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CRÍTICA

'Con la magia en los zapatos': Cuento de Navidad derretido

La nueva cinta de Adam Sandler hace aguas por intentar abarcar en su historia más de lo necesario, dejando paso a situaciones inconexas.

Por Carlos Manuel Hernández Fernández 22 de Mayo 2015 | 11:00

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Con el buen tiempo más cerca de lejos, es momento también en la cartelera de encontrar títulos que invitan más a la risa fácil y buscar el aire acondicionado en los cines, que sumergirse en una historia densa de invierno. Este tipo de público es el que parece buscar 'Con la magia en los zapatos', el último intento de comedia de Adam Sandler, el cual plantea un argumento que bien podría ser de película navideña, pero al que al poco que se le da calor acaba haciendo aguas.

Con la magia en los zapatos

El argumento del filme nos cuenta la historia de un solitario reparador de zapatos que un día, gracias a un viejo artilugio familiar, comenzará a ver el mundo desde las perspectiva de sus clientes, dándole la habilidad, literalmente, de encarnas a estas personas. Poco a poco empezará a experimentar con este extraño don y las cosas irán también complicándose.

La historia tiene un punto original de cuento de Navidad, pero que una vez adentrados en su viaje, el camino que se va trazando según avanza la historia se desvía tan sobremanera de lo que podría haber sido, que simplemente se acaba convirtiendo en un popurrí de situaciones a la cual más ilógica. Es en este punto donde más pierde este filme, en intentar complicar una fantasía que en un primer punto parece simpática, pero que según van ocurriendo las diferentes escenas, se aleja más de lo que quería contar para convertirse en un cajón de sastre de géneros en busca de agradar a todo el panorama de espectadores, cosa que no consigue.

Veo en la interpretación de Sandler un intento por estar más comedido, y lo logra en buena parte del filme, haciendo que su personaje resulte al principio más cercano y agradable. El error lo encuentro cuando su figura es personalizada por otros actores cuando se pone sus zapatos y se convierte en ellos, ya que no se mantiene del todo el espíritu del actor, lo que hace que algunas de estas personificaciones sean realmente lejanas a lo que el señor Sandler estaba creando hasta el momento. Es falta de unión en el proceso del actor hace que me despegue poco a poco de su personaje, lo cual hace que me ocurra lo propio con la historia que cuenta.

La aparición de actores de la talla de Steve Buscemi o Dustin Hoffman es más bien testimonial, ya que sus aportaciones no dejan de ser más publicitarias que de verdadera entrega, y pese a que alegra verles en pantalla, sus textos no están a la altura de su talento. Los momentos cómicos, o presuntamente cómicos, no están muy cuidados o marcados, y en mi caso no consiguieron sacar nada más allá de alguna media sonrisa, pero nada de carcajadas, sobre todo porque la linealidad del argumento se rompe cada dos por tres y no por motivos cómicos, si no por querer abarcar más de lo que se puede.

Con tantos frentes abiertos, la manera de cerrar los flecos que tiene el guión son cuanto menos chapuceros, y más allá de una recta final donde todo intenta tener una vertiente mágica y filosófica y es imposible enterarse de nada de lo que está pasando por estar todo metido por calzador, en el resto del metraje aparecerán subhistorias de la nada simplemente para dar más peso a lo contado.

Con la magia en los zapatos

El que mucho abarca...

Desde amor hasta violencia gratuita, las situaciones se van sucediendo las unas con las otras sin tener un recorrido previo, y muchos de los actos del protagonista ni si quiera tendrán una repercusión real en su vida. Vale que esto no sea una película que quiera mostrar realismo, pero con ello se podría haber llegado a situaciones similares a las que plantea sin caer en complicaciones extras.

En definitiva, siento que si a este filme se le hubiera dado una planteamiento más humilde y realista, hubiera sido una buena comedia mágica donde algo muy pequeño pudiera ir a más y ser cuanto menos simpático. En su lugar se ha preferido ir a lo magnánimo y buscar el enredar las cosas por enredarlas para así tener más situaciones extrañas que contar al espectador y que este no se aburra, aunque claro, sin tener coherencia alguna las unas con las otras y siendo un popurrí al fin y al cabo metido con calzador, lo que encuentro es una película de navidad derretida por estrenarse en verano.