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CRÍTICA

'El Jugador': Arriesga o muere

Rupert Wyatt dirige este remake de 1974 con Mark Wahlberg como protagonista, que interpreta a un ludópata de alta cuna. En cines desde el 1 de enero.

Por Guillermo Álvarez 31 de Diciembre 2014 | 12:00

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En ocasiones, ni segundas partes fueron buenas, ni era justo ni necesario filmar 'remakes' de largometrajes que o estaban bien como estaban, o eran tan malos que era mejor no resucitarlos y dejarlos durmiendo para siempre en el cementerio de las películas olvidadas. 'El jugador' que el director Rupert Wyatt nos trae para comenzar el año 2015 ni es mala, ni profana la cinta de Karel Reisz de 1974, aunque lo cierto es que tampoco aporta nada especial más allá del entretenimiento sin más, que tampoco está mal.

'El Jugador'

Mark Walhberg interpreta con solvencia a Jim Bennett, un profesor de Literatura que pertenece a una de las familias más ricas de California. Pese a ello, y aunque su abuelo muere al comenzar el filme, el 'pobre' Jim no se lleva ni un euro de un hombre de negocios que desea que su nieto se gane la vida por él mismo y se pague sus propios vicios, que pronto se dejan ver. Sabia decisión la del abuelo Bennett, interpretado por el magistral George Kennedy, incombustible pese a que está a punto de soplar 90 velas.

Y es que por el día, Jim da clases a unos alumnos de todo tipo, el que no deja de mirar el móvil, pasando por la tímida que tiene mucho que ofrecer más allá de su apariencia de no haber roto nunca un plato. Cuando suelta 'su rollo' y se va totalmente insatisfecho pensando que su trabajo no sirve de nada, 'se relaja' yendo a una especie de casino regentado por un coreano con muy malas pulgas en las que Bennett no deja de perder dinero tras haber ganado mucho y más.

'El Jugador'

Lo que ocurre con los ludópatas es que no tienen límite. Una persona sin este trastorno apuesta, gana y se va; quizás una vez puede dejarse llevar por la codicia y acabar teniendo suerte y conseguir una gran suma, o por contra, y lo más probable, es que se quede con lo puesto, o quizás debiendo lo que no tiene. Sin embargo, cuando una persona es ludópata no ve el fin, siempre es más, y más, y más, lo que suele derivar en más problemas, más deudas y más disgustos. De esta forma vive Jim Bennett, para quien la vida es un juego muy peligroso.

Así, la imagen que se ofrece de una enfermedad tan grave como la ludopatía se banaliza, incluso se muestra como un juego, como una vida de riesgo para alguien que podría tener una existencia anodina y que gracias a esta adicción consigue enchufarse adrenalina y vivir al límite. Incluso en los momentos más bajos, no ofrece la visión real que se debe dar del ludópata, mostrándola tan solo cuando aparece en escena la madre del protagonista, una estupenda Jessica Lange, que hace todo lo posible para ayudar a su hijo a salir del pozo en el que se ha metido; sin duda, la parte más dura de la película.

Un buen entretenimiento

Es precisamente Jessica Lange una de las que más sobresalen dentro del reparto. Su papel es pequeño y tiene pocas escenas, aunque la veterana actriz consigue llenar la pantalla como solo saben hacer estas mujeres que aúnan talento y experiencia, y de esas hay varias, no solo está Meryl Streep... Pero ella no es la protagonista, sino Mark Wahlberg (Jim Bennett), que interpreta su papel correctamente, aunque tampoco ofrece nada especial ni una actuación brillante, pero tampoco mediocre, lo cual no es baladí.

'El Jugador'

Entre los secundarios destacan John Goodman y Brie Larson. El papel de él no es muy largo ni meritorio, pero nunca está de más ver en acción a este gigante de la gran pantalla. En cuanto a ella, destaca tan solo porque tiene una especie de subtrama amorosa bastante innecesaria. Sin duda en este caso no haría falta haber introducido en el guion temas sentimentales que tampoco es que estén muy bien llevados.

Con todo ello, y sumando una técnica aceptable y que marida con los aspectos artísticos, 'El Jugador' es un filme aceptable. Este largometraje engancha al espectador en la mayor parte de las escenas. La trama es entretenida, y consigue precisamente eso, entretener. Lo que desconozco es si el ya citado director y/o el guionista (William Monahan) buscaban hacer pasar un buen rato al público durante 111 minutos o si esperaban que se llevara algo más. Si la respuesta es la segunda, lamentablemente su trabajo ha sido en balde, ya 'El Jugador' es de estas películas que no dejan un gran poso en quien las ve, y poco después de ser visionadas pasan a la lista de cintas que se ven una vez y no han dejado huella. Si por el contrario, querían un producto para entretener y distraer: ¡enhorabuena, lo habéis conseguido!