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PRECRÍTICA

'Cuatro vidas', efectismo pseudofilosófico

Nueva película de histotrias entrecruzadas protagonizada por Kevin Bacon, Julie Delpy, Brendan Fraser, Andy Garcia y Sarah Michelle Gellar.

Por Óscar Martínez 19 de Septiembre 2008 | 09:36

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La ópera prima de Jieho Lee cuenta con un reparto considerable, conformado por Kevin Bacon, Julie Delpy, Brendan Fraser, Andy Garcia, Sarah Michelle Gellar, Emile Hirsch y Forest Whitaker entre otros.

La historia de 'The air I breathe' está inspirada en un antiguo proverbio chino que divide la vida en cuatro emociones: la felicidad, el placer, el dolor y el amor. De este modo, dichas emociones quedarán reflejadas en las historias de un hombre de negocios que apuesta todo lo que tiene en una carrera de caballos, un gángster que descubre que puede ver el futuro, una cantante de música pop víctima de un jefe del crimen, y un médico que debe salvar la vida de su gran amor, antes de que algo terrible ocurra.

Sin duda alguna, las historias cruzadas (o corales, como cada cual prefiera), están en boga: como ya he dicho y repitiré hasta la saciedad, Robert Altman marcó un antes y un después con su maravillosa 'Vidas cruzadas', si bien el boom actual de este tipo de relatos entrelazados surgió tanto con la hiperbólica 'Magnolia' de Paul Thomas Anderson, como con la también notable 'Amores perros', debut de un Alejandro González Iñarritu que repitiría junto a su guionista Guillermo Arriaga la misma fórmula en '21 gramos' y 'Babel', en una regla de tres que le valiera también a Paul Haggis para triunfar en los Óscar con 'Crash'.

Efectismo pseudofilosófico

'The air I breath' trata de seguir su misma estela, si bien se presenta más bien como un vástago menor, un título algo advenedizo procedente de la generación MTv que, a través de un impacto sensorial instantáneo -aunque efímero- pretende atraer este tipo de historias mínimas de concepción global a un público, si cabe, todavía más amplio.

La ópera prima de Jieho Lee se basa en un ritmo atropellado, una cámara inquieta y una persistente (y persuasiva) banda sonora para alcanzar el efectismo rápido y directo, dejando, por desgracia, a un lado la propia historia. De este modo, los cuatro fragmentos de orden cronológico inverso que constituyen 'The air I breathe' tratan de calar hondo en la sensibilidad del espectador sin profundizar en exceso ni en las historias ni en los personajes, constituyendo cuatro entramados de débil mensaje pero de notable poderío visual.

La felicidad, el placer, el dolor y el amor en los que se divide 'The air I breathe' carecen de verdadero empaque si nos centramos en el contenido propiamente dicho y dejamos a un lado su cámara videoclipera y su música apocalíptica, cuya omnisciente melodía es clara heredera de las sugestivas bandas sonoras compuestas por Clint Mansell para los films de Aronofsky; es por ello que la película de Jieho Lee no es más que un compendio de artificios, respaldados, todo hay que decirlo, por unos actores solventes en líneas generales (en especial Kevin Bacon, Andy Garcia y Forest Whitaker) cuya experiencia les sirve para sacar petróleo de un guión exíguo en el que sus personajes apenas sí evolucionan, y en el que sus vidas se encuentran interconectadas entre sí por una maniquea casualidad que flirtea con descaro con la causalidad.

Así pues, 'The air I breathe' es un producto efectista y efectivo, de sensaciones fáciles y pseudofilosofía moral, que en realidad no aporta absolutamente nada al espectador aparte de una hora y media de entretenimiento instantáneo enmascarado bajo una pátina de sensacionalismo y aparatosidad.