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PRECRÍTICA

'El niño con el pijama de rayas', buen intento

La adaptación del popular best-seller de John Boyne queda en poco más que un buen intento en compraración con el sinfín de posibilidades que ofrecía su idea original.

Por Óscar Martínez 26 de Septiembre 2008 | 09:29

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'El niño con el pijama de rayas' es una adaptación de la popular novela escrita por el irlandés John Boyne, que será estrenada en primicia mundial en la 56ª edición del Festival de San Sebastián, para llegar pocos días después a nuestras carteleras, el 26 de septiembre.

Dirigida por Mark Herman y protagonizada por David Thewlis, Vera Farmiga, Rupert Friend, Cara Horgan, Asa Butterfield y Amber Beattie, la película nos sitúa en Berlín, en el año 1942. Bruno tiene nueve años y desconoce totalmente el significado de la Solución Final y del Holocausto. No es consciente de las pavorosas crueldades que su país está infligiendo a los pueblos de Europa. Todo lo que sabe es que su padre ha ascendido en su trabajo y que ha pasado de vivir en una confortable casa de Berlín a una zona aislada en la que no hay mucho que hacer y sobre todo nadie con quien jugar. Pero todo cambia cuando conoce a Shmuel, un chico que vive una extraña existencia paralela al otro lado de la alambrada y que, como todos los que habitan allí, viste un uniforme similar a un pijama de rayas.

Por la vía rápida

A pesar de experimentar cierta sobreexplotación, cabe reconocer que el amplio abanico de lecturas y connotaciones que nos ha ofrecido, ofrece y ofrecerá el marco de la Segunda Guerra Mundial en general y el Holocausto judío en particular, nos han brindado grandes joyas del cine, inclusive (o particularmente) en los últimos tiempos; títulos como 'La lista de Schindler', 'El pianista', 'La vida es bella' o 'El hundimiento' nos han retratado tan deleznable capítulo de la historia de la humanidad desde puntos de vista radicalmente opuestos, ofreciéndonos un dilatado crisol de perspectivas que se completa o, mejor dicho, se amplia, con esta 'El niño con el pijama de rayas'.

Por desgracia, la película de Mark Herman no cumple ni de lejos las expectativas depositadas en ella, resultando un filme ordinario que se ve incapaz de aprovechar las inmejorables posibilidades que le brinda la particular aproximación del irlandés, recayendo tanto en tópicos y paradigmas del género como en una constante búsqueda de la sensibilidad del espectador: dicha búsqueda de la emotividad por la vía rápida se hace patente ya en los primeros compases de la película con la plañidera banda sonora a cargo de James Horner, constatándose con la forzada eclosión dramática de personajes como el lugarteniente Kotler o Pavel, erigiéndose la cotidianidad familiar enfocada desde el prisma infantil se erige como el único acierto de la película.

Lamentablemente, el retrato de los diferentes acontecimientos desde la lógica de la inocencia (desde el orgullo filial por el ascenso del padre a las inexplicables razones que pueden llevar a un hombre a abandonar la práctica de la medicina para dedicarse a pelar patatas, pasando por el curioso juego que obliga a los habitantes de la granja a vestir siempre en pijama) son poco más que puntuales conatos de ingenio, principalmente como consecuencia de una decepcionante falta de profundización en cualquiera de sus muchas posibilidades.

Y es que el principal handycap de 'El niño con el pijama de rayas' radica en el simplista retrato de sus protagonistas, personajes generalmente arquetípicos apenas esbozados cuya particular progresión se nos antoja forzada y monótona; en realidad, es probable que el verdadero problema recaiga más concretamente en las propias interpretaciones, pues las evoluciones psicológicas y dudas morales de los principales personajes son más que obvias, si bien tan sólo en contadas ocasiones llegan a inducir verdadero dramatismo a la película, a excepción quizá del personaje interpretado por Vera Farmiga y del inevitable impacto psicológico que supone el desenlace final.

Nadie pone en duda que la intención de Herman haya sido la misma que la de Boyne, es decir, enfocar una temática eminentemente adulta como es la Shoah desde la inocencia de la perspectiva infantil a modo de fábula, pero desgraciadamente el producto final termina convirtiéndose en una mescolanza inapropiada para unos y desabrida para otros.

En resumidas cuentas, 'El niño con el pijama de rayas' es un filme relativamente original y emotivo, si bien carece tanto de garra como de profundización, quedando en un bello aunque inacabado esbozo.