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CRÍTICA

'El viaje más largo': Un amor apresurado

Scott Eastwood y Britt Robertson protagonizan la nueva adaptación de una novela de Nicholas Sparks, autor de 'El diario de Noa'. En cines el 8 de mayo.

Por Laura Català Sánchez 7 de Mayo 2015 | 09:17

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'El viaje más largo' tiene todos los ingredientes que cabe esperar en una película como esta: chico conoce a chica, chico y chica se enamoran y el resto ya lo podemos imaginar. Esta cinta, dirigida por George Tillman Jr, cuenta el flechazo entre Luke (Scott Eastwood), un montador de toros que tras una grave lesión prepara su vuelta, y Sofía (Britt Robertson), una sofisticada estudiante universitaria a la que le apasiona el arte. Sin embargo, hay un pequeño problema: la joven se marchará en dos meses a Nueva York para iniciar sus prácticas.

El viaje más largo

Hasta aquí tenemos lo que sería la historia principal de la película, que al igual que todas las adaptaciones de novelas de Nicholas Sparks está protagonizada por una pareja y su romance. Pero en 'El viaje más largo' entra un segundo elemento de peso: Una nueva pareja utilizada como recurso en favor de la primera, pero que en realidad pasa a un primer plano para el espectador. Y es que la historia de amor entre Ruth (Oona Chaplin) y Ira (Jack Huston), es la que verdaderamente quieres seguir conociendo a medida que se intercala con la trama principal.

El objetivo de este recurso es inspirar a los protagonistas a luchar por su amor a pesar de las dificultades y los obstáculos intentando hacer un paralelismo entre sus relaciones que resulta inverosímil ya que ambas parejas comparten el tiempo en pantalla y mientras que una te cuenta el periplo de dos personas a lo largo de toda su vida en común y te da tiempo a creerte toda la historia, los otros llevan juntos como cinco minutos y no se entiende ese intento de crear una unión entre ambas cuando el ritmo al que se sucede el hilo del presente es mucho más lento que la trama del pasado.

Un relato del pasado contado por su anciano protagonista (Alan Alda) a través de una recopilación escrita de sus recuerdos: resulta imposible no acordarse de James Garner leyendo a Gena Rowlands la historia de amor entre Noa y Allie contada en su diario. Una muestra más de cómo tratan de emplear fórmulas de éxito para conseguir algo para lo que no da este pretencioso argumento. Es más, a pesar de la química existente entre Eastwood y Robertson, éstos no tienen nada que hacer contra Chaplin y Huston, ya que sus relaciones no se pueden comparar y, precisamente, eso es lo que intentan hacer.

El viaje más largo

En cuanto a la fotografía, el vestuario cobra mucho protagonismo a la hora de crear las diferentes imágenes entrelazadas del presente y pasado. Los sombreros, camisas y botas de cowboy, los exteriores bucólicos con caballos y toros, los interiores sureños y la banda sonora, compuesta íntegramente por música country, contribuyen a lograr ese ambiente vaquero de rodeos y ranchos que tiene como escenario Carolina del Norte en la trama del presente. Por otra parte, la ropa y el maquillaje que llevan los actores en la historia contada en las cartas hacen que viajes a los años 40 al principio y al resto de épocas según van recorriendo su vida.

Un amor que pretende ser como los de antes

La premisa de encontrarnos ante dos jóvenes de mundos totalmente opuestos y con objetivos enfrentados que imposibilitarían su relación nos deja ante un final bastante previsible, a la par que carente de la emoción que pretenden imponer durante toda la película, en lugar de hacer que verdaderamente se produzca. Intentan vender la historia del amor verdadero que no puede dejarse escapar porque pasa una vez en la vida y el espectador no la compra porque te quedas frío y no terminas de empatizar con unos personajes que parecen dispuestos a renunciar a todo en pro de una relación que apenas acaba de comenzar.

Y es que a pesar de sus más de dos horas de duración, los protagonistas se quedan sin tiempo para conectar con él público. No sólo porque tengan que repartiese la pantalla con la historia de Ira y Ruth, que llega bastante más que la principal, sino porque el tiempo es insuficiente incluso para que en pocas semanas se produzca entre ellos una relación tan intensa como la que, sin éxito, intentan transmitir al espectador.