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20º ANIVERSARIO

'Cuatro bodas y un funeral': Las claves de un clásico que cumple dos décadas

Repasamos las razones del éxito de esta fundacional comedia romántica que lanzó las carreras de su protagonista Hugh Grant y su guionista Richard Curtis.

Por Jorge R. Tadeo 26 de Agosto 2014 | 13:00

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Hoy se cumplen veinte años del estreno en España de 'Cuatro bodas y un funeral' de Mike Newell, celebrada cinta británica que fue responsable en buena parte de la producción en masa de comedias románticas en la segunda mitad de la década de los noventa. No es de extrañar, pues sus excelentes críticas -dos nominaciones a los Oscar incluídas- y sobre todo los 250 millones de dólares que recaudó contando con un exiguo presupuesto que no llegaba a los 5 millones, la convirtieron en obra de referencia para los grandes estudios, dispuestos a tratar de mimetizar (no siempre con suerte) la receta del éxito del film, cuyos ingredientes básicos repasamos a continuación.

'Cuatro bodas y un funeral': Las claves de un clásico que cumple dos décadas

Un protagonista atractivo

El londinense Hugh Grant ya sobrepasaba la treintena cuando saltó al estrellato protagonizando este clásico moderno que le llevó a alzarse con el Globo de Oro al mejor actor de comedia, encadenando a continuación proyectos de tanto éxito como 'Sentido y Sensibilidad' y 'Nueve meses'. Puede que Grant no sea el más carismático de los actores británicos, pero su frágil apariencia de torpe niño bueno no está exenta de encanto en el personaje de Charles, que se gana a la audiencia con su impecable despeinado, sus dudas emocionales y su sentido del humor.

Un guion con chispa

El film se convirtió en una de esas raras excepciones en las que el guionista es la estrella. La fina ironía british de los diálogos, la inspirada construcción de personajes y los acertados gags fueron merecedores de una nominación al Oscar y convirtieron a Richard Curtis, hasta entonces centrado en trabajos televisivos, en uno de los escritores cinematográficos más cotizados del momento. Los sucesivos éxitos de 'Notting Hill', 'El diario de Bridget Jones' y 'Love Actually', con la que además debutó como director, lo consolidaban como uno de los nombres clave de la comedia romántica contemporánea.

'Cuatro bodas y un funeral': Las claves de un clásico que cumple dos décadas

Un gran plantel de secundarios

Con la excepción de una desubicada Andie MacDowell, muy discreta en el papel de recurrente objeto de deseo de Grant, el reparto brilla desde el primer al último secundario. Disfrutamos entre otras apariciones del resignado saber estar de esa gran dama llamada Kristin Scott Thomas, de la sorprendente sensibilidad de John Hannah, que pronuncia las palabras más emocionantes del film durante el funeral, e incluso del popular Rowan Atkinson, que está desternillante en su breve papel como desastroso sacerdote de uno de los enlaces.

Una banda sonora pegadiza

Además de contar con varios temas de Elton John, la banda sonora de 'Cuatro bodas...' será recordada por 'Love is all around', el cover que los Wet Wet Wet hicieron para el film sobre el tema original de The Troggs. La canción, que suena fugazmente en una de las celebraciones y en versión íntegra en los títulos de crédito, permaneció nada menos que 14 semanas consecutivas al frente de la lista de ventas británica y, como curiosidad, volvía a aparecer en 'Love Actually' de Richard Curtis, reconvertida para la ocasión por Bill Nighy en el hilarante villancico 'Christmas is all around me'.

'Cuatro bodas y un funeral': Las claves de un clásico que cumple dos décadas

Un final feliz... o no

El desenlace del film depara un doble giro que tiene al espectador en vilo acerca del destino del protagonista. Por un lado, se nos oculta hábilmente por unos instantes la identidad de la afortunada con la que Grant va a casarse. Por otro, el guion nos deleita con un inesperado golpe de efecto durante la ceremonia que, aunque tenga apariencia de conservador 'happy ending', no está exento de cierto regusto amargo y deja además en duda que el proyecto de futuro que asume el protagonista llegue finalmente a buen puerto (el rayo en el cielo que cierra el film, así lo evidencia), aunque las prescindibles imágenes de los títulos de crédito dulcifiquen el devenir de los personajes.