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CRÍTICA

'Foxcatcher': La lucha va por dentro

Con Steve Carell, Channing Tatum y Mark Ruffalo al frente, llega a los cines españoles una inquietante película con 5 nominaciones a los Oscar. El 6 de febrero se estrena 'Foxcatcher', dirigida por Bennett Miller.

Por Alejandro Rodera Herrero 3 de Febrero 2015 | 10:44

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El mundo de la lucha y la competición rara vez ha sido representado con tanta crudeza como en el tercer largometraje de ficción del director neoyorkino Bennett Miller, que una vez más le da una gran importancia a la psicología de sus complejos y perturbadores personajes.

Steve Carell y Channing Tatum en 'Foxcatcher'

Ganar la medalla olímpica de oro no tiene por qué significar alcanzar la autorrealización, al menos eso es lo que sucede con Mark Schultz, que necesita demostrarse a sí mismo que puede triunfar más allá de la sombra de su hermano Dave, también luchador y ganador de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1984 celebrados en Los Angeles. El hecho de que 'Foxcatcher' tenga como punto de partida el momento en el que dos de sus protagonistas ya hayan probado las mieles del éxito, demuestra que aquí lo importante no son los premios ni la adrenalina generada por las peleas, sino otro tipo de conflictos en los que están mucho más inmersos los personajes: los conflictos internos. La lucha de estos personajes no se desarrolla en ningún momento sobre la lona de combate, es en sus mentes donde se está viviendo un enfrentamiento continuo por el deseo de obtener un reconocimiento que no llega, a pesar de haber hecho méritos para alcanzarlo.

Esa insatisfacción es lo que motiva a Mark a mudarse a la vasta finca Foxcatcher, a petición de su dueño, el millonario John du Pont, con el objetivo de que Schultz liderara un equipo de luchadores en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988. La amplitud de ese inmenso recinto resalta la soledad de su propietario, un hombre que atesora todo el poder imaginable y que puede conseguir todo lo que quiere gracias al dinero, menos aquello que le haga sentir completo, la satisfacción de lograr algo verdaderamente relevante con sus propias manos. Este binomio entre el deportista inseguro a la par que visceral y el imprevisible y oscuro mecenas nos deja una relación tan compleja como sus integrantes, que evoluciona de una manera inevitablemente explosiva. Incluso alguna escena protagonizada por ambos tiene un significado sexual implícito realmente obvio, remarcando la personalidad de falso dominante de uno y la agresividad amansada del otro. El millonario se va mostrando poco a poco, aunque el enigma que supone este inestable personaje no queda resuelto cuando los títulos de crédito finales invaden la pantalla, es un rol de los que hay que meditar durante un tiempo para simplemente atisbar cuales eran sus motivaciones, aunque estas no lleguen a comprenderse. El fantasma de una madre a la que querer complacer es mostrado en varias ocasiones, pero una simple justificación freudiana no haría justicia a la enrevesada mente de du Pont.

Foxcatcher

El tercero en discordia es Dave Schultz, el hermano de Mark, que es el único de los tres capaz de componer una familia y de alcanzar una aparente felicidad. Este personaje será el que ponga algo de cordura, el elemento estable dentro de una fórmula tan volátil. Era necesario analizar a los personajes para comprender el brutal trabajo de los tres actores protagonistas. No solo Steve Carell deja aquí su mayor esfuerzo interpretativo hasta la fecha, sino que Channing Tatum y Mark Ruffalo también alcanzan un nivel que deja sin palabras. La intensa preparación física de medio año es solo la punta del iceberg del titánico trabajo llevado a cabo por Tatum y Ruffalo para dar vida a los hermanos Schultz. Un rodaje tan alienante como el de 'Foxcatcher' podría haber quebrantado la moral de muchos actores, pero ese ambiente tan árido impuesto por Bennett Miller en el set sirvió para dejarnos tres interpretaciones para la memoria. Las peleas reales tienen verdadero poder visual, aunque el momento en el que Channing Tatum rompe un espejo con la cabeza, sin ningún tipo de truco de por medio, realmente demuestra la intensidad de ese rodaje, que puede palparse en la pantalla en cada fotograma.

