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PRECRÍTICA

'Aprendiz de caballero', tetas y culos por doquier

David Leland firma esta versión teenager y muy libre del Decamerón de Bocaccio.

Por Óscar Martínez 8 de Agosto 2008 | 19:40

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'Virgin Territory (Decameron: Angels & Virgins)', fielmente traducida por estos lares como 'Aprendiz de caballero', es la nueva película del director David Leland, habitual actor y guionista iniciado en sus orígenes en la televisión británica.

Protagonizada por Hayden Christensen, Mischa Barton, Christopher Egan, Tim Roth, Silvia Colloca, Chiara Gensini y Ryan Cartwright entre otros, Aprendiz de caballero se basa en el Decamerón de Boccaccio para trasladarnos a Italia, durante la época de la peste negra. Bajo dicho marco, Lorenzo de Lamberti, un joven rufián siempre metido en trifulcas de espadas y devaneos amorosos, se hace pasar por jardinero en un convento para esconderse de Gerbino de la Ratta, un noble codicioso y despiadado que ha puesto precio a su cabeza. Un beso furtivo con una joven desconocidale hará conocer el amor y, desde entonces, su objetivo será encontrar a esa mujer misteriosa de la que no conoce el rostro: sólo los labios...

Siguiendo esa tendencia de modernización de elementos clásicos (sean personajes, textos o folclore popular) de la literatura, más en la línea del estilo teenager y desenfadado de 'Destino de caballero' que a 'Romeo + Julieta' o incluso 'Casanova', 'Aprendiz de caballero' es un compendio de situaciones estrambóticas, diálogos supuestamente graciosos y, sobretodo, tetas y culos por doquier.

Referentes perdidos

Como si la influencia de las entrañables películas de destape de Ozores, Pajares y Esteso hubiera llegado al cine de Hollywood, David Leland construye una historia exclusivamente en base a excusas que en ocasiones rozan la argumentación del cine porno para desnudar a sus -todo hay que decirlo, exuberantes- protagonistas femeninas, en un entramado manido donde los haya de chico se enamora perdidamente de chica (pero se tira todo lo que se le ponga por delante en el camino).

Todo hay que decirlo, un servidor se ha reído en más de una ocasión con las risibles secuencias que componen 'Aprendiz de caballero', sobretodo con el celibato de Dioneo, del mimo modo que ha deleitado su vista con las curvas de Silvia Colloca y compañía, si bien se ha quedado con las ganas de ver a Hayden Christensen beneficiándose a tan bellas féminas ataviado tan sólo con unos calcetines grises.

Nadie niega que el Decamerón de Boccaccio es todo un compendio de humor y lujuria desenfrenada -del mismo modo que nadie niega que Tirant Lo Blanc está obsesionado con las mamelles de su amada Carmesina-, tal y como retratara Pasolini a principios de los setenta en su adaptación de la obra del florentino, pero la película de David Leland carece completamente de la inteligencia, la irreverencia, la sátira y, sobretodo, de la mórbida sugestión del italiano, en una película a ritmo de floclóricos samples que desvirtúa sus intenciones al tratar de llegar con insultante inmediatez al público adolescente.

Así y todo, uno debe reconocer que es medianamente entretenida.