar colina abajo para huir del fuego enemigo. Es en estas caídas, tan bien grabadas, brutales y mortales, dolorosas y realmente realistas, donde vemos el gran trabajo de los especialistas en el filme, maldita sea, esos soldados sufren lo que no está escrito por mantenerse con algo de vida, y eso es magnífico, la manera de desmitificar a los soldados americanos, ya que en este filme se llevan todos los golpes, y vienen de todas las formas y colores.

Al tratarse de una historia real, no habrán florituras innecesarias, y todo será bastante directo y real. Si estamos en mitad de un tiroteo, y en un pequeño alto el fuego uno de los compañeros, viéndose en las últimas, decide contarnos que si sobrevivimos, quiere casarse con su chica, es muy posible que su discurso no se dilate mucho, ya que una granada puede caer en cualquier momento, o una bala silbar cerca, o simplemente, que quién se encuentra al mando le diga que no es momento para esto y debe coger su fusil. Es en estos momentos, donde las ganas de dar un mensaje no puede pesar más que la acción que está ocurriendo, cuando vemos el potencial del filme, que no nos da un momento para descansar, y cuando lo tenemos, no podemos quitarnos de la cabeza la que le está cayendo al grupo protagonista.

Conseguir esta sensación de peligro constante, sumado al buen uso de la cámara y la muestra del dolor y el sacrificio de una forma tan directa y rotunda, es de lo mejor de la cinta, ya que no siempre se muere siendo un héroe, y en ocasiones no es más que un dejarse ir, porque estás agujereado y no hay manera de salvarse. También hay un componente patriótico, y pese a que el final del filme puede resultar más homenaje a los caídos en la vida real que un final de película, recomiendo quedarse hasta el final para un detalle que se desvela y da un mayor sentido al cierre, el cual continuará con su intensidad pese a que Walhberg le cueste enormemente creerse su papel, lo cual afea un tanto una cinta bélica donde los soldados realmente sufren donde si algo tiene que salir mal sale mal, y donde la supervivencia es más importante que los colores de cualquier bandera, y al final, son solo cuatro hombres que se quieren como hermanos y su lucha por llegar lo más enteramente posible a casa.