Pero es precisamente esa intensidad infatigable la que provoca que la película sea demasiado distante. Es muy difícil empatizar con personajes tan intrincados y difíciles de descifrar como estos. Lo anterior puede no ser un impedimento si la historia en sí te apasiona, pero al estar todo sustentado en los protagonistas, hay momentos en los que tanta crudeza puede resultar algo asfixiante. El trabajo de Miller tras las cámaras también es digno de mención, muy pocos directores podrían haber hecho esta película o al menos haberla hecho así. La personalidad que demostró hace una década con 'Truman Capote' se mantiene vigente aquí y más viva que nunca. La templanza en la narración, centrada totalmente en los personajes y en su desarrollo interno, no se desboca en ningún momento, gracias esa sobriedad, 'Foxcatcher' adquiere un ritmo característico que puede no ser llamativo todo el tiempo, pero que es capaz de mantener la intriga. Aunque como he dicho anteriormente, tal nivel de complejidad no es apto para todos los públicos, no estamos ante una película de gran estudio que puedes ir al baño durante la proyección, volver, y no haberte perdido nada. Aquí hay que prestar verdadera atención, no tanto a los actos sino a la lucha interna de los personajes, que se percibe gracias a unos fantásticos actores y un director que no dejó nada al azar.

Foxcatcher

Caras nuevas

Que un actor de comedia salte al drama no es ninguna novedad, pero lo que hace Steve Carell en esta película realmente hace que te olvides del jefe de 'The Office' y básicamente de cualquier personaje suyo que pudiera dibujar una sonrisa en tu cara. En 'Pequeña Miss Sunshine' ya no quedó margen de duda sobre la habilidad interpretativa de Carell en el ámbito del drama, pero en 'Foxcatcher' consigue que no quieras cruzártelo en la vida e inquieta de una manera que parece totalmente natural, y eso es precisamente lo que más impresiona, cómo se hace totalmente con el papel desde el primer momento y va evolucionando con él a lo largo del metraje. Mark Ruffalo no tiene nada que demostrar a estas alturas, un actor capaz de interpretar en tan poco tiempo papeles tan diferentes como los de 'Begin Again', 'The Normal Heart' y ahora el de 'Foxcatcher', lo tiene todo para triunfar en su profesión, y eso está haciendo y muy merecidamente.

Pero el cambio de registro que menos atención ha levantado en el circuito de premios es probablemente el más meritorio. Channing Tatum puede que no sea el Cary Grant de su generación, pero si hace un par de años alguien hubiera dicho que este chico estaría trabajando hoy en día con los mejores directores del mundo, las puertas del manicomio habrían estado abiertas para ese visionario. Los hermanos Coen y Quentin Tarantino han contado con él para sus próximos proyectos y seguramente tomaran esa decisión después de ver 'Foxcatcher'. Su implicación con la película a nivel emocional provoca no solo que no desentone entre tanto talento, sino que sea parte activa del impacto del film. Tatum realmente sabe actuar, no es un simple producto más de Hollywood, y ser capaz de aguantarle una escena a un aterrador Steve Carell da buena prueba de ello.

Channing Tatum

La oscuridad y la complejidad que rodean a 'Foxcatcher' pueden ser difíciles de asimilar para buena parte del público, pero hay que reconocer el valor de tratar de reflejar lo que pasa por la cabeza de un campeón que no se siente como tal y de un esquizofrénico y opulento hombre aislado de la realidad de la vida. Quien vaya a ver esta película, basada en hechos reales, por ver una trama de hermanos luchadores al estilo de 'Warrior', se dará con un canto en los dientes, porque en 'Foxcatcher' las peleas no se libran físicamente, sino que, al igual que nos ocurre a todos en la vida real, tienen lugar en las peligrosas mentes de los protagonistas.

